lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Felices Fiestas!



- Ilustración de Milena Jarjour

'Mrs.Bridge/Mr.Bridge' de Evan S.Connell




En realidad ‘Mrs.Bridge/Mr.Bridge’ son dos novelas independientes que Evan S. Connell publicó con diez años de diferencia. Las dos se centran en la vida en una casita con jardín de una familia de clase media-alta con tres hijos y una criada negra, pero una lo hace desde el punto de vista de la mujer, la perfecta ama de casa (desesperada), y la otra desde el punto de vista de su marido, un adicto al trabajo. Las dos están formadas por capítulos brevísimos, que pueden parecer simples escenas cuotidianas y banales, pero que en realidad cuentan muchísimo de unos personajes y cierto estilo de vida. 

El problema es que ‘Mr.Bridge’ no está a la altura de su predecesora. Puede que sea porque ya a priori suelen interesarme más los personajes femeninos que los masculinos, pero no creo que sea sólo por esto que la personalidad del señor Bridge me pareció mucho menos interesante que la de su mujer. Es cierto que en esta segunda novela se ahonda más en el racismo, los prejuicios de clase y la paranoia hacia todo lo diferente de una época y/o una clase social, lo cual a priori la haría más interesante, pero el señor Bridge es un personaje plano (no tanto porque esté mal descrito sino porque simplemente es una persona plana), es un agarrado orgulloso adicto al trabajo que quiere compensar con dinero el afecto que no sabe dar a su familia. Y la novela va insistiendo una y otra vez en esto, capítulo tras capítulo, con lo cual acaba haciéndose terriblemente repetitiva y, por lo tanto, insulsa. 

‘Mrs.Bridge’ en cambio me pareció una novela excelente. Es cierto que la señora Bridge de por sí tampoco es nada del otro mundo: no es que sea muy inteligente y lo único que parece preocuparle es transmitirles a sus hijos las normas de comportamiento y educación que su madre le enseñó a ella. Pero a la señora Bridge los días se le hacen muy largos, porque con los niños en el colegio, el marido en la oficina y una criada que hace toda la faena de la casa, a ella no le queda nada por hacer. El nombre de pila de Mrs.Bridge es India y a ella siempre le ha parecido que este nombre tan exótico no liga con su personalidad. Es una mujer conciliadora, en cualquier situación social, siempre es la primera en salir para poner paz, pero no sabemos si es por su bondad o porque simplemente no soporta las escenas. 

A la señora Bridge nunca se le pasa por la cabeza rebelarse contra el papel que se le ha adjudicado (como sí que le pasa a su amiga Grace Barron, un personaje secundario pero interesantísimo, porque ella sí que es una verdadera ama de casa desesperada y depresiva), pero aún así la señora Bridge ansía algo que no sabe que es, se dice que tiene que haber algo más, y lo intenta con el español, con la pintura, con las obras de caridad, pero nada puede satisfacerla. Otro de los problemas de la señora Bridge es que se da cuenta de que no acaba de comprender a sus hijos, ve que se van alejando cada vez más de ella, y no puede hacer nada para evitarlo. Y así van pasando los años y ella cada vez se siente más sola. Y así, a base de detalles y anécdotas, acaba creándose una novela magnífica, con una protagonista no menos magnífica.

jueves, 6 de diciembre de 2012

'Cosas transparentes' de Vladimir Nabokov




Se llama ‘Cosas transparentes’ pero este libro se puede calificar de cualquier cosa antes que “transparente”. Confieso que hay partes que no sé de qué iban, y que probablemente parte del significado general se me ha escapado. El estilo de Vladimir Nabokov nunca es simple pero aquí llega a unos límites de ofuscación nada desdeñables. En todo caso es puro Nabokov y hay muchas de sus obsesiones recurrentes: tenis, niñas precoces, literatos cultos y grises, un asesinato, coincidencias caprichosas, etc. 

El título viene de una teoría que dice que en cada objeto se van sobreponiendo una serie de recuerdos y que si examinamos dicho objeto podremos ir quitando capas y a la vez trazando la historia de este objeto hasta su creación y también la historia de los que han estado relacionados con dicho objeto. Con las personas pasará lo mismo, digo yo. Creo que Nabokov nos quiere decir que las personas también estamos formadas por capas de recuerdos, por memorias que evocan ciertos hechos del pasado que a la vez evocan otros hechos de un pasado aún más remoto y así hasta el infinito. El tema de la memoria es otra obsesión recurrente en Nabokov, por supuesto. 

¿Queréis que hable del argumento? Lo intentaré. Es la historia de un editor y sus viajes a Suiza. La primera vez que viajó a Suiza fue con su padre de vacaciones y más tarde lo hizo para reunirse con un escritor que tenía que editar (un escritor que es la otra cara del protagonista, o quizás sean directamente la misma persona, yo qué sé). Fue en Suiza donde se enamoró y la última vez que viaja allí las circunstancias han cambiado drásticamente, trágicamente. La gracia está en que los recuerdos de estos viajes van sobreponiéndose, sobreimpresionándose unos encima de los otros. Y así pasa con todos los personajes: todo les recuerda a otra cosa que les recuerda a otra cosa. Como un juego de espejos.

Nabokov es siempre Nabokov y, aunque haya algunas partes en que todo parezca un galimatías y otras en que todo parezca una simple sucesión de hechos intranscendentes, también hay pasajes de una belleza sin igual, porque Nabokov hace magia con las palabras. Es interesante ver cómo nos acaba contando que vivimos siempre en el pasado y que todas las acciones y cosas son un reflejo de otras acciones y cosas. Aún así, no lo recomendaría para empezar con Nabokov ni para seguir con él después de haber leído ‘Lolita’ (que es por donde la mayoría de gente suele empezar, incluso servidora hace ya mucho tiempo). Pero a los que estén acostumbrados y les gusten los juegos que Vladimir propone al lector, éste también les atrapará.