miércoles, 6 de mayo de 2009

'Camino de Los Ángeles' de John Fante


'Camino de Los Ángeles' es la primera novela de John Fante, la primera aparición de Arturo Bandini. Fue escrita entre 1933 y 1936, pero fue rechazada y no se publicó hasta después de la muerte de Fante. Se nota que es una novela escrita por un joven lleno de rabia que utilitza la literatura para escupir su rabia en todas y cada una de las páginas que escribe, y en todas y cada una de las páginas que escribe se nota también que quiere ser un "escritor polémico", pero a la vez se nota que quiere ser sincero antes que nada, se muestra tal como es sin ningún tipo de (auto)censura, con todo el patetismo que esto conlleva. Ciertamente se podría definir como 'El guardián entre el centeno' para los jóvenes de los años 30. Y por otra parte, es muy divertido en su grotesco patetismo. Aún así, si Fante sólo hubiera cultivado este tipo de libros no estaría entre mis escritores favoritos. He echado de menos esa ternura tan sutil típica de Fante. Aquí es imposible sentir simpatía por el protagonista. Y también he echado de menos alguna evolución del personaje y/o una reflexión final también marca de la casa (como las que hay implícitas en 'La hermandad de la uva' o 'Mi perro Idiota', que para mí siguen siendo lo mejor de Fante). No es que los libros con personajes con los que sea imposible empatizar y que encima no evolucionen tengan que ser malos, porque 'Camino de Los Ángeles' no lo es, sólo que no está entre mis obras favoritas de Fante.

En esta ocasión, Arturo Bandini tiene 18 años y va saltando de oficio a oficio, abandonándo su puesto de trabajo cuando se le cruzan los cables, porque en realidad él es escritor, un gran escritor, por más que lo que se dice escribir, escriba poco. Arturo vive con su madre y su hermana (¿soy sólo yo o la relación entre Arturo y su hermana estaba realmente llena de subtexto incestuoso?) Arturo es un misógino egomaníaco, un sociópata violento. Arturo utiliza adjetivos ridículamente grandilocuentes y mira con desdén a todo el que lo rodea. Y lo más importante: Arturo está tan lleno de sí mismo que es incapaz de ver que es ridículo. Com siempre en Fante, algo de lo que más me ha encantado es como el presunto ateísmo del protagonista choca con su sentido de culpabilidad cristiano. Y hay escenas muy divertidas: la masacre de los cangrejos, la vomitona en la fábrica de conservas, la destrucción de su colección de fotos de chicas, cuando sigue a una mujer que ni conoce por varias calles convencido de que se ha enamorado, el argumento de su primera novela (y también el de la segunda), etc. Y está escrito con una fuerza y un vigor que se contagian. Es un libro que es puro nervio. Pura energía. La lástima es que esta energía no esté canalizada de una forma más satisfactoria.

John Fante de jovencito trabajando de camarero, como Arturo Bandini


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