Nina Berberova fue una escritora rusa que tuvo que exiliarse
después de la Revolución,
malvivió unos años en Paris (donde tuvo que pasar por otra guerra, una
ocupación alemana y otra posguerra de propina), y luego se volvió a exiliar a
Estados Unidos. Allí, al fin, las cosas mejoraron un poco, fue profesora
universitaria y siguió escribiendo, pero prácticamente sin publicar. Al final,
en sus últimos años, llegaron las publicaciones, las traducciones y el éxito.
Tarde, pero llegaron.
Sus personajes comparten con ella una vida azarosa por culpa
de las circunstancias históricas, las dificultades del exilio y los sinsabores
de una vida de penalidades. Yo diría que su obra es un poco una mezcla de la de
Jean Rhys y la de Irène Némirovsky, porque de la primera tiene algo de su
tristeza y de la segunda parte de su crudeza.
Lo primero que leí de Berberova fue un libro que recopilaba
dos relatos largos: ‘La acompañante’ y ‘El lacayo y la puta’. Es lo más duro y
cruel que he leído de ella. Ahí demuestra tener una visión pesimista del género
humano que no tiene nada que envidiar a la de Némirovsky. ‘La acompañante’
narra la relación entre una chica que no ha tenido nada en la vida y una mujer
que lo ha tenido todo; la primera se dedica a tocar el piano para la segunda,
que es una famosa cantante. Es una relación llena de admiración, envidia y
odio, todo a la vez; una relación malsana, con un sutil erotismo soterrado. Por
su parte, ‘El lacayo y la puta’ es protagonizado por una mujer sin blanca que
deambula por los bares de Paris (un poco como las protagonistas de las novelas
de Jean Rhys), esperando encontrar algún hombre que le pueda dar algo de
dinero.
Después leí ‘La peste negra’, que es otro libro que recopila
otros tres relatos suyos. El tercero es un cuento pseudo futurista que no sé cómo
encajar en su producción y que me parece totalmente olvidable. Pero los otros
dos son auténticas joyas. Protagonizadas otra vez por exiliados rusos en Paris
que luchan por sobrevivir contra las adversidades, están llenos de tristeza sin
esperanza. Son realmente sobrecogedores, a la vez que sobrios.
Y lo último que he leído de Berberova ha sido ‘Las damas de
San Petersburgo’, libro que recoge dos cuentos, que me ha parecido que tenían
un toque clásico a lo Chéjov. Estos aún
están ambientados en Rusia, en los confusos primeros días de la Revolución y de la
guerra civil. Las protagonistas son dos mujeres que se encuentran solas en un
lugar ajeno y rodeadas de desconocidos, que pasan por un momento realmente
difícil (que incluye enfermedad y/o muerte) y viven en sus propias carnes el
egoísmo de la gente que no moverá ni un dedo para ayudarte ya que todo el mundo
sólo procura por si mismo.
Empecéis por lo que empecéis de Nina Berberova yo diría que
no os va a decepcionar. A mí aún no me ha decepcionado y tengo intención de
seguir leyendo más cosas de ella, todas las que pueda, porque capta a la
perfección sentimientos como la melancolía, la tristeza, la soledad y la
crueldad. Es realmente una delicia.
2 comentarios:
Con esa última frase me has ganado para la causa. Desconocía por completo a Etgar Keret y a Berberova, así que gracias por adelantado por ambos descubrimientos.
De nada! Un placer! Espero que te gusten... :-)
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