viernes, 31 de julio de 2009

Love will tear us apart



Preciosa versión del 'Love will tear us apart' de Joy Division hecha por Susanna and The Magical Orchestra.

The Unfinished


Traducción del famoso artículo sobre David Foster Wallace escrito por D.T. Max para el New Yorker. Vale la pena leerlo, no sólo porque ofrece un punto de vista interesante sobre la obra, la vida y la muerte de DFW, además de avanzar algo de su novela inacabada que se publicará póstumamente, sino también porque es un perfecto ejemplo de lo que tendría que ser el periodismo, realmente bien escrito.

miércoles, 29 de julio de 2009

'La plenitud de la señoritat Brodie' de Muriel Spark


En las primeras páginas 'La plenitud de la señorita Brodie' me estaba mosqueando muchísimo. La señorita Brodie era tan estúpidamente ridícula que me estaba poniendo de los nervios y encontraba el estilo repetitivo de lo más irritante. Al final lo pillé: la señorita Brodie era ridícula a propósito y el estilo era repetitivo a propósito. Había sido víctima de una contraportada engañosa. 'La plenitud de la señorita Brodie' no era una versión en femenino de 'El club de los poetas muertos', era una sátira cortante y escurridiza. La señorita Brodie es una solterona liberal, una maestra excéntrica, una esnob ignorante, una egocéntrica narcisista que está maravillada por los desfiles fascistas de Mussolini y Hitler. Por supuesto sus métodos de enseñanza poco ortodoxos son mirados con recelo por el resto del profesorado, cosa que a ella le va de perlas porque le permite hacer el papel de mujer avanzada a su tiempo perseguida por los estrechos de miras, cuando en realidad no hay nadie tan estrecho de miras como ella.

La señorita Brodie selecciona seis de sus alumnas, las invita a té en su casa, las lleva de excursión y las instruye para que lleguen a ser la creme de la creme. Las seis seleccionadas entran en la escuela secundaria y dejan de tener como maestra a la señorita Brodie pero siguen quedando con ella para tomar el te y ella les sigue influyendo. El tiempo pasa y las chicas consiguen irse librando de la influencia de la señorita Brodie, algunas más que otras. Y al final una de ellas acaba tricionándola y la señorita Brodie se obsesionará en descubrir quién ha sido. No os preocupéis que no he desvelado nada escencial, lo de la traición se cuenta ya en las primeras páginas y es que uno de los mayores aciertos de este libro es el uso del tiempo: con constantes saltos hacia adelante para volver hacia atrás para luego volver al mismo sitio del futuro para contarnos una vez más lo que ya nos había contado pero añadiéndole un poco más. Y así contínuamente. Sabemos toda la historia desde el principio pero lo bueno es ver como se va desarrollando poco a poco. La progresión de este libro es magnífica, elegante, impacable.

Este libro no se lee para identificarse con los personajes, se lee para disfrutar con el sentido del humor retorcido y la lengua viperina de Muriel Spark, pero aún así a mí me ha encantado que sea un libro sobre chicas que crecen (¡hay tan pocos de estos!), porque a pesar de que los personajes de las seis chicas son totalmente planos (intencionadamente), sus experiencias genéricas son las de todas las chicas que crecen y es facilísimo reconocerse en ellas: el descubrimiento del sexo, la excitación al empezar la secundaria, el encuentro con el excibicionista, el profesor de arte, etc. Es una lectura maravillosa, divertida, inteligente, y deliciosamente ambigua y sutilmente perversa.

lunes, 20 de julio de 2009

'Los monederos falsos' de André Gide


'Los monederos falsos' de André Gide tiene jovencitos con uniforme que asisten a un internado. Esto es lo principal. Pero seguro que, a parte de éste, tiene otros méritos. Dejad que lo piense, porque tiene que tenerlos. Siempre que leo un libro lo primero que siento es si me gusta o no. Es sólo después que intento buscar las razones por las que el libro en cuestión me ha gustado o no. Primero me llevo una impresión y luego la analizo. Me es imposible hacer el camino inverso: primero analizarlo y después decidir si es bueno o no, que para mí es lo mismo que decir si me gusta o no. Esto conlleva un problema que no se puede ignorar por más que lo intente. Acabo dando como razones por las que me gusta un libro sus características intrínsecas y me ocurre a veces que las mismas características hacen que a veces me guste un libro y a veces odie otro.

