sábado, 13 de diciembre de 2014

'Vamos a calentar el sol' de José Mauro de Vasconcelos



Más de una vez me he dicho que se ha acabado, que no voy a leer nunca más otro libro sobre un niño que se hace mayor, que ya he leído un montón (porque hay a patadas) y que ya estoy harta del punto de vista masculino. Sin embargo, por una razón u otra, también más de una vez he roto esta semi-promesa y he vuelto a leer otro libro sobre el abandono de la infancia y la pérdida de la inocencia de un personaje masculino. Pero esta vez, por una vez, no me he arrepentido de haberme saltado mi norma no escrita, porque 'Vamos a calentar el sol' es, sin duda, un libro especial, diferente. 

El libro de José Mauro de Vasconcelos derrocha la imaginación desbordante de la infancia y hace gala de una hipersensibilidad a flor de piel, lo cual le lleva a hacer equilibrios en la fina y peligrosa línea que separa lo tierno de lo cursi. Para mí, nunca cae en el azúcar empalagoso, pero puede que no todo el mundo piense así. La novela está llena de momentos e imágenes sentimentales, pero mi preferida es la que da origen al título: todos tenemos un sol dentro de nuestro corazón y, cuando estamos tristes, este sol se va enfriando y tenemos que ponernos a hacer algo bonito, algo que nos guste, para así calentar nuestro sol y evitar que se apague. 

'Vamos a calentar el sol' es un libro semi-autobiográfico, cuyo protagonista es Zezé, un niño que se va a vivir con unos parientes ricos de la ciudad para poder estudiar y así, el día de mañana, ayudar a su familia pobre. Pero Zezé no tiene muchos amigos (en realidad sólo uno), encuentra fríos a sus padres adoptivos, y se siente solo y atrapado. Pero, por suerte, un día se encuentra un sapo cururú que le propone que vivirá en su corazón, le hará siempre compañía y sólo lo dejará cuando Zezé ya no le necesite. Más adelante, otro golpe de suerte hace que el actor Maurice Chevalier pase a ser su padre adoptivo y le de todos los mimos y cariños que el matrimonio que lo acoge no le da, porque el mismo Zezé se comporta de forma fría con ellos. 

Este carácter sensible e imaginativo hasta el exceso, a mí nunca me ha molestado; es más, me ha gustado. En cambio, a veces Zezé me ha cargado un poco, por lo quejica que es, porque no sabe valorar a sus padres adoptivos, porque sus travesuras son cansinas y al final siempre sale de rositas, etc. Pero todo queda compensado por un magnífico capítulo final. En él, Zezé ya no es Zezé, sino un hombre maduro y desengañado, que recuerda con melancolía y nostalgia su infancia. 


martes, 25 de noviembre de 2014

'El príncipe negro' de Iris Murdoch




'El príncipe negro' se parece muy mucho a la otra novela de Iris Murdoch que he leído, 'El mar, el mar', hasta el punto que a veces parecen dos versiones de un mismo punto de partida: un tipo bastante detestable y nada fiable como narrador, en plena pre-crisis de los 60, se empeña en vivir una historia de amor algo ridícula, mientras a su alrededor se congregan una serie de personajes que le estorban en su empeño. Se ve que no es porque todas las novelas de Murdoch se parezcan tanto, sino porque yo he escogido las dos que más se parecen. Pero aún así, las dos tienen muchas particularidades que las revisten de una personalidad propia.

Ahora mismo, si me preguntarais a qué otro escritor se parece Murdoch, sin dudarlo respondería que Vladimir Nabokov. Los dos comparten la ironía, un sentido tragicómico de la existencia, la misantropía, una preferencia por los narradores en primera persona nada fiables, y la concepción de la literatura como un juego entre escritor y lector. Además, 'El príncipe negro' en concreto me recuerda a 'Lolita', porque el protagonista de 58 años se enamora de una chica de 20, porque hay un prólogo de un supuesto editor y un asesinato por celos, y porque una interpretación posible de las novelas es que buena parte de la acción ha ocurrido sólo en la cabeza del narrador/protagonista, que quizás esté loco o quizás esté perfectamente cuerdo.

El protagonista de 'El príncipe negro' es Bradley Person, un trabajador de Hacienda retirado, que publicó un par de libros hace muchos años y ahora se propone escribir su gran obra. Bradley tiene un amigo, Arnold Baffin, también escritor, pero con la pequeña diferencia que éste es prolífico y con mucho éxito de público. Los dos mantienen una relación ambigua, llena de celos, resentimiento y sentido de superioridad. Se podría decir que los dos compiten por la atención de tres mujeres, la esposa de Arnold, la hija de éste y la ex-mujer de Bradley. Hay también dos personajes aún más segundones: la hermana de Bradley (que abandona a su marido y se pasa el libro llorando entre ataques de histeria) y el hermano de la ex-mujer de Bradley (que es el que insinúa en voz alta que Bradley en realidad está enamorado de Arnold).

Una de las escenas culminantes de la novela es una discusión sobre 'Hamlet'. ¿Está Hamlet enamorado de Ofelia, de Gertrudis, de Claudio o de Horacio? (Dicho sea de paso, yo debo ser la única persona a la que le gusta pensar que Hamlet está enamorado de Laertes). En el fondo no importa; todas las lecturas son válidas y se enriquecen las unas a las otras. Tampoco importa decidir si el fantasma del padre es real o no. Tampoco importa dilucidar cuánto hay de verdad o de mentira en lo que cuenta Bradley, porque nunca lo sabremos. El libro se termina con epílogos escritos por los otros personajes que ponen en duda lo que cuenta Bradley, pero también queda claro que estos narradores tampoco son fiables, porque aprovechan para venderse a ellos mismos y a su versión de la verdad.

Otra de las escenas culminantes es la noche en la ópera de Bradley y su amada, que termina con él vomitando en los zapatos de ella y confesándole su gran amor, un amor tan súper intenso que llega hasta el paroxismo. Dejo caer este dato para que veáis el sentido del humor que gasta Iris Murdoch. Pero no siempre es así, a veces gasta una ironía sutil, tan sutil que no sabes si está hablando en serio o te está tomando el pelo. Sea como sea, a mí me parece una novela muy divertida, además de original e inteligente, y con un ritmo endiablado: continuamente pasan cosas y continuamente hay giros inesperados (un ritmo que, para seguir con las comparaciones, diré que me recuerda el de Dostoievski). Es una novela intensa y compleja, que continuamente hace guiños al lector.



lunes, 17 de noviembre de 2014

'Las aventuras del bueno soldado Švejk' de Jaroslav Hašek



'Las aventuras del bueno soldado Švejk' puede que sea el libro más divertido que he leído nunca y sin duda es la mejor parodia anti-bélica que he podido encontrar. El bueno de Švejk puede que sea un poco corto de entendederas, pero es un pozo sin fondo de anécdotas intrascendentes. Se mete siempre en unos líos demenciales, pero nunca a posta. Su mayor problema es que se lo toma todo al pie de la letra, es incapaz de entender un doble sentido o un sarcasmo, y cree ciegamente que la institución del ejército es infalible.

Švejk empieza sus peripