jueves, 31 de diciembre de 2009


¡Feliz 2010 a todos los que os tomáis la molestia de pasaros por aquí de cuando en cuando!


martes, 29 de diciembre de 2009

Teaser tuesday: 'Pastoralia'


Aunque, ciertamente, recrearse en los problemas no los resuelve. Aunque, por otro lado pensar en ellos con actitud positiva tampoco los resuelve. Pero al menos te sientes positivo, lo cual es, o debería ser, ya se sabe, fortalecedor. Y la fuerza es buena. La fuerza me es necesaria en este momento. Me es necesario en este momento ser como una roca. Lo que necesito recordar ahora es que no tengo que resolver los problemas del mundo. No entra dentro de mis capacidades poder curar a Nelson, lo único que es necesario que haga es hacer lo que puedo hacer, que es que siga entrando el dinero, y para hacer que siga entrando el dinero es necesario que no pierda el ánimo, de manera que pueda seguir haciendo un buen trabajo. Es decir, que es necesario que evite recrearme con actitud negativa en los problemas en la oscuridad nocturna de mi Zona Separada, porque si lo hago, estaré cansado por la mañana y entonces podría hacer un mal trabajo, lo cual pondría en peligro mi capacidad para hacer que siga entrando el dinero, sobre todo si hay una Inspección Sorpresa, por ejemplo.

'Pastoralia'
de George Saunders
(pp. 40-41)
(traducción: Juan Gabriel López Guix)


lunes, 28 de diciembre de 2009

'Los posesos' de Albert Camus


'Los demonios' (a veces también traducida como 'Los endemoniados' o 'Los poseídos' o 'Los posesos') es probablemente mi novela favorita de Dostoievsky (a veces también escrito Dostoyevski o Dostoievski, o Dosto para los amigos). Parece que también era la favorita de Albert Camus, tanto que se propuso el reto de adaptarla para el teatro, algo que prácticamente era un suicidio, dada la extensión de la novela, la gran cantidad de personajes y tramas (tramas que al principio están alejadas pero se van cruzando hasta desembocar todas en un final redondo), y el peso de la reflexión filosófica que hay en el original. ¿Y cuál es el resultado? Pues para mí, un aprobado, pero nada más. Era muy difícil y Camus hizo un buen resumen, sin dejarse nada importante y captando el espíritu del original, pero sin la fuerza, el humor y la esquizofrenia del original. Supongo que es una obra sólo recomendable para completistas de Camus o de Dostoyevski.

Lo dicho, es un buen resumen, pero muchas veces lo que hace grande un libro son los pequeños detalles y yo he echado de menos muchos de estos. La verdad es que da la sensación que es una obra apresurada y metida con calzador dentro de los límites de los tres actos. Mejor leer el original de Dosto, pero si leéis la obra de Camus seguro que os entrarán ganas de leer el original de Dosto. La principal diferencia a mi modo de ver es que Camus está más interesado en la parte filosófica y nos presenta unos personajes angustiados que buscan sin éxito un sentido a su existencia, mientras que se olvida por completo de la reflexión política que hay en Dostoievsky, que es lo que a mí me fascina de verdad de la novela, que en el fondo se puede leer también como una sutil sátira política avanzada a su tiempo y totalmente válida hoy en día. El eslógan es el siguiente: Dostoievsky escribió la mejor sátira (anti)soviética, muchos años antes de que existiera la Unión Soviética. Y Camus pasa olímpicamente de esta lectura. Cada cual a lo que le interesa, supongo.

¿Y de qué va todo esto? Stavroguin es el típico héroe ruso carismático, del que todas las mujeres se enamoran y al que todos los hombres admiran, algunos con el servilismo de un lameculos y otros con la envidia llena de rabia de un amargado. Pero este pobre héroe, como siempre, está triste y ¿por qué esta triste nuestro pobre héroe? Pues porque no cree en nada pero le gustaría creer. Ay, pobrecito. Sin embargo, Stavroguin es un personaje que se deja arrastrar, el auténtico catalizador de la historia es Piotr Verhovensky, manipulador maquiavélico que se aprovecha del carisma de Stavroguin y la estupidez de unos cuantos revolucionarios para conseguir lo que quiere, que no es otra cosa que poder. Un personaje, para mí, mucho más fascinante que Stavroguin.

En Dostoievsky siempre me pasa lo mismo, me cuesta ver qué hay de tan extraodinario en estos héroes rusos quejicas que caen en gracia a todo el mundo y siempre me acabo interesando más por los secundarios. En este caso, Verhovensky, del que en la obra de Camus vemos poco, pero es que también eché de menos a otros personajes secundarios como la servicial y abnegada Dasha, la rebelde y orgullosa Liza, y sobretodo el pringado de Stepan Trofimovitz y Varvara Petrovna, y la relación que hay entre ellos, porque no están casados pero son como un matrimonio de muchos años, que la mayoría del rato no se soportan pero no podrían vivir el uno sin el otro. Pues eso, una versión correcta, pero a la que he echado en falta muchas cosas.


sábado, 26 de diciembre de 2009

Mi top 50 películas de la década


01. Fa yeung nin wa (Wong Kar-Wai, 2000)
02. Lost in translation (Sofia Coppola, 2003)
03. De battre mon coeur s'est arrêté (Jacques Audiard, 2005)
04. Eternal Sunshine of the spotless mind (Michel Gondry, 2004)
05. Le scaphandre et le papillon (Julian Schnabel, 2007)
06. Ghost World (Terry Zwigoff, 2001)
07. Inglourious Basterds (Quentin Tarantino, 2009)
08. La niña santa (Lucrecia Martel, 2004)
09. La belle personne (Christophe Honoré, 2008)
10. I heart Huckabees (David O. Russell, 2004)

11. Synecdoche, New York (Charlie Kaufman, 2008)
12. La pianiste (Michael Haneke, 2001)
13. Secretary (Steven Shainberg, 2002)
14. Zodiac (David Fincher, 2007)
15. The Dreamers (Bernardo Bertolucci, 2003)
16. Mulholland Drive (David Lynch, 2001)
17. The History Boys (Nicholas Hytner, 2006)
18. Punch Drunk Love (Paul Thomas Anderson, 2003)
19. Donnie Darko (Richard Kelly, 2001)
20. Capturing the Friedmans (Andrew Jarecki, 2003)

21. Yi yi (Edward Yang. 2000)
22. La science des rêves (Michel Gondry, 2006)
23. Tristram Shandy: A cock and Bull Story (Michael Winterbottom, 2005)
24. Anchorman: The Legend of Ron Burgundy (Adam McKay, 2004)
25. Le fabuleux destin d'Amélie Poulain (Jean-Pierre Jeunet, 2001)
26. Wonder Boys (Curtis Hanson, 2000)
27. Before Sunset (Richard Linklater, 2004)
28. Match Point (Woody Allen, 2005)
29. My life without me (Isabel Coixet, 2003)
30. 2 days in Paris (Julie Delpy, 2007)

31. The Royal Tenenbaums (Wes Anderson, 2001)
32. The rules of attraction (Roger Avary, 2002)
33. The shape of things (Neil LaBute, 2003)
34. The station agent (Thomas McCarthy, 2003)
35. Munich (Steven Spielberg, 2005)
36. Kiss Kiss Bang Bang (Shane Black, 2005)
37. Kissing Jessica Stein (Charles Herman-Wurmfeld. 2001)
38. La veuve de Saint Pierre (Patrice Leconte, 2000)
39. Up (Pixar, 2009)
40. Caché (Michael Haneke, 2005)

41. Wide Sargasso Sea (Brendan Maher, 2006)
42. Dancer in the dark (Lars von Trier, 2000)
43. Closer (Mike Nichols, 2004)
44. The man who wasn't there (Joel Coen, 2001)
45. Hors de prix (Pierre Salvadori, 2006)
46. The matador (Richard Shepard, 2005)
47. Whisky (Juan Pablo Rebella, 2004)
48. Miss Austen Regrets (Jeremy Lovering, 2008)
49. El ciclo Dreyer (Álvaro del Amo, 2006)
50. Pretty Persuasion (Marcos Siega, 2005)

miércoles, 23 de diciembre de 2009

martes, 22 de diciembre de 2009

Teaser Tuesday: 'Suite inglesa'


A esta primera impresión de melancolía se añadía una segunda más particular y que no anotaría si no fuera tan fuerte: Johnson se vestía con una negligencia extraordinaria. Su peluca, gris por completo y arrugada enl o alto de su cabeza, jamás estaba empolvada, y el lazo que retenía la coleta estaba sucio; además, esa peluca era demasiado pequeña. Es sorprendente que no dañase la gravedad del rostro que coronaba, porque nada en el mundo es más ridículo que una cara grande bajo un tocado que no lo es lo bastante. Un viejo ropaje marrón, que con el tiempo tomaba los tonos del orín y se surcaba de arrugas, recorría un torso enorme y golpeaba las pantorrillas de Johnson con sus pliegues interminables. Y por último, medias de lana negra, que este escritor distraído jamás se le había ocurrido estirar, resbalaban completamente arrugadas por las piernas macizas.

Tal y como se le apareció a Boswell, resultaba sin duda monstruoso, pero cuando abrió la boca para charlar, Boswell no vio ya nada más. La palabra de Johnson obró sobre él como los gestos de un mago; cautivó en seguida a esta alma adoradora y servil que buscaba un altra en el que quemar su incienso.

'Suite inglesa' de Julien Green (pp. 10-11)
(traducción: Jesús Aguirre)


domingo, 20 de diciembre de 2009

'En Grand Central Station me senté y lloré' de Elizabeth Smart


Cuando empiezas a estudiar literatura en la universidad siempre hay un profe que te cuenta que las fronteras entre géneros literarios son muy difusas, que a veces no se puede distinguir tan claramente a qué género pertenece una obra. Luego también te encuentras otro profe (o puede que sea el mismo) que te cuenta que las mujeres tienen una forma de escribir diferente a la de los hombres. Y no te presentan ninguna prueba, pero tú eres joven e idealista y no te cuesta ningún esfuerzo hacer el acto de fe que representa asumir estas teorías como verdaderas. Y el tiempo pasa y lees más y te vuelves más cínica y te empiezas a preguntar si muchas de las cosas que te han contado y has creído no son en realidad una falacia (otra bonita palabra que también aprendiste en la universidad). Pero tampoco es que te importe mucho y sigues leyendo y por fin aprendes a leer de una forma nueva, a medio camino entre la lectura evasiva (que practicabas antes de la universidad) y la lectura tomando notas en vistas de escribir un tedioso trabajo (que practicabas en la universidad). Y sigues leyendo. Y un día encuentras un libro que te hace ver que lo que te contaron puede que no sea siempre cierto, pero a veces puede ser cierto.

'En Grand Central Station me senté y lloré' de Elizabeth Smart es un libro escrito en prosa poética y en un estilo delicado y sensual que ningún hombre podría imitar aunque lo intentara (un estilo que me recuerda terriblemente al de Jeanette Winterson, pero también un poco al de Janet Frame, o Jean Rhys, o A.S. Byatt). Elizabeth Smart es una escritora canadiense que se trasladó a Londres para estudiar música. Allí, un día, como por azar, entró en una librería y compró un libro de poesía de George Barker, y se enamoró no sólo de los poemas sino también del escritor. Pasó un tiempo, por fin lo conoció y, a pesar de que él ya estaba casado, empezaron una relación tempestuosa de la que nacieron cuatro hijos. La relación se terminó, pero ella no dejó de amarlo. 'En Grand Central Station' se basa en esta relación. Es una obra en la que los hechos externos nos son dados en cuentagotas. Más que narrar hechos, describe sentimientos, prescindiendo de prácticamente todo lo externo. Así la narradora describe por los estadios que pasa en su relación amorosa: esperanza, sentimiento de culpa, alegría, plenitud, duda, decepción, miedo, alejamiento, rabia, tristeza, vacío, etc.

Es una obra desgarradora, que te hace creer en que la literatura no tiene límites, ni la belleza, ni la vida, ni el amor. Es de una belleza abrumadora, que a algunos puede llegar a agotar y que a otros puede provocar incluso hilaridad. Es un libro totalmente desanclado de la época en el que fue escrito, sus influencias se remontan a la poesía medieval, con tópicos literarios que van desde el "yo soy la más grande amadora que jamás ha existido" hasta el "los que nos rodean son unos materialistas que no pueden entender el amor y tienen envidia de nosotros". Es una obra hiperbólica y excesiva, pero también sincera y valiente. Leerla es sentir que alguien te ha hecho el maravilloso y precioso regalo de compartir contigo una parte tan íntima que crees no merecer. Es intensa hasta el paroxismo. Pero lo que es su mayor virtud, el hecho de ser tan intensa, tan particular, tan personal, es también el único "pero" que puedo encontrar, porque es tan "tan" que una no deja de tener la sensación que se está perdiendo mucho. Pero es una auténtica joya, una joya frágil que todo lector tiene que manipular con cuidado, porque es una joya con ángulos afilados y una se puede fácilmente cortar con ella.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Mi top 10 de series de la década (y 3)

05. Cambridge Spies (2003) Tom Hollander, Toby Stephens, Samuel West y Rupert Penry-Jones como espías británicos que trabajan para los comunistas es un sueño (erótico) hecho realidad. Historia de amistad, de amor, de espías que siempre están fingiendo, de espías que nunca pueden ser quienes son realmente, de la ilusión que todos tenemos cuando somos jóvenes, de las decepciones que sufrimos a medida que nos hacemos mayores. Una joya cinematográfica para descubrir.



04. Battlestar Galactica (2004-2009) Se suele vender esta serie como la serie de ciencia ficción que gustará incluso a los que no les gusta la ciencia ficción. Y probablemente sea cierto, porque en el fondo esta serie habla de política, religión, moral y justicia. Tiene sus defectos y a pesar de estos y de que el final no dejó satisfecho a prácticamente nadie, es una serie épica, más grande que la vida, en la que las cosas no son blancas o negras, con unos personajes complejos y momentos de gran intensidad emocional.



03. Rome (2005-2006) Esta serie lo tiene todo: violencia, sexo, intrigas, traiciones, asesinatos, muertes épicas, desnudos gratuitos... Magníficamente bien escrita, rodada e interpretada. Es impecable. Es épica.






02. Mad Men (2007-?) La ambientación, la realización, los personajes, las interpretaciones, todo es de una belleza abrumadora en esta serie protagonizada por agentes de publicidad del Nueva York de los 60. Todos los personajes son personas despreciables, pero son tan reales. Es un drama pero con grandes dosis de humor, especialmente el que surge de poner delante de nosotros una sociedad tan conservadora, clasista, racista y machista como la de los 60. A veces puede parecer que hay capítulos en los que no sucede nada, pero estos son en realidad los que más cosas cuentan. Una delicia.



