sábado, 22 de marzo de 2014

'No Soy Sidney Poitier' de Percival Everett



'No soy Sidney Poitier' es un título de aquellos que me llaman la atención. Saber el por qué del título no hizo más que augmentar mi curiosidad; el protagonista es un chico sin padre conocido,   nacido después de 24 meses de gestación y que se llama No Soy Sidney de nombre y Poitier de apellido, algo que evidentemente le reporta no pocas confusiones y miradas perplejas a lo largo de su vida. Y para complicarlo todo un poco más, a medida que se hace mayor se va pareciendo cada vez más a Sidney Poitier. 

Con estos datos no es difícil adivinar que estamos ante un libro humorístico. Y, a pesar de ser un libro de humor, es divertido, y también tiene reflexiones interesantes sobre cuestiones como el racismo y el poder del dinero. Cada capítulo narra las desventuras de No soy Sidney en los más diversos ámbitos, en las hermandades universitarias, como invitado de una familia conservadora, como fugitivo de una prisión, como falso culpable, etc. Intuyo que cada capítulo es el equivalente de una película de Sidney Poitier, pero yo sólo he podido identificar dos, aunque igualmente se puede disfrutar de la aceptación o la subversión de los tópicos de la narrativa hollywoodiense. 

Lo mejor del libro son, sin duda, los diálogos de Ted Turner (sí, el Ted Turner magnate de la televisión), totalmente impredecibles y delirantes. Divertidísimos. Y, aunque me lo he pasado bien leyendo este libro, no he dejado de tener esa sensación vagamente irritante que siempre me produce cierta literatura cómica pos-moderna que se cree más lista que el lector y que presume de originalidad a toda costa. Servidora siempre prefiere la profundidad a la originalidad y a las piruetas pos-modernas.

No es que sea un libro totalmente vacío, pero sí lo son los personajes. Claro que siempre se puede argumentar que la gracia es que el personaje de No Soy Sidney es que no tiene identidad y son los otros los que la intentan reconstruir a partir de cómo creen ellos que tiene que ser un chico negro que ha nacido en un entorno en principio no acomodado. Vamos, que está todo hecho a posta. Pero a mí este argumento no acaba de convencerme, por más que no deje de aportar una serie de reflexiones interesantes. Y es que si tuviera que definir este libro con adjetivo sería interesante. Y luego optaría por divertido. En el fondo es un libro curioso, con todo lo bueno y lo malo que esta palabra implica. 

viernes, 7 de marzo de 2014

'Las almas juzgadas' de Miklós Bánffy



'Las almas juzgadas' de Miklós Bánffy es la segunda novela de la llamada Trilogía Transilvana (después de 'Los días contados', que fue la primera). En esta continuación volvemos a tener un gran fresco de la sociedad y la política húngaras de principios de siglo, justo antes de la primera guerra mundial. Sigue habiendo adulterios, un amago de duelo, amores condenados al fracaso, chismosas y chismosos, corrupción, intereses partidistas y/o personales que pasan por encima de los intereses del país, hipocresía política, etc. Pero ya no es como en la primera novela, en la que descubríamos un mundo nuevo y nos sorprendía por su riqueza. Para bien y para mal esto es una continuación, que por supuesto proporciona mucho placer leer, pero ya no es como la primera vez.

Los protagonistas siguen siendo dos primos: un idealista enamorado de una mujer casada y un noble arruinado que en el pasado había sido un prometedor músico pero que ahora se ha lanzado en una caída libre hacia la autodestrucción. Por supuesto, a mí me interesa muchísimo más el segundo, pero Bánffy opina lo contrario. A mí me gustaría que se nos describiera mucho más al detalle este proceso de envilecimiento que ya no tiene vuelta a atrás y que se intuye que va a acabar fatal, pero Bánffy no es un Dostoievski; es más bien un Tolstoi.

Así, al ser un Tolstoi (como el de 'Guerra y paz') opta por retratar con todo detalle los entresijos de la política húngara. Podemos ver como los diferentes partidos se pelean por nimiedades y lo único que les interesa es conservar el poder y no cumplir con su deber político, mientras que en Europa se van agudizando los malos rollos que llevarán a la guerra, cosa que en el parlamento húngaro se ignora olípicamente. Y las peleas de patio de colegio que protagonizan los políticos acaban desinteresando del todo a la sociedad, que está completamente decepcionada y ya pasa de ellos. Pero el primo idealista, que tiene su escaño de diputado, también acaba decepcionado, porque ve que todos sus intentos de introducir mejoras para el pueblo acaban en nada.

Algo de lo que más me ha gustado (y por segunda vez) de Miklós Bánffy es la colección de secundarios que nos presenta. Esta vez, a parte del primo autodestructivo, me ha gustado mucho el marido que está al borde de la locura: en la primera novela me pareció un villano de opereta, pero en esta ocasión es descrito con más profundidad y, aunque sea mala gente, he acabado entendiéndolo y empatizando con él. También hay muchas mujeres de carácter fuerte, como la viuda que se encarga sola de su granja, o la gran heredera que tiene las ideas claras, o la señora que va saltando de amante en amante pero que no puede olvidar el único que realmente amó y aún sufre por él, etc. Y me gustaría que tuvieran más protagonismo. Pero bueno, esto es algo que suele pasar en las novelas escritas por hombres.


Bánffy es un narrador nato; tiene una habilidad magnífica para envolverte en su historia y sus frases fluyen de manera rítmica y envidiable. Creo que mi escena favorita de la obra es una en que unos galanes trasnochados contratan a unos músicos, se suben a un carro y van a dar serenatas a las mujeres de las que creen estar enamorados. No pasa nada esencial, nada que aporte información nueva y relevante a la trama de la novela, pero está descrito de una manera preciosa y delicada que hace que se te quede grabado en la retina como si lo hubieras vivido en primera persona. Y esto es magnífico.