No sé si me explico bien, pero esto es lo que me ha sucedido con 'Los monederos falsos' y probablemente me sepa explicar mejor con este ejemplo concreto. Para empezar, en 'Los monederos falsos' hay un personaje (Edouard) que está escribiendo una novela titulada 'Los monederos falsos' y hay abundantes reflexiones metaficcionales a propósito de la naturaleza de la novela que estamos leyendo. Los personajes son sólo personajes, creados únicamente para ser los agentes de una serie de acciones y conversaciones. Las conversaciones son unas conversaciones largas y pedantes que nunca tendríamos en la vida real. Y la forma en que las vidas de los personajes se cruzan es rebuscada (todos están relacionados con todos) e inverosímil, típica de culebron con hijos y amantes secretos por doquier. Aquí la palabra clave es "inverosímil". No es sólo que parece que a Gide no se fije lo más mínimo en si su obra es verosímil o no, sino que parece que se haya propuesto hacer una obra lo más inverosímil que pueda.

Cualquiera de estas características por si sola haría que mi cara se contrayera en una mueca de disgusto. Sin embargo, en 'Los monederos falsos' no es sólo que la metaficción y la inverosimilitud no me hayan molestado, es que creo que la novela no podía haber sido escrito de otra forma, esta metaficción y esta inverosimilitud son dos de sus más grandes virtudes. Y cuando me pasa algo así, lo único que puedo hacer es encogerme de hombros y decir que hay recursos que a veces funcionan y a veces simplemente no funcionan y que yo no me siento capaz de saber decir qué es lo que los hace funcionar y qué es lo que no. En una de las conversaciones sobre la novela que estamos leyendo y que Edouard está escribiendo, éste nos dice que quiere hacer una novela que sea toda artificio, nada realista, una novela teórica y abstracta, que haga que los lectores digan "¡Por Dios, esto nunca pasa en la vida real!", pero que sin embargo haga que los lectores se vean totalmente reconocidos en las escenas y los personajes que describe. Y efectivamente Gide consigue esto. Es imposible no leer el capítulo (¡oh, qué capítulo más magnífico!) del reencuentro en la estación de Edouard y su sobrino Olivier y no verse reconocido en la imposibilidad de los dos de decir lo que sienten y de comprenderse el uno al otro. ¡Oh, magnífico!

Edouard dice que su novela no tiene argumento, pero en realidad no es exactamente así. Edouard dice que su novela no tiene tema, pero en realidad habla de tantísimas cosas: conflicto generacional, relaciones entre padres e hijos, amor, sexo, amor platónico versus sexo, adulterio, homosexualidad, religión, cinismo, suicidio, masturbación, culpabilidad, y por supuesto literatura. Pero diría que en último término de lo que habla 'Los monederos falsos' es del bien y del mal. Como las monedas falsas, todos los personajes aparentan algo que no son, pero cuando se acaba descubriendo qué son realmente pierden todo su valor. Todos los personajes, como las monedas, tienen una cara oscura. En último término, la moraleja de esta obra es que debemos luchar contra nuestro lado oscuro. Pero, aunque sea una obra moral, evidentemente la moralidad de Gide es diferente a la moralidad al uso, conviene decirlo.

Los personajes básicamente se dividen en adolescentes o preadolescentes y ancianos. Por más que Edouard tenga 38 años es un adolescente porque se comporta como tal. Los ancianos representan un mundo que se extingue, el mundo en que la bondad y la pureza de los niños no era una falacia, y son numerosas las escenas en que los ancianos les cuentan a los niños lo buenos que son mientras a estos niños se les escapa la risa o en las que alguno de los ancianos cree que Edouard es más bueno de lo que en realidad es y éste se muere de vergüenza y sentimiento de culpa. Es una obra profundamente y extenuadoramente cínica. Cruel y lúcida. Me encanta que sea tan lúcida y cruel como para llegar a proponer que, mientras que los adultos nos dicen que tenemos que ser buenos, en algunos círculos lo que realmente se valora es la maldad. El cinismo llega a quotas altísimas.

Cuadro con los personajes sacado de aquí.


Magnífica obra. Echaré de menos el cinismo de Armand, la lucidez de Edouard, el angst de Olivier, la rebeldía de Bernard, el trágico pequeño Boris, el patético viejo La Pérouse, la maldad sin escrúpulos del conde Passavant, la maldad con escrúpulos del fanfarrón de Georges, la cobardía del fanfarrón de Phiphi, la amistad entre Olivier y Bernard, el amor, la admiración y la necesidad que hay entre Edouard y Olivier, tantas, tantas, tantas cosas... De las mejores novelas (francesas o no) que he leído.


martes, 14 de julio de 2009

'Los cosacos' de León Tolstoi

El joven Tolstoi el 1848, a los 20 años.


Como parece que nunca reuniré la fuerza de voluntad suficiente como para enfrentarme a 'Anna Karenina', opté por leer 'Los cosacos', que también es de Tolstoi pero que tiene como 800 páginas menos. Se trata de una obra de juventud con elementos autobiográficos. Olenin es un jovencito de veintipocos años que es el típico jovencito que tanto prolifera en las novelas rusas del siglo XIX, un jovencito que ha leído demasiado, ha bebido demasiado y ha seducido demasiadas doncellas virginales y/o esposas insatisfechas, un jovencito que a los 20 años ya se considera viejo y que hace gala de un nihilismo de lo más tierno. Asqueado por todo, Olenin decide alistarse al ejercito e ir tan lejos de Moscú como sea posible.

Y así es como termina en un pueblo de cosacos y pronto quedará seducido por su estilo de vida más simple y más puro. Sí, la clásica distinción "ciudad y civilización = mala y corrupta" versus "campo y mundo rural = sencillo y bueno". Pero la cosa no termina aquí. Olenin se viste como un cosaco y adopta su estilo de vida: se levanta cuando sale el sol y se va a cazar hasta que se pone el sol y luego empina el codo. Rehúye la vida de jarana que hacen los otros soldados que, como él, se han instalado en el pueblo. Y los otros soldados no entienden por qué demonios quiere llevar una vida como la de los cosacos, pudiendo divertirse en fiestas y flirtear con jovencitas del pueblo. Los rusos no lo entienden, pero los cosacos tampoco: por más que se vista como ellos y haga como ellos, no deja de ser un ruso. Y los cosacos lo miran con desconfianza, de hecho prefieren el comportamiento de los otros rusos, porque con estos es más fácil sacárles dinero y/o bebida. Y sí, Olenin efectivamente es ruso y, por más que se propone entregarse a un amor puro y desinteresado a la naturaleza y a toda la humanidad, al final acabará enamorado de una forma no tan desinteresada.

Al libro, en mi opinión, le cuesta un poquitín arrancar y a veces da la sensación que es simplemente una novela costumbrista, sin nada más detrás. El tema de un personaje entre dos mundos que no acaba de encajar en ninguno, que no puede disimular lo que es ni dejar el pasado atrás a veces parece que está solo esbozado. Sin embargo, está ahí y es lo mejor del libro. Y es que 'Los cosacos' es una obra de juventud que apunta maneras. Con una intención moral (típico en Tolstoi) y con voluntad de trascender. Y realmente bien escrito y estructurado. Con personajes tópicos, pero bien dibujados y que fácilmente se hacen entrañables. Y con una plástica y detallista descripción de la vida de los cosacos, a veces idealizada y a veces llena de prejuicios, pero siempre interesante.

jueves, 9 de julio de 2009

'La maravillosa vida breve de Oscar Wao' de Junot Díaz



Cuando en una novela te interesan más las notas a pie de página sobre historia dominicana que no la novela en sí es que está fallando algo. Hay una escena en la magnífica serie 'Freaks and geeks' en la que Bill (el mayor geek del reino) le dice a su amigo Neal (otro geek) que no quiere jugar al juego de la botella porque no quiere ver la cara de decepción que pondrá la chica cuando vea que le ha tocado besarlo a él. Está claro que quién escribió esta escena sabía exactamente lo que era sentirse un nerd, un bicho raro, un marginado. No esperaba que 'La maravillosa vida breve de Oscar Wao' fuera la bomba, pero esperaba que hubiera unas cuantas escenas así, que describieran con humor y melancolía lo que es no encajar en el instituto, que hicieran del libro un libro simpático. No esperaba que Oscar Wao fuera la bomba, pero tampoco esperaba que fuera una novela sosa, previsible, torpe e intranscendente. Sí, Oscar Wao es un nerd, pero es un nerd tan tópico, descrito de una forma tan superficial, que más que escrito por otro nerd, parece escrito por un bully. Nunca sentí ni la más mínima empatía por Oscar. Me pareció un pozo de autocompasión y estupidez inaguantable. Me cayó tan mal que incluso yo tenía ganas de zurrarlo.

El libro se puede titular 'La maravillosa vida de Oscar Wao', pero en realidad Oscar no es el único protagonista, en realidad se trata de la narración de la historia tres generaciones de una misma familia. (¿Por qué todos los escritores de hoy en día creen que para escribir una gran novela tienen que escribir una saga familiar?) La intención es que la novela sea una tragedia y nos quiere hacer creer que la familia de Oscar Wao sufre una maldición. No cuela. Muchos muertos (y muchas palizas) no equivalen a una tragedia. Además, para tener una tragedia deberíamos sentir que los personajes a través de su sufrimiento se ennoblecen y ganan en profundidad, algo que en esta ocasión no pasa ni de coña. Lo de la maldición tampoco cuela, porque todas las desgracias que les pueden pasar a los personajes son más por culpa de su estupidez y de su exceso de confianza que de otra cosa. En los tres casos pensé: "Sí, la vida es muy dura y se tiene que comer mucha verdura, pero os está bien empleado". Puede parecer que soy una bruja sin compasión, pero es que, lo repito, los personajes eran tan planos que me fue imposible creérmelos. Sí, Trujillo fue muy malo, pero esta novela es ridículamente ambiciosa, nada divertida y torpemente estructurada y escrita. Es una novela que desde casi al principio adivinas todo lo que va a pasar, pero nunca te engancha de la forma suficiente como para llegar a querer saber cómo pasará lo que adivinas que va a pasar. Es de esas novelas que me hacen perder la fe en la literatura contemporánea.

sábado, 4 de julio de 2009

Mixtape: Hoy estoy muy pop





01. Cloetta Paris - Broken Heart Tango
02. The Field Mice - This love is not wrong
03. The Haywains - Jukebox
04. Zipper - Cremallera - Hoy estoy muy pop
05. The Popguns - Someone you love
06. Liechtenstein - Stalking Skills
07. The Garlands - Throw away this day
08. Loveletter - Penelope
09. Death by Chocolate - AB&C Part Two
10. Girlfriendo - 12
11. 50.000.000 Elvis fans can't be wrong - Amelia
12. Manel - La gent normal

'Dos inglesas y el amor' de Henri Pierre Roché


Jean Pierre Roché no escribió su primer libro hasta los 74 años. 'Dos inglesas y el amor' es su segunda novela y, como la primera ('Jules y Jim') también parte de un hecho autobiográfico y también trata de un triángulo amoroso, en este caso el que se establece entre un joven (mimado) francés y dos hermanas inglesas. Pero también en cierto modo trata del triángulo que se establece entre amistad, amor y sexo, y como es muy difícil combinar estas tres variables al mismo tiempo y con una misma persona.


Estamos en 1899 y Claude está haciendo reposo, porque se fastidió los ligamientos precisamente haciendo alarde de la fuerza de sus rodillas, cuando conoce a Anne Brown, una chica inglesa que está pasando unos días en París. Claude enseña a Anne mejorar su francés y ella le enseña a él a mejorar su inglés. Anne dice a Claude que debe conocer a su hermana, Muriel, porque todo el mundo dice que es una chica maravillosa. Una vez recuperado, Claude va a Inglaterra para conocerla. Pero entonces es Muriel quién está convalescente por haberse fastidiado los ojos leyendo demasiado. Una vez recuperada, Muriel, Anne y Claude se empiezan a conocer e inevitablemente se hacen amigos.


Alguien le dice a Claude que se va a enamorar de Muriel. Él lo niega, remarca que él las quiere a las dos, tiene miedo que el amor acabe destruyendo la amistad, como al fin pasará. Y el principal problema es que Claude realmente las quiere a las dos y, a pesar de todo, o precisamente por esta razón, no puede quedarse con ninguna. Claude las quiere a las dos, pero los celos, la envidia, la entrega, el arrepentimiento, las dudas y el sacrificio se acaban infiltrando en el trío e imposibilitando la felicidad para todos. Sí, es una obra sobre amistad, amor y sexo, pero también una obra sobre personajes que descubren a otros pero también a sí mismos. Sí, es una obra sobre la búsqueda del amor, pero también sobre la búsqueda de la satisfacción intelectual. Es una obra que rebosa literatura, no sólo porque los personajes leen, se recomiendan libros y escriben, sino porque se nota que quién la ha escrito ha leído y ha amado mucha literatura.


Es un libro que tiene muchísimas escenas inolvidables, pero hay una que me encantó: un amigo de las hermanas Brown le pregunta a Claude qué ve en ellas, porque son dos jóvenes inglesas muy corrientes, y él se encoge de hombros. Lo mismo les pasa a ellas: Claude es el típico niño mimado francés. Y es que nuestros amigos no lo son porque tengan características extraordinarias sino porque con ellos hemos compartido una serie de experiencias que nos han marcado. Se trata de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Lo mismo pasa con el amor. Aunque, en el caso del amor, los tres protagonistas nunca acabarán de encontrarse con la persona adecuada en el momento adecuado. Sus historias de amor no acabaran de funcionar nunca por cuestiones de desajustes horarios.


'Dos inglesas y el amor' está formada exclusivamente por los diarios y las cartas de los tres protagonistas, cosa que hace que ésta sea una obra extraodinariamente sincera e intimista. El estilo de Henri Pierre Roché es preciso y evocador. Es una novela preciosa. Es vitalista y a la vez melancólica. Es nostálgica y a la vez optimista. Es pura vida. Es auténtica literatura. Es una maravilla de libro.