viernes, 7 de marzo de 2014

'Las almas juzgadas' de Miklós Bánffy



'Las almas juzgadas' de Miklós Bánffy es la segunda novela de la llamada Trilogía Transilvana (después de 'Los días contados', que fue la primera). En esta continuación volvemos a tener un gran fresco de la sociedad y la política húngaras de principios de siglo, justo antes de la primera guerra mundial. Sigue habiendo adulterios, un amago de duelo, amores condenados al fracaso, chismosas y chismosos, corrupción, intereses partidistas y/o personales que pasan por encima de los intereses del país, hipocresía política, etc. Pero ya no es como en la primera novela, en la que descubríamos un mundo nuevo y nos sorprendía por su riqueza. Para bien y para mal esto es una continuación, que por supuesto proporciona mucho placer leer, pero ya no es como la primera vez.

Los protagonistas siguen siendo dos primos: un idealista enamorado de una mujer casada y un noble arruinado que en el pasado había sido un prometedor músico pero que ahora se ha lanzado en una caída libre hacia la autodestrucción. Por supuesto, a mí me interesa muchísimo más el segundo, pero Bánffy opina lo contrario. A mí me gustaría que se nos describiera mucho más al detalle este proceso de envilecimiento que ya no tiene vuelta a atrás y que se intuye que va a acabar fatal, pero Bánffy no es un Dostoievski; es más bien un Tolstoi.

Así, al ser un Tolstoi (como el de 'Guerra y paz') opta por retratar con todo detalle los entresijos de la política húngara. Podemos ver como los diferentes partidos se pelean por nimiedades y lo único que les interesa es conservar el poder y no cumplir con su deber político, mientras que en Europa se van agudizando los malos rollos que llevarán a la guerra, cosa que en el parlamento húngaro se ignora olípicamente. Y las peleas de patio de colegio que protagonizan los políticos acaban desinteresando del todo a la sociedad, que está completamente decepcionada y ya pasa de ellos. Pero el primo idealista, que tiene su escaño de diputado, también acaba decepcionado, porque ve que todos sus intentos de introducir mejoras para el pueblo acaban en nada.

Algo de lo que más me ha gustado (y por segunda vez) de Miklós Bánffy es la colección de secundarios que nos presenta. Esta vez, a parte del primo autodestructivo, me ha gustado mucho el marido que está al borde de la locura: en la primera novela me pareció un villano de opereta, pero en esta ocasión es descrito con más profundidad y, aunque sea mala gente, he acabado entendiéndolo y empatizando con él. También hay muchas mujeres de carácter fuerte, como la viuda que se encarga sola de su granja, o la gran heredera que tiene las ideas claras, o la señora que va saltando de amante en amante pero que no puede olvidar el único que realmente amó y aún sufre por él, etc. Y me gustaría que tuvieran más protagonismo. Pero bueno, esto es algo que suele pasar en las novelas escritas por hombres.


Bánffy es un narrador nato; tiene una habilidad magnífica para envolverte en su historia y sus frases fluyen de manera rítmica y envidiable. Creo que mi escena favorita de la obra es una en que unos galanes trasnochados contratan a unos músicos, se suben a un carro y van a dar serenatas a las mujeres de las que creen estar enamorados. No pasa nada esencial, nada que aporte información nueva y relevante a la trama de la novela, pero está descrito de una manera preciosa y delicada que hace que se te quede grabado en la retina como si lo hubieras vivido en primera persona. Y esto es magnífico.  


4 comentarios:

Mar dijo...

Hay algunos pasajes que, como tú apuntas, aunque no aporten nada a la trama, se te engarzan en el alma. Nunca es la misma experiencia para cada lector y cada uno la revive a su manera.
Aprovechando que hablas de Dostoiesvky y Tolstoi, el año pasado me leí ‘Ana Karenina’ y este año quería leer algo más de un autor ruso (normalmente leo escritores británicos y necesito salir de mi zona de confort). Por las entradas que he ido leyendo en tu blog, veo que en ese sentido tú me llevas bastante ventaja. ¿Me podrías recomendar algo :)?

¡Saludos!

Núria dijo...

¡Hola Mar!

Yo aún no he conseguido leer Anna Karenina. Es que no soy muy de Tolstoi, soy más de Dostoievsky. Así que te recomendaría Crimen y castigo, que es un clásico y engancha mucho y es brutal.

Aunque también tengo que recomendar el Eugene Oneguin de Alexander Pushkin, que está en mi top5 de libros favoritos. Es una novela en verso sobre un cínico redomado que se retira al campo y conoce a un joven idealista y a una chica que ha leído muchas novelas sentimentales. Y tiene una ironía deliciosa, pero a la vez es muy melancólico, y es que es genial.

Saludos!

Mar dijo...

He colgado en mi blog una lista de libros que quiero leer y 'Crimen y castigo' se encuentra entre los retos de este año.
El de Eugen Onegin me lo apunto.

¡Gracias y saludos!

Núria dijo...

Creo que definitivamente Crimen y Castigo te va a gustar. Ya contarás qué tal :)