viernes, 14 de enero de 2011

'Brooklyn' de Colm Tóibín


Se da la casualidad que tanto la portada del último libro que leí en el 2010 (Brooklyn) como la contraportada del primero que leí el 2011 ('El rector de Justin' de Louis Auchincloss) comparaban el libro que presentaban con Henry James. No soy ni mucho menos experta en Henry James pero mientras veo acertada la comparación en el segundo caso, en el primero simplemente no estoy de acuerdo. A Brooklyn’ de Colm Tóibín creo que le falta el aire intelectual, auto reflexivo y algo ensimismado del estilo de Henry James. Pero una comparación desafortunada no convierte en malo a un libro. ‘Brooklyn’ cuenta una historia mínima, un retazo de vida de una mujer anónima, una trama lineal y sencilla y en cierto sentido casi banal, pero está escrito de una manera tan delicada, cuidada y límpida que supera las limitaciones que una premisa tan simple podría suponer.

La protagonista de ‘Brooklyn’ es Eilis una chica irlandesa algo tímida e insegura que deja su familia y marcha a Nueva York a trabajar en una tienda en un puesto que le ha buscado un cura irlandés, que además le ha asegurado que en Nueva York hay lugares que están llenos sólo de irlandeses y que allí podrá vivir como si estuviera aún en Irlanda. Pero las cosas no son tan sencillas porque Eilis se siente sola y echa de menos a su familia, sus amigas, su pueblo, y al principio parece que nunca podrá dejar atrás este sentimiento de añoranza que la hace profundamente infeliz. Ésta probablemente es mi parte favorita de la novela, pero también me encanta el ambiente de la casa donde Eilis ha alquilado una habitación, las envidias y las pequeñas intrigas con las otras chicas. Y luego la parte en la que Eilis vuelve a Irlanda y lo encuentra todo igual pero a la vez un poco diferente, sin darse cuenta de quién ha cambiado es ella, y todo es tan lejano y a la vez tan cercano.

‘Brooklyn’ es prácticamente una novela de formación, porque Eilis crece, madura, pierde inseguridades y timidez, gana en libertad e independencia, se forja su propia vida, y todo este proceso está muy bien narrado. No hay nada que chirríe. Pero es una obra con un ritmo lento a propósito y, aunque nunca se hace pesada, tuve la sensación de que le faltaba algo. Quizás algo de intensidad y de pasión. Es una obra demasiado comedida, algo que quizás es su mayor virtud pero también su mayor defecto. No es una novela extraordinaria, pero sí que es una novela agradable que se lee con placer.


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