01. Freaks and geeks (1999-2000) No es que sea la serie sobre adolescentes en un instituto más realista que se haya hecho jamás, es que es la única sobre adolescentes en un instituto que es realmente realista. Una comedia dramática perfecta, divertida a ratos, y a otros triste. Ambientada en los 80 tiene esa nostalgia y melancolía que se desprende de mirar atrás, pero aún así no se olvida de lo malo, de lo difícil que es encajar, de lo duro que es ser un geek o un freak en la adolescencia. Habla de crecer, de luchar por encajar y de acabar aceptándose tal como uno es. Una maravilla.


miércoles, 16 de diciembre de 2009

Mi top 10 de series de la década (2)

10. 'Strangers with candy' (1999-2000) Jerri Blank (Amy Sedaris) dejó el instituto, se fugó de casa, cayó en las drogas y en la prostitución, hasta que a los 40 años decide volver a empezar su vida ahí donde la dejó, así que decide volver al instituto. Serie de humor absurdo, de mal gusto, muy citable, que es una parodia de las series de instituto y de todos los clichés melodramáticos, pero también una sátira sobre la doble moral en temas como el alcoholismo, la virginidad, la anorexia, etc. Muy muy muy divertida.



9. 'Curb your e
nthusiasm' (2000-?) y 'Extras' (2005-2006) Pongo estas dos series juntas porque las dos tienen como protagonista un actor que interpreta a una versión de él mismo, un misántropo que mete la pata y acaba siempre escaldado. En 'Curb your enthusiasm', el co-creador de la mítica 'Seinfeld', Larry David, se mete en un montón de fregados. Como en 'Seinfeld', los guiones de los capítulos son como mecanismos de relojería, con tramas que se bifurcan, se cruzan, se alejan, para al final siempre coincidir en un golpe final brillante. Larry David, que se atreve a decir lo que muchos no nos atrevemos a decir, debería ser un héroe para todos los misántropos. En 'Extras' Ricky Gervais es un actor que se gana la vida trabajando como extra. En la segunda temporada de la serie obtendrá el éxito pero será por hacer una comedia cafre para palurdos. En cada capítulo sale un famoso interpretándose a él mismo en una caricatura con muy mala leche.



8. 'Garth Marenghi's Darkplace' (2004) Garth Marenghi (Matthew Holness) es un escritor, director, actor y visionario, egocéntrico y pedante, en los 80 realizó una serie titulada 'Darkplace' ambientada en un hospital donde ocurren fenómenos paranormales. La serie era tan revolucionaria y avanzada a su tiempo que nunca se llegó a emitir. Ahora se emiten por primera vez los episodios originales (con efectos especiales cutres, actuaciones pésimas, tramas ridículas, etc.) intercalando entrevistas al equipo que realizó esta serie. Parodia de la ciencia ficción de serie B pero también del cine pedante a lo Lars Von Trier. La serie de humor más valiente y rara que he visto en mi vida. Eso sí, le ves la gracia o no le ves la gracia. Así de simple.



7. 'Stella' (2005) Michael Showalter, Michael Ian Black y David Wain interpretan una versión infantilizada de ellos mismos. Siempre vestidos con trajes practican un humor idiota a partir de las premisas más insignificantes. Muchas veces se abusa de forma inadecuada de los adjetivos "absurdo" y "surrealista" para describir un tipo de humor (incluso yo misma caigo en esta equivocación, lo reconozco), pero esta sí que es una serie absurda y surrealista, imprevisible, con unos gags que a veces te hacen reír porque no hacen reír y ellos lo saben.



6. 'Green Wing' (2004-2006) Comedia británica ambientada en un hospital, pero no centrada en los casos médicos sino en la vida de las personas que trabajan ahí, a medio camino de la parodia de cualquier culebrón y de la parodia de cualquier sitcom. Humor absurdo, surrealista, combinación de gags físicos y verbales, a veces parece una serie de sketches pero unidos por un hilo argumental. Eso sí, siempre es sorprendente y totalmente imprevisible.

martes, 15 de diciembre de 2009

Teaser Tuesday: 'Sueños de Bunker Hill'


Iba a la biblioteca. Miraba las revistas, las fotos que traían. Un día me acerqué a los libros y saqué uno del estante. Era 'Winesburg, Ohio'. Me senté a una larga mesa de caoba y me puse a leer. De repente se me transformó el mundo. El cielo se me vino encima. El libro me conquistó. Me saltaron las lágrimas. El corazón me latía con fuerza. Leí hasta que me picaron los ojos. Me llevé el libro a casa. Leí más cosas de Anderson. Leí sin parar, y me sentí tocado en lo más hondo, y solo, y prendado de un libro, de muchos libros, hasta que el fenómeno se produjo con naturalidad, y me instalé con lápiz y papel y me puse a escribir, hasta que supe que no podía continuar porque las palabras no fluían como en Anderson, sino que se limitaban a caer como gotas de sangre de mi corazón.
'Sueños de Bunker Hill' de John Fante (pp. 59-60)

lunes, 14 de diciembre de 2009

'Mi top 10 de series de la década' (1)

Aviso: Esta es una lista totalmente personal y subjetiva.


Menciones honoríficas

'Black Books' (2000-2004): Comedia británica sobre el propietario de una librería misántropo y alcohólico (Dylan Moran), su ayudante buena gente pero de pocas luces (Bill Bailey), y su amiga que trabaja en la tienda del lado que desearía llevar una vida normal pero siempre se le acaban torciendo las cosas (Tamsin Greig). El secreto de la serie reside en el talento de estos tres actores y en la química que hay entre ellos. El acierto está en que cada uno de ellos representa un diferente tipo de humor (el humor agresivo, el humor absurdo y el humor de sitcom con enredos) y la mezcla funciona de maravilla.


'Flight of the Conchords' (2007-2009): El cuarto dúo de folk paródico más importante de Nueva Zelanda, formado por Bret y Jemaine, llega a Nueva York e intenta ganarse la vida con la ayuda de su mánager, Murray Hewitt, agregado cultural en el consulado de Nueva Zelanda. Las tramas absurdas se ven interrumpidas por la interpretación de canciones paródicas y brillantes. Una serie inteligente y realmente adorable, con una falsa ingenuidad de lo más tierna.


'Lost' (2004-2010): No es la serie más grande de la historia como muchos nos quieren hacer creer, pero tampoco es el bluf más despreciable de la historia de la televisión. Simplemente es puro entretenimiento muy bien empaquetado. Y esto no es nada malo. La trama no nos va a dar ninguna respuesta del sentido de la vida, pero sí que es un rompecabezas adictivo. Tiene sus defectos, pero se compensan por giros brillantes con algo ya de (auto)ironía.


'The Office US' (2005-?): Para muchos será un sacrilegio pero la serie americana me parece mejor que la británica. Ya no es lo que al principio era, una serie con un humor incómodo y unos personajes que odiaban su vida y sobre todo su trabajo, un serie que era divertida pero a la vez dolorosa de ver. Ahora es una sitcom mucho más típica y mucho más autocomplaciente, pero aunque a veces los personajes se han convertido en parodias de ellos mismos, los sigues queriendo, y el guión sigue siendo buenísimo, y de vez en cuando aún nos regalan capítulos redondos.


'It's always sunny in Philadelphia' (2005-?): Las desventuras de cuatro amigos, todos ellos seres humanos despreciables, rastreros y egoístas, que trabajan en un pub de Philadelphia. Normalmente no me gusta el humor políticamente incorrecto, no porque sea políticamente correcta, sino porque me parece que el humor políticamente incorrecto sólo pretende escandalizar y ser incorrecto y se olvida de ser divertido. No es algo que pase con esta serie, se atreven a hacer broma de cualquier cosa (fanatismo religioso, alcoholismo, aborto, cáncer, canibalismo, etc.), son políticamente incorrectos, pero antes que nada lo que pretenden ser es ser divertidos. Y lo son mucho.


