sábado, 23 de octubre de 2010

'Algo alrededor de tu cuello' de Chimamanda Ngozi Adichie


“Algo alrededor de tu cuello” está compuesto por doce relatos de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, que no hace tanto fue elegida por la revista New Yorker como una de los escritores más prometedores de menos de cuarenta años. Todos estos cuentos están protagonizados por nigerianos, la mayoría de ellos son mujeres y la mayoría de ellos viven entre Nigeria y Estados Unidos, que muchas veces desempeña el papel de tierra prometida de la abundancia a la que todos los nigerianos sueñan con llegar, pero una vez allí descubren que no todo es tan fácil y tan perfecto como se lo habían imaginado (o les habían contado). Así, encontramos la historia de una mujer a la que conciertan un matrimonio con un hombre ya establecido en Estados Unidos pero al que no ha visto nunca, o la historia de otra mujer que hace cola ante la embajada estadounidense para pedir asilo político.

Se trata, pues, de relatos que exponen la situación difícil en la que se encuentran muchos nigerianos de hoy en día pero, a pesar de esto, nunca caen en el didactismo, porque afortunadamente Chimamanda Ngozi Adichie prefiere centrarse en escribir un relato literario que en adoctrinar a sus lectores. Otro detalle a destacar que se agradece es como huye del sentimentalismo y la explotación del dolor y las atrocidades. El primer relato del conjunto es probablemente ya una declaración de intenciones en este aspecto, ya que es sobre un joven que es encerrado en prisión injustamente, pero tanto el personaje como también la autora rechazan describir por todo lo que pasa en prisión con todo lujo de detalles morbosos, aunque la narradora remarca que sería muy fácil hacerlo.

Como en todos los recopilatorios de relatos, podrá haber algunos mejores que otros, pero no hay ninguno que desentone por su calidad y que se pueda considerar simplemente de relleno. Se trata de un conjunto muy regular, aunque el último relato huya de la estricta contemporaneidad a la que se ciñen el resto de cuentos y opte para describir de forma sucinta a través de la historia de una familia (y en último término la historia de una mujer) la historia de Nigeria (y probablemente por extensión la de gran mayoría de países africanos) a partir de la llegada del hombre blanco. Es difícil decidir si este relato encaja o no en el conjunto, porque si bien es cierto que temáticamente representa una nota discordante respecto al resto, por otra parte la autora tiene todo el derecho a incluirlo como coda que sirve para enmarcar y contextualizar todo lo que ha contado antes.

Chimamanda Ngozi Adichie en esta obra es muy crítica con los occidentales y no sólo por nuestro pasado colonizador, sino también por nuestro presente paternalista que disfruta del exotismo turístico del continente africano. Contrapone las dos culturas pero sin maniqueísmos y a veces son los occidentales quienes quedamos en ridículo y a veces son los nigerianos demasiado aferrados a la tradición. Y es que sin duda también es un libro que habla del conflicto entre tradición y modernidad, que reflexiona sobre el problema que supone para los jóvenes nigerianos abrazar la cultura occidental sin perder su identidad.

Como “Algo alrededor de tu cuello” es un conjunto de cuentos tan equilibrado es difícil escoger alguno que destaque encima de los demás. Hay un par que destacan por su emotividad, ya que están protagonizados por dos personajes muy alejados culturalmente pero que acaban comprendiéndose mutuamente. Uno de estos dos está protagonizado por dos mujeres que se refugian en una tienda abandonada durante unos disturbios, dos mujeres de religión, etnia y lengua distinta. Mientras que el otro está protagonizado por dos estudiantes nigerianos, un chico y una chica, que en principio sólo tienen en común que se encuentran solos en América. Pero quizás el más destacado sea “Jumping Monkey Hill” sobre un taller literario para jóvenes autores africanos que organiza un académico blanco en Sudáfrica, porque es una reflexión metaficcional sobre la literatura africana (sobre sus problemas, sus limitaciones, sus tópicos) y a la vez una reflexión sobre como las mujeres africanas son convertidas en objetos sexuales y se ven limitadas en sus opciones frente a los hombres, pero todo esto sin que Chimamanda Ngozi Adichie caiga nunca en el didactismo ni olvide que está escribiendo literatura y no moralizando.


miércoles, 13 de octubre de 2010

'El vell botiguer i altres contes' de Iván Mándy


Estaba yo en la biblioteca buscando algún libro de Katherine Mansfield cuando me topé con éste. No había oído nada del autor, pero aún así algo me llamó la atención. Leí la contraportada y me enteré de que el tipo era húngaro y probablemente fue esto lo que en último término me impulsó llevármelo a casa. Parece que no está traducido al castellano y que la edición en catalán ya está descatalogada. Tampoco he podido encontrar más libros traducidos de este autor (a no ser que sean traducidos al inglés). De hecho, he podido encontrar poquísima información sobre este escritor en Internet y, aún así, paradójicamente, en lo poco que he podido encontrar siempre se decía que era uno de los autores húngaros más importantes de después de la segunda guerra mundial.

Se ve que los padres de Iván Mándy se divorciaron cuando él era pequeño y él se quedó con su padre, que era un bohemio que se lo llevaba de hotel en hotel (pero hoteles baratos de los suburbios de Budapest) y no se preocupaba ni por si iba a escuela ni nada. De modo que Iván iba poco a la escuela, se pasaba muchas horas solo y no acabó ni la secundaria. Se ve que los dos iban mucho al cine para evadirse y en los cuentos que he podido leer hay mucho amor al cine y en el estilo algo de influencia de la narración cinematográfica. Durante la segunda guerra mundial, el padre se las arregló para que no se llevaran a filas a su hijo, ingresándolo en el hospital y haciéndolo pasar por enfermo. Se ve que el padre ante el tribunal que quería mandarlo a la guerra se presentó con uno de los libros que había escrito su hijo y les soltó que aquello era la contribución a la patria que hacía su hijo.