'The Big Bang Theory' (2007-?): La serie que actualmente me hace más feliz. Las aventuras de cuatro amigos cerebritos y la vecina guapa de al lado que tiene los pies en la tierra. Lo sé, la premisa es horrorosa, pero es una serie deliciosa. Sheldon Cooper (físico brillante con síndrome de Asperger) es el pilar de la serie, lo reconozco. Sin él no existiría la serie, pero con él la serie es una delicia.

sábado, 12 de diciembre de 2009

'Me llamo Aram' de William Saroyan


'Me llamo Aram' es el segundo libro de William Saroyan que leo. Cuando me lo recomendaron por primera vez, me dijeron que si me gustaba John Fante (como efectivamente me gusta) Saroyan también me gustaría. Y ha resultado cierto. No es tanto que los dos escritores escriban sobre lo mismo sino que escriben de una forma parecida, con un estilo directo y eficaz, tienen un sentido del humor parecido, tierno pero a la vez irónico, y los dos hacen muestra de una pasión por la vida que se contagia al lector. 'Me llamo Aram' está formado por catorce relatos que son como viñetas de la infancia y primera adolescencia del propio Saroyan, así que el hecho de tener un personaje que unifica todas las historias le dan a este libro la unidad y la regularidad que eché un poco de menos en el anterior libro de Saroyan que leí, 'El joven audaz sobre el trapecio volante'.

Los cuentos de 'Me llamo Aram' son como pequeñas viñetas en forma de comedia que están llenas de vida. Aram es un niño de familia armenia que vive en Fresno, un lugar de mala muerte en el valle de San Francisco. Aram es como cualquier otro niño: no le gusta ir a la escuela, le encanta hacer pequeñas trastadas, quiere mostrarse más valiente de lo que realmente es delante de sus amigos, espera todo el año que llegue el circo a la ciudad y sueña con unirse a él cuando sea un poco más mayor, y por su aire distraído y su capacidad de soñar la maestra de escuela lo considera "uno de nuestros futuros poetas". Y también hay grandes secundarios. El narrador parece que tiene debilidad para describir a los excéntricos de la familia, los que son considerados medio locos, pero en el fondo nos damos cuenta que probablemente sean los más lúcidos. Aunque de todos los secundarios el que siempre roba todas las escenas es el abuelo Garoghlanian, que tras su fachada de cínico abuelo cascarrabias esconde un viejecito sensible y tierno. Es un libro adorable, pero ni mucho menos cursi o empalagoso.

'Me llamo Aram' es un libro tierno y divertido, pero no creáis que es sólo esto. Hay cuentos realmente preciosos, como 'Los Granados', sobre los intentos del tío soñador y excéntrico y de Aram de construir un jardin en medio del desierto. O también 'Los tres nadadores y el tendero de Yale' que en el fondo nos acaba contando que los más locos en esta vida son los más cuerdos, porque sólo los locos se lo pasan bien en esta vida. Y luego todo termina con dos cuentos no menos maravillosos, como 'Sabios consejos para el viajero norteamericano' y 'Un consejo para los descreídos' que nos dicen que, a pesar de las dificultades y la soledad, tenemos que encontrar formas de disfrutar de todas las cosas buenas que hay en la vida. Es un libro optimista, precioso, reconfortante. Una delicia.


martes, 8 de diciembre de 2009

'Una sonrisa, por favor' de Jean Rhys



Creo que Jean Rhys ya era una escritora que me gustaba antes de leer nada de ella. De hecho, lo primero que leí de ella, 'El ancho mar de los Sargazos', no me gustó tanto como esperaba, pero ella seguía gustándome como escritora más de lo que me pudieran gustar los libros que escribiera. El problema es que esperaba mucho de 'El ancho mar de los Sargazos', porque se trataba nada más ni nada menos que la narración del primer matrimonio del señor Rochester de 'Jane Eyre' con Antoinette Cosway (la loca del desván), porque se trataba nada más ni nada menos que de una reescritura des de una óptica feminista y postcolonial de un clásico de la literatura inglesa. La idea me pareció brillante, la ejecución no tanto, pero seguí queriendo a Jean Rhys, porque es una de esas escritoras (como Janet Frame) que tuvo una vida con la que me es imposible no identificarme, no tanto por lo que vivió sino por lo que sintió (o más exactamente por lo que sufrió).

'Una sonrisa, por favor' es la autobiografía inacabada que Jean Rhys empezó a escribir cuando tenía más de ochenta años. Y ahora ya puedo decir que adoro a sus libros (al menos un libro suyo) tanto como la adoro a ella. Jean Rhys nació el 1890 en Dominica, hija de un médico galés y una dama criolla de origen escocés. Se crió en una isla dividida entre blancos y negros, con una niñera que le infundió el miedo, con un padre que casi siempre estaba ausente y con una madre distante y a la que tenía miedo, con unos hermanos mayores que pronto se marcharon de la isla para seguir con sus vidas y con una hermana pequeña a la que nunca le pudo coger auténtico afecto por culpa de los celos. Gwen (que era su verdadero nombre) se convirtió pronto en una niña tímida, insegura, asustadiza, y solitaria. Todo esto lo cuenta Jean Rhys en esta autobiografía.

Rhys luego se fue a vivir a Inglaterra a estudiar, pero tuvo que dejar los estudios cuando murió su padre, así que empezó a trabajar como corista y luego como actriz en obras de teatro de segunda fila y como extra en películas de bajo presupuesto. En Inglaterra pasó frío y se sintió sola, supo que la tristeza ya no la dejaría en toda su vida, pero aún así intentó dejarla atrás y se fue a Paris con su primer marido, allí trabajó como institutriz, perdió un hijo recién nacido y estrechó su relación con el alcohol. Conoció a Ford Madox Ford y empezó a escribir cuentos bajo su tutela. Y ahí se termina la historia que narra 'Una sonrisa, por favor', pero no se trata de un final feliz, porque Rhys se fue hundiendo cada vez más en el alcoholismo y el rencor (que probablemente le venía de su primera época en Inglaterra cuando sus profes de interpretación la machacaban por no tener un acento británico puro y perfecto) y no empezó a ser reconocida (y aún de una forma fugaz e incompleta) hasta el final de su vida, hasta que a mediados de los sesenta escribió 'El ancho mar de los Sargazos'.

Aunque en 'Una sonrisa, por favor' no se mencionan muchas veces las palabras "tristeza" y "soledad", es sin duda de esto de lo que trata el libro. Es un libro profundamente triste, deprimente casi. A diferencia de muchas autobiografías, Rhys pocas veces mira al pasado con nostalgia, más bien lo mira con la conciencia de haber sido toda la vida una perdedora, pero sin caer nunca en la autocompasión. No se trata tampoco de una autobiografía al uso, más bien diría que se trata de una serie de episodios autobiográficos contados por orden cronológico. Rhys describe su vida a grandes pinceladas, contando no tanto los hechos estrictos sino las sensaciones y sentimientos que tuvo al largo de su vida. Es una obra muy triste, lo repito. Y muy bella, que quede claro. Y reconfortante del mismo modo en que es reconfortante saber que existen mujeres que (como yo) nunca han dejado del todo de ser niñas tímidas, inseguras, asustadizas y solitarias.

Cuando una la termina tiene la sensación que todas las relaciones que establecemos con las personas con las que nos cruzamos no son nada más que superficiales, impulsadas sólo por las circunstancias, con fecha de caducidad, porque en el fondo todos nos enfrentamos solos a nuestra tristeza. Y una se da cuenta que la vida no tiene sentido y que las casualidades más absurdas son las que le rigen. Jean Rhys se pasó muchísimos años sin prácticamente leer y empezó a escribir de la forma más curiosa. Se estaba hospedando en una habitación de lo más deprimente y había una mesa vacía que no soportaba ver vacía, así que decidió comprar algo y se decidió por unos cuadernos, sólo porque eran bonitos no porque tuviera ganas de escribir, pero una noche decidió escribir/vomitar todo lo que le había pasado en Inglaterra y así fue como empezó todo.