Sus cuentos están protagonizados por gente de clase baja, perdedores que quizás han vivido tiempos mejores pero que ahora ya no les queda nada, y pasan en cines de barrio, tabernas, campos de fútbol destartalados, escaleras de vecinos, parques públicos, habitaciones de hotel roñosas, etc. Tienen un punto costumbrista y la intención de centrarse en vidas y acontecimientos banales. Pero más que nada creo que hablan de soledad. Quizás los que más me hayan gustado hayan sido el de la visita al padre y la visita a la madre, que tienen un mismo narrador y que está claro que tienen mucho de autobiográfico. Los dos están construidos como si fueran calidoscopios, de una forma casi impresionista, pero sin que nunca el estilo eclipse el fondo. También debe tener algo de autobiográfico el cuento de un vendedor ambulante que, como no tiene un lugar donde pasar la noche, se hace pasar por enfermo para que lo acojan en un hospital. Éste tiene un humor algo kafkiano delicioso. Aunque, de hecho, muchos de los cuentos tienen bastante sentido del humor, aunque sutil y particular.

Aunque los cuentos están todos protagonizados por personajes marginados y solitarios (en este sentido quizás mi favorito sería el que está protagonizado por un portero de una casa que se siente solo hasta que un día descubre un adolescente vagabundo y hambriento escondiéndose en su escalera y decide acogerlo), hay pocos que tengan intención política. Incluso los que hablan de la situación política en Budapest durante y después de la guerra, más que de política hablan de otras cosas. Está el del hijo exasperado que aconseja a la madre como tiene que hablar ahora que son los comunistas quenes mandan para no quedar como unos partidarios del antiguo régimen, pero este cuento es por encima de todo cómico y es una delicia. Luego está el de la delatora, que poco tiene de divertido, y que es terriblemente cruel, pero nada maniqueísta; es una maravilla como se pone en la piel de todos los implicados sin tomar partido, aunque al final yo creo que es más una historia de soledad que de delaciones. En cualquier caso, es un cuento magnífico, como prácticamente todos los de este libro, que sin duda es una pequeña joya.


viernes, 8 de octubre de 2010

'Linda boquita y verdes mis ojos' y 'Teddy' de Salinger



‘Linda boquita y verdes mis ojos’ es un cuento atípico dentro de los ‘Nueve cuentos’, porque todos los otros tienen como mínimo un personaje que es un niño, un adolescente o como mínimo un joven, y en cierto modo hablan de soledad, nostalgia y melancolía, mientras que éste está protagonizado por adultos al 100% (al menos a lo que se refiere a edad, y uno incluso tiene el pelo entrecano) y se centra en las relaciones de pareja. Me parece un cuento muy Raymond Carver, pero aún así es totalmente Salinger, porque está construido básicamente sólo por una conversación telefónica y se trata de una conversación que suena totalmente natural y espontánea. Me encanta como en esta conversación se van dejando caer detalles que dan consistencia al relato y son capaces de crear un mundo para estos personajes, un mundo que resulta totalmente tangible para nosotros los lectores. Creo que Salinger es un escritor de detalles, que siempre sabe escoger perfectamente los detalles que otorgarán vida a sus historias. Esta historia es la de un hombre que está en la cama con una mujer cuando suena el teléfono y resulta que es un amigo, medio histérico, quejándose de que no tiene ni idea de dónde diablos se ha metido su mujer y que seguro que se la está pegando por ahí. El hombre escucha pacientemente a su amigo, intentando calmarle, y nosotros intuimos que la mujer del amigo es la que está en la cama con el otro hombre. Pero al final el amigo vuelve a llamar y dice que su mujer ya ha llegado a casa y todo está bien. Yo entiendo que el amigo sabe que su mujer se la está pegando con el hombre al que está llamando y que sólo lo llama para ver si se lo confiesa de una vez o se delata de alguna forma. Aún así, no importa demasiado cómo se interprete el relato, porque es una delicia leerlo. Uno de los que más me gustan.

‘Teddy’ es, para mí, el cuento más desconcertante de Salinger. Me cuesta digerir la filosofía budista/zen de la que está empapado. En este sentido se me hace tan cargante como ‘Seymour: una introducción’. Y como soy algo pesimista, no puedo evitar imaginarme que éste fue el camino que siguió Salinger durante su reclusión y que, si un día sale a la luz lo que fue escribiendo durante estos años, resultarán ser obras infumables. Me gusta más leer ‘Teddy’ como la historia de un niño (que podría ser también Seymour Glass) que se encuentra solo en un mundo hostil: sus padres son seres egoístas que no paran de pelearse entre ellos y de regañar a sus hijos sin mostrarles nunca un auténtico afecto, además su prodigiosa inteligencia también lo aísla aún más, porque encima los académicos que se interesan por él sólo lo hacen del mismo modo en que podrían interesarse por un bicho rarito digno de estudio. Aún así, realmente me cuesta sentir simpatía por Teddy porque es el niño listo repelente por antonomasia. Aún así, intento olvidar lo repelente que es Teddy y centrarme en como es este aislamiento que siente el que le hace adoptar esta postura de que los sentimientos no tienen ninguna importancia y creer que, si esta vida es una mierda, siempre tendremos otra. Vamos, que me gusta creer que la postura budista/zen de Teddy es sólo eso, una postura, un mecanismo de defensa. Aún así, el final siempre se me antoja algo precipitado y leer el cuento sobre un suicidio de un niño me deja muy mal. Pero se tiene que reconocer que, como siempre, Salinger lo escribe de una forma magnífica y con una delicadeza magistral.