Teaser Tuesday: 'En Grand Central Station me senté y lloré'


Hace años, yo deambulaba melancólica por calles mal iluminadas, anhelando dolorosamente algo, no sabía qué, intentando pasar inadvertida, con mi ropa sin gracia y mis tacones torcidos: subrepticia y sigilosa, esperaba atrapar ese algo por sorpresa. Pero era entonces tímida y asustadiza, y aunque esperaba, no hallaba la fe. Imaginaba un pájaro en la mano, no este mar salvaje que me sacude como a los restos de un naufragio. (pp. 45-46)

Si camino deprisa por la calle, no es que esté jugando, con los transeúntes, a un jego que sólo existe en mi cabeza: es timidez, la misma que empuja a las modistillas a mirar nerviosamente afuera, medio escondidas entre los tristones visillos de encaje de sus habitaciones mal iluminadas, prefireiendo soñar junto a sus hornillos de gas y beber té aguado antes que someterse al brutal descubrimiento del mundo. Existen, sabes, mujeres así, y te diré que tratan los objetos con cuidado, como si fueran niños o animales. Pero no creas que el cielo las desdeña. Miles de ángeles suspiran tiernamente por ellas: y ahora mismo les están bordando faldas, y se preparan a enseñarles la rumba. (p. 80)

'En Grand Central Station me senté y lloré' de Elizabeth Smart
(traducción: Laura Freixas)

viernes, 4 de diciembre de 2009

Leyendo 'Submundo' (I)



Puede que lo que más me guste de Don DeLillo sea que habla de nuestro presente (o pasado) pero lo hace como si estuviera escribiendo una novela sobre un futuro distópico. Puede que la segunda cosa que más me gusta de Don DeLillo sea que sus novelas más que novelas son ensayos disfrazados de novelas. Y puede que la tercera cosa que más me gusta de Don DeLillo sea que sus protagonistas más que personajes individualizados son personajes que encarnan una idea de lo que significa ser un individuo en una determinada época; no sabemos nada realmente personal o íntimo de sus protagonistas, sólo conocemos sus costumbres y sobre todo lo que consumen. Sus novelas no son sobre la individualidad sino sobre la colectividad. Lo sé, características muy particulares que te hacen amarlo u odiarlo.

Ahora estoy leyendo 'Submundo'. 983 páginas. Todo un reto. Voy lenta y tampoco demasiado segura. La vida real tiende a interponerse en mis planes como lectora, así que no estoy muy convencida de conseguir terminarlo. El prólogo se me hizo algo cuesta arriba; la primera parte me ha encantado, ahí me he quedado por ahora. Hay un momento en que una artista de apariencia alternativa pero totalmente integrada en el sistema pregunta cuándo la vida se volvió tan irreal. Creo que ésta puede ser una constante de la novela. Sospecho que (entre otras cosas) 'Submundo' reflexiona sobre qué hay de realmente auténtico en nuestras vidas. Me temo que realmente poco, porque:

01. Muchos personajes parecen estar representando el papel que les toca: Brian (el amigo de Nick, el protagonista de al menos esta primera parte) imita el papel de padre preocupado; los empleados de Nick imitan la voz de sus jefes sin darse cuenta (algo que incluso a veces le pasa a Nick; se sorprende imitando la voz de un antiguo jefe suyo); en un isntituto se representa una parodia del apartheid y durante una jornada a unos estudiantes les toca hacer de negros y a otros de blancos; etc. En el fondo siempre finges que eres lo que realmente eres.

02. El arte es simplemente pop art subvencionado por el ejército y el gobierno; el arte es algo col·lectivo, no una experiencia individual. Siendo así es difícil que el arte pueda ser realmente auténtico.

03. Lo vemos todo desde la barrera: Nick va a ver con compañeros de trabajo un partido de beisbol, pero en lugar de sentarse en las gradas, ven el partido de lejos, a través de un cristal mientras comen; Nick escucha los recuerdos sobre él que explica su madre como si su madre explicara los recuerdos de otra persona diferente a él. Nada es auténtico, todo parece irreal.

04. Vivimos en la sociedad de consumo y la publicidad dicta patrones: una chica lleva tatuado el logo de Pepsi; para describir un verde no se opta por compararlo con la hierba sino con una lata de una bebida; la mujer de Nick es guapa como la mujer de las pastillas de jabón; etc. Nada es original.

05. Vivimos en una sociedad previsible, pero esto es lo que queremos. Queremos previsibilidad porque nos da seguridad. La tele da sensación de hogar, une la familia, y lo más importante: conocer de antemano las réplicas de la enésima reposición de una vieja sitcom de los 60 nos hace sentir seguros, tanto como dar nombre a los más nimios y triviales objetos y partes de objetos. No hay lugar para la originalidad.


martes, 1 de diciembre de 2009

Teaser Tuesday: 'Los posesos'


LIPUTIN:
¿Cómo que no es cierto? Me lo ha dicho Virginski en persona. Ha convertido a su mujer a nuestras ideas. Le ha demostrado que el hombre es una criatura libre, o que debe serlo. Así que su mujer se ha liberado y, después, ha notificado a Virginski que lo destituía del puesto de marido y, en su lugar, se quedaba con el capitán Lebiadkin. ¿Y sabe lo que dijo Virginski cuando su mujer le anunció la noticia? Pues le dijo: "Querida mía, hasta ahora sólo te amaba; ahora te respeto".

'Los posesos' de Albert Camus (p. 22)


lunes, 30 de noviembre de 2009

'Narraciones' de Franz Kafka



Las narraciones de Franz Kafka me gustan más que sus novelas, pero no tanto como sus diarios, cartas y escritos personales. Kafka es uno de mis escritores favoritos, uno con los que tengo una relación más especial e íntima, y también es uno de los que más me cuesta hablar. Cuando me siento a escribir una reseña sobre Kafka no sé nunca qué decir (y siempre acabo diciendo que no sé qué decir). Kafka se tiene que leer. Al explicarlo se pierde toda la magia y toda la fuerza. Pongamos como ejemplo el relato 'Ante la ley'. Va de un hombre que quiere presentarse ante la ley para reclamar justicia (nunca se nos dice qué exactamente). Ante la puerta hay un guardián que le impide el paso. Le dice que espere y el hombre espera y espera. Pasan los años y al fin muere. Antes de morir le pregunta al guardián por qué durante todo este tiempo nadie más se ha presentado y el guardián le dice que es porque esa puerta era sólo para él y que ahora la cerrará. Y está claro que este relato quiere decir lo que dice y mucho más, que es una alegoría de algo mucho más grande pero no sabemos exactamente qué e intentar explicar en voz alta lo que quizás quiere decir sería simplificarlo, porque nunca podremos abarcar todas las interpretaciones y toda la complejidad que reside en la simplicidad de las narraciones de Kafka. No me parece que sea justo soltar unos cuantos adjetivos (incluyendo kafkiano) intentando explicar cómo es Kafka y quedarme tan ancha, porque ni todos los adjetivos del mundo podrán describir lo especial para mí que es Franz.

La edición que he leído esta vez de las narraciones de Kafka no son las narraciones completas, sino las narraciones que Kafka publicó en vida o autorizó publicar (y salvar de la quema): el librito 'Contemplación', el relato 'La Condena', 'La Metamorfosis', 'En la colonia penitenciaria' y las colecciones 'Un médico rural' y 'Un artista del hambre'. La más floja es 'Contemplación', los relatos son algo torpes y blandengues, parecen más probaturas que otra cosa; de hecho Kafka le dijo su amigo Max Brod que no era necesario que quemara todos los ejemplares existentes porque sería demasiado trabajo (¡menos mal!), pero le pidió que no se reeditara nunca. Y dejando a parte el clásico de 'La Metamorfosis', mi favorito es 'Un médico rural'. Es el Kafka más angustiante y más desconcertante. Pura pesadilla. Y aún así nunca deja de tener cierto sentido del humor, incluso en los momentos más grotescos (especialmente en los momentos más grotescos). Creo que habla de relaciones de poder y sumisión y como estas relaciones envilecen tanto al sometido como al que somete. Sus relatos son secos y austeros, pero a la vez tan ricos.

Adoro también 'La condena', me parece una Metamorfosis en miniatura. Empieza como una narración más bien realista y costumbrista sobre las dificultades de escribir una carta y luego da un giro inesperado y magnífico y se convierte en un juicio en el que padre e hijo se acusan, nunca sabemos de qué, pero no importa. Lo que importa es la condena y como el hijo la asume sin protestar. También me encanta 'Un artista del hambre'. Sus cuentos, aunque no lo parezca, hablan de arte, literatura, márketing y del escritor como inadaptado social rechazado por intentar ser original y valiente. Creo. Quiero especialmente 'Una mujercita' sobre la relación de odio entre el narrador y una mujer que apenas le conoce. Kafka se adentra de manera brillante en la psicología de estos dos personajes, de una manera tan detallista y tan certera que produce vértigo. Creo que la grandeza de Kafka está en que habla de cosas universales desde un punto de vista personal, habla de la angustia que produce estar viva y ser un simple engranaje de algo mayor que no te tiene en cuenta, del dolor particular de todos y cada uno de nosotros porque todos y cada uno de nosotros está sometido a una serie de circunstancias y es víctima de cosas que no puede controlar.

Pero no olvidéis que he vuelto a fracasar porque Kafka es mucho más de lo que se puede decir sobre él.

martes, 24 de noviembre de 2009

Teaser Tuesday: 'Una sonrisa, por favor'

Teaser Tuesdays is a weekly bookish meme, hosted by MizB of Should Be Reading. Anyone can play along! Just do the following:

  • Grab your current read
  • Open to a random page
  • Share two (2) “teaser” sentences from somewhere on that page
  • BE CAREFUL NOT TO INCLUDE SPOILERS! (make sure that what you share doesn’t give too much away! You don’t want to ruin the book for others!)
  • Share the title & author, too, so that other TT participants can add the book to their TBR Lists if they like your teasers!




"Gussie, como yo, tenía el cabello rubio y liso, y los ojos también se parecían a los míos, solo que los suyos eran negros. Quiso hacerse amiga mía, acaso con la idea de que los marginados debían unirse, pero yo prefería marginarme sola y no quería saber nada de ella, aunque me producía un placer malsano intentar superarla en desaliño. Me soltaba el lazo y llegaba a casa con el cabello alborotado sobre la cara y los dedos manchados de tinta. Si el lunes me ponía un vestido limpio, el martes lo tenía arrugado y lleno de lamparones. La verdad es que lo pasaba muy mal, pero mi orgullo me desafiaba a presentar un aspecto peor cada día. Pese a todo, cuando llegaba a casa me adecentaba un poco antes de que me viese mi madre. Le tenía mucho miedo." (p.11)

'Una sonrisa, por favor' de Jean Rhys
(traducción:
Catalina Martínez Muñoz)


'El caballo amarillo. Diario de un terrorista ruso' de Boris Savinkov


“No me asusta morir. Ya conozco la sentencia que me espera, pero no me importa. Yo soy Boris Savinkov, el que siempre jugó a ambos lados de la barrera; Boris Savinkov, revolucionario y amigo de revolucionarios, juzgado ahora por vuestro tribunal revolucionario”



Éstas son palabras que el propio Savinkov utilizó para definirse en el discurso en su propia defensa que le permitieron hacer cuando fue juzgado por un tribunal revolucionario. Y ciertamente dan una idea que debe ser bastante aproximada sobre cómo fue su vida. Boris Savinkov, hijo de familia acomodada pero ya con ideas algo revolucionarias, tuvo una vida de película, con romances y aventuras incluidos: expulsado ya de la universidad por revolucionario, huyó a Ginebra donde entró en contacto con un montón de revolucionarios rusos, volvió a Russia y cometió varios atentados terroristas, la policía lo cogió y lo condenaron a muerte pero escapó, se fue a Francia, se hizo amigo de Picasso, Modigliani y Apollinaire entre otros, participó en la primera guerra mundial, después de la revolución rusa volvió a su país y acabó siendo ministro de la guerra, pero las cosas se torcieron y fue destituido y expulsado del partido, así que se pasó a la oposición armada y colaboró con el ejército blanco, finalmente lo cogieron, lo juzgaron y lo condenaron otra vez a muerte, pero le conmutaron la pena por diez años en prisión, aunque no cumplió ni un año porque murió tras caer por la ventana, aunque nunca se ha sabido si fue un suicidio o un asesinato.


‘El caballo amarillo. Diario de un terrorista ruso’ es una novela con toques autobiográficos y escrita en forma de diario. El protagonista es un terrorista ruso (obviamente) que se mueve con un pasaporte falso a nombre de George O’Brien. El libro narra los intentos de asesinar el gobernador general de Moscú por parte de una célula terrorista encabezada por George. George dice estar enamorado de Yelena, una mujer casada, pero se acuesta con Erna, una terrorista encargada de fabricar las bombas. George es un personaje que se incluye en la larga lista de antihéroes rusos, formada por nombres tan ilustres como el Raskolnikov de ‘Crimen y castigo’, el Eugene Oneguin, el héroe de nuestro tiempo de Lérmontov, etc. Como estos, George es amoral, cínico y nihilista; en otras palabras, fascinante. A pesar de ser prácticamente una novela autobiográfica (Savinkov realmente participó en el atentado que costó la vida al gobernador general de Moscú), George no nos es presentado como un héroe, ni tampoco se intenta ennoblecer o excusar sus defectos, George es tan real que no importa que no tengas nada en común con él, porque a pesar de todo te acaba fascinando.


Sin embargo, a quién más se parece George, por más que cite el libro del Apocalipsis, no es ningún antihéroe ruso, sino ‘El extranjero’ de Albert Camus. George parece ser capaz de sentir sólo dos emociones: por un lado odio por el gobernador general de Moscú y deseos de matarlo, y por otro lado obsesión por Yelena (no diría nunca amor, porque sé que tan pronto como George la consiga para él solo se aburrirá de ella y no volverá a sentir nada más que tedio). Pero esto es sólo cuando tiene suerte, la mayor parte del tiempo no siente nada. George comprende como nadie el vacío de la existencia, lo fútil que es cualquier acción, lo monótona que es la existencia. De todo esto habla el libro. Es por esto que a mí me ha parecido tan perfecto, con una sobriedad y una sequedad perfectas.


martes, 17 de noviembre de 2009

'Thérèse Raquin' de Émile Zola


¿Otra novela decimonónica sobre una mujer insatisfecha que comete adulterio? Sí, otra novela decimonónica sobre una mujer insatisfecha que comete adulterio, porque nunca habrá demasiadas. Ha sido mi primer Zola. Ha sido tan tremendista como me esperaba. Pero en el buen sentido. Es una novela melodramática, con una cantidad considerable de escenas llenas de patetismo, y una nada despreciable dosis de fatalismo; pero son precisamente todas estas calidades tan pasadas de moda las que otorgan intensidad a la obra, te atrapan y te arrastran con ella. Es una obra que es producto de su tiempo. Y este es su mayor defecto y su mayor virtud. Esto no quiere decir que no sea disfrutable, porque se disfruta si una está dispuesta a disfrutarla como ejemplo perfecto de una época concreta de la historia de la literatura. Pero tampoco quiero decir que sea una pieza de museo apta sólo para gourmets. Yo la he disfrutado desde la distancia, riéndome con cariño de los esfuerzos del joven Émile para revolverse en el fango y escandalizar a la sociedad bienpensante de la época.

Lo que más me ha gustado de la novela es que los dos amantes no se arrepientan nunca (gracias a lo cual el moralismo implícito queda reducido a un mínimo); que los dos amantes son seres despreciables pero los secundarios son tan egoístas y mezquinos que tampoco se quedan cortos; y que es una novela en que los hechos no precipitan los cambios en los personajes sino que es la evolución psicológica de los dos protagonistas la que precipita los hechos y el trágico y peripatético final. En este sentido, es lo que yo llamo una novela "introvertida", porque lo importante no son los hechos externos sino lo que pasa dentro de los personajes. Esto quiere decir descripciones largas y exhaustivas de los más nimios sentimientos y sensaciones de los dos amantes protagonistas. Buena novela, pero es tan artificial que nunca te puedes olvidar de que es sólo una novela, casi puedes imaginarte al joven Zola en una buhardilla mal ventilada y poco iluminada escribiendo en papel de mala calidad con los dedos manchados de tinta.

lunes, 9 de noviembre de 2009

'El desierto de los tártaros' de Dino Buzzati



Se ha comparado 'El desierto de los tártaros' de Dino Buzzati a Kafka y a Beckett, pero la verdad es que no tiene ni el sentido del humor ni el ingenio verbal de Beckett ni la angustia y el aire a pesadilla hilarante de Kafka. También he visto que se comparaba con 'La montaña mágica' pero tampoco tiene la riqueza y el peso (literal y figurado) de esta novela de Thomas Mann. Me cuesta entender por qué parece tener tanta popularidad. El protagonista de 'El desierto de los tártaros' es Giovanni Drogo, un joven oficial que es destinado a la fortaleza Bastiani, perdida en medio de ninguna parte y que tiene la misión de salvaguardar la frontera con un desierto a través del cual nunca ha llegado ningún asomo de amenaza. Giovanni al principio se quiere quedar por sólo cuatro meses, pero las cosas se complican y se quedará allí esperando algo que nunca va a llegar.

Se nota que a Buzzati, al escribir esta novela, no le interesaba ni el estilo ni los personajes, sino los hechos que quieren transmitir cierto mensaje existencialista. El estilo es parco y árido, mientras que los personajes son meras fichas al servicio de una historia. Los personajes nos son descritos de una forma superficial, por eso prácticamente no pude empatizar con ninguno, a excepción de contadas ocasiones, como cuando describe la soledad que siente Drogo al llegar a la fortaleza y la sensación de desarraigo cuando está de permiso en su antiguo pueblo. Pero estos breves flashes de buen oficio son demasiado escasos. Lo que importa en esta novela es la trama, que no es nada más que una alegoría pesimista del vacío de la existencia. El problema es que es tan poco sutil, la metáfora es tan obvia y toda la historia tan previsible, que servidora no pudo evitar tener la sensación de que un profe muy aburrido le estaba explicando una lección que ya se sabía de memoria. Tuve que esforzarme y obligarme a terminarla. No dejo de tener la sensación que esta historia, contada de esta forma, sólo daba, como mucho, para un relato.

viernes, 6 de noviembre de 2009

'Anna Édes' de Dezsö Kosztolányi


'Anna Édes' de Dezsö Kosztolányi sucede en Budapest el 1919, justo después de la caída del régimen comunista y la temporal invasión de las tropas rumanas. Ahora que la sociedad de clases ha sido restablecida por completo y todas las cosas vuelven a estar en orden, Kornel Vizy, burgués y alto funcionario del gobierno, y su mujer, Angéla, pueden respiran aliviados. El señor Vizy decide que es momento de perseguir un ascenso que hace tiempo que se le niega, mientras que la señora Vizy decide que es momento de cambiar de criada. El problema es que parece que la señora Vizy tiene siempre mala suerte con el servicio: la sirvienta que no es una ladrona es una vaga, y la que no es vaga es un pendón, y la que no es un pendón es una cerda. La señora Vizy nunca ha sido capaz de conservar la misma criada más de seis meses seguidos, hasta que conoce Anna Édes, una joven que viene del campo y que parece ser la criada perfecta: limpia con una rapidez y una eficacia asombrosas, cocina bien y come como un pajarito, es dócil y pacífica, aprende rápido, no se queja nunca, no sale nunca y no aspira a nada.

Los Vizy prosperan y todos los amigos y vecinos los envidian, pero lo que les envidian más es su criada. ¿Pero quién es realmente Anna Édes? ¿Qué quiere? Anna Édes no se gasta ni un céntimo de los que gana, los guarda todos en el banco. ¿Qué es lo que gusta a Anna Édes? Parece que solamente le guste trabajar. No hace absolutamente nada más. Acostumbrada a convivir con la señora Vizy, va cogiendo los tics y manías de esta. Parece que nada le afecte, que nada le importe. Anna Édes es el personaje más alienado que he conocido en toda mi vida de lectora. Es escalofríante. Y al final sucede una tragedia y yo no me la esperaba para nada, pero cuando una ha terminado el libro se da cuenta que realmente no podía haber sucedido nada más. La progresión hacia el clímax abrupto y el final desasosegante es perfecta. Está escrita que es una delicia. Me encanta.

'Anna Édes' es una novela más realista que las novelas realistas. Bueno, es que yo tengo la teoría que el realismo no es una reacción contra el romanticismo sino una evolución lógica y que, por tanto, todo el realismo decimonónico contiene elementos románticos. Pero ahora no es el momento de hablar de esto. 'Anna Édes' describe una ciudad, Budapest, y los dos mundos opuestos que hay en ella: el mundo burgués y el mundo de los trabajadores. 'Anna Édes' muestra las reminiscencias feudales que se pueden encontrar entre las relaciones entre amos y criados. Es una obra con sentido del humor, pero crítica y muy dura. Durísima. Pero creo que una lectura exclusivamente marxista de esta obra sería hacerle una injusticia. En el fondo no habla de clases sociales sino de personas. Habla de injusticias, pero no hay ni buenos ni malos. Para mí, habla sobretodo de alienación. Es muy dura. El final me ha dejado con una sensación rara en el estómago, pero es por esto que me ha gustado tanto.

miércoles, 28 de octubre de 2009

'Leonce y Lena. Woyzeck' de Georg Büchner


Georg Büchner nació el 1813, empezó estudiando lenguas modernas en el instituto, pero acabó estudiando la carrera de medicina como su padre, se metió en política, fue acusado de traición por un pamfleto revolucionario que publicó, pero tuvo suerte y pudo salir por piernas de Alemania, mientras que su compañero fue arrestado, torturado y murió en prisión. Se instaló en Estrasburgo, empezó a escribir, acabó medicina, consiguió una plaza como profesor de anatomía en la universidad de Zurich, y murió a los 23 años. Se ve que en Alemania se suele decir que si no hubiera muerto tan joven hubiera llegado a ser tan grande como Goethe, a pesar de que nos ha dejado poquísimas obras, entre las que hay 'Leonce y Lena', una comedia breve, y 'Woyzeck', un drama inacabado.

A pesar de haber muerto muy joven, soy de la opinión que Georg Büchner ya es muy grande. Es nihilista y existencialista. Ingenioso y divertido. Y su agilidad verbal me recuerda a Shakespeare y a Beckett. Sus obras parecen haber escritas ayer. En el prólogo de mi edición en catalán se cuenta que en los años 60 se representó el 'Woyzeck' de forma semi-clandestina y que prácticamente todos los espectadores que no sabían nada del autor dedujeron que se trataba de un escritor vivo. Büchner es un dramaturgo realista y filosófico, en el sentido que sus obras transmiten una determinada visión de la existencia humana. Y para quedarse aún más pasmado de lo moderno que es Büchner sólo hace falta recordar que, mientras él escribia estas obras, Schiller estaba escribiendo sus dramas románticos. Y es que las dos cosas están a años luz.

'Leonce y Lena' tiene la apariencia de una comedia ligera sobre un príncipe y una princesa, pero a mí me ha parecido una obra de lo más pesimista, mucho más oscura y grave que 'Woyzeck' que es un drama (casi trágico) con sangre, muerte y asesinatos. Leonce es un príncipe melancólico y ocioso, apático y consciente de su apatía, que se lamenta de la futilidad de la existencia y que se pasa los días haciendo ingeniosos juegos de palabras quejándose del aburrimiento que campa en este mundo. Lena es una princesita también aquejada de un síndrome de spleen muy parecido al del principito. Tal para cuál. Están comprometidos pero ninguno de ellos quiere casarse con alguien que no conoce, así que huyen, pero se encuentran y colorín colorado... Leonce y Lena son dos autómatas que van por la vida haciendo lo que se espera de ellos, que al final se casen el uno con el otro no es el triunfo del amor sino de la inercia. Se casan, pero uno sabe que tan infelices y apáticos serán casados como antes de casarse. No hay nada que pueda salvarlos del tedio, y menos que nada el amor.

Se dice de 'Woyzeck' que es el primer drama con personajes de clase trabajadora. Basado en un caso real, Franz Woyzeck es un soldado raso del ejército alemán que ha tenido un hijo ilégitimo con una mujer. Para sustentar a su familia se dedica también a hacer de conejillo de indias de los experimentos de un médico. Se dice que Woyzeck es una tragedia sobre el clásico tema de los celos o una tragedia sobre el proletariado. Y sí, pero aún es más, porque esta obra, a pesar de ser un borrador inacabado, es tan compleja que tiene incontables lecturas. No creo que sean los experimentos del doctor ni la pobreza ni los celos lo que hacen que Woyzeck empiece a tener visiones y a oir voces, se vuelva loco y cometa un asesinato. No digo que no sean importantes, pero creo que en último término lo que hace enloquecer a este Hamlet de clase baja es el sinsentido de la vida, tal como le pasa al Hamlet original. Los personajes de clase alta critican a Woyzeck porque lo consideran moralmente inferior, pero es todo lo contrario: Woyzeck ve la mezquindad y el vacío de la existencia, pero a diferencia de Leonce y Lena se rebela contra elo, es por esto que digo que 'Woyzeck' no es tan pesimista, porque hay quien aún es un idealista, aunque sea un asesino, pero quizás no había otra salida: porque los idealistas en un mundo tan mezquino e injusto tienen que acabar perdiendo la cordura inevitablemente.

viernes, 23 de octubre de 2009

'El señor Skeffington' de Elizabeth von Arnim



La protagonista de 'El señor Skeffington' de Elizabeth von Arnim (prima carnal de Katherine Mansfield) es Fanny Skeffington, que desde su divorcio, que la dejó en una posición de lo más holgada, no se ha dedicado a nada más que a coleccionar amantes. Fanny siempre había sido conocida por su extraordinaria belleza, pero el tiempo no perdona a nadie y Fanny está a punto de cumplir los cincuenta años y se está recuperando de una grave enfermedad. Fanny prácticamente no había vuelto a pensar en su marido desde el divorcio, pero últimamente no deja de aparecérsele, algo que es de lo más engorroso, pero no es tan difícil deshacerse de él, por más que Fanny lo intente. En realidad la novela 'El señor Skeffington' es como el epílogo de la vida de Fanny, porque en esta novela Fanny se irá reencontrando con los que fueron sus amantes en el pasado e irá descubriendo que el tiempo pasa para todo el mundo. Es una novela escrita con una prosa elegante y una fina ironía, a veces demasiado fina, tan fina que resulta del todo inofensiva y espumosa.

El mayor problema que tiene la novela es que alarga las situaciones demasiado. Nosotros, los lectores, sabemos cosas que los personajes ignoran y, como lectores con cierta experiencia, sabemos que los secretos acabarán revelándose, pero tardan tanto en hacerlo, que cuando salen a la luz ya no producen ningún efecto en nosotros los lectores, porque ya hace rato que estamos deseando que se pase al siguiente capítulo a ver si es mejor que el actual. Las situaciones se alargan como un chicle y cuando se deja caer la bomba se ha esfumado ya toda la tensión y hace párrafos que el supuesto clímax se ha ido al garete. Y encima la forma de solucionar los problemas de Fanny es huir, así que en realidad la bomba, aunque caiga, nunca estalla. Sí, es una novela anticlimática que alarga demasiado las situaciones, pero también tiene aciertos, principalmente la descripción psicológica de personajes, metiendo el dedo en la llaga de la mezquindad, el egoísmo, los aires de superioridad, y el orgullo sobredimensionado, de todos y cada uno de ellos. Cuando nos muestra de forma sutil lo menospreciables que son estos personajes de la alta sociedad (incluída Fanny) es cuando mejor es este libro, que en general es bastante decepcionante.

miércoles, 14 de octubre de 2009

'Buenos días, tristeza' de Françoise Sagan


Pues la verdad es que 'Buenos días, tristeza' ni me ha parecido tan malo como algunos dicen ni tan bueno como otros dicen. Reconozco que si lo hubiera leído en la postadolescencia probablemente me habría encandilado. Es cierto que es superficial y frívolo y luego tiene un final moralista que contradice esta superficialidad y esta frivolidad. Se nota que es un libro escrito por una chica francesita de 18 años algo repelente, pero no se puede negar que esta jovencita repelente, a pesar de todo, tiene encanto. 'Buenos días, tristeza' cuenta la historia de un verano que cambió la vida de Cécile. Cécile se crió en un internado por chicas de casa bien. Su madre murió y desde hace un par de años vive con su padre, un vividor con una buena colección de amantes más jovenes que él. Cécile y su padre pasan el verano en una lujosa casa de la Costa Azul no haciendo nada, con la compañía de una de las amantes jóvenes de su padre, a la que luego se unirá la mejor amiga de la madre difunta, una mujer madura e inteligente que no aprueba la vida frívola e irresponsable que llevan padre e hija.

En la primera parte Cécile es una postadolescente feliz, despreocupada y malcriada, pero ya está narrada con una nostalgia prematura por las cosas que se tienen que acabar perdiendo con el paso del tiempo. En la segunda parte Cécile sigue siendo malcriada pero ya empieza a intuir la tristeza, que básicamente se deriva del hecho de que ya no puede hacer lo que le viene en gana y tiene que empezar a actuar de forma responsable. Cécile crece ("madurar" es una palabra que le va diez tallas grande a Cécile) y crecer también significa empezar a orquestrar un plan para liberarse de las obligaciones que le vienen encima, como si fuera una marquesa de Merteuil de tercera regional. Crecer significa actuar mal y luego arrepentirse de ello, dudar, desesperarse por nimiedades, y tomar conciencia de una misma. LA segunda parte está narrada con un sentimiento de culpa prematuro por lo que ocurrirá al final. En el fondo es una novelita muy simple pero, quizás sea porque he visto bastante cine francés y siempre he tenido en mí un pozo de melancolía, el caso es que me identifico (y me regodeo) con la nostalgia, el sentimiento de culpa y la tristeza autocomplaciente que desprende este libro. Es un libro que no salvo ni por su estilo, ni su estructura, ni su complejidad, ni su trama; simplemente lo salvo por la sensación melancólica que me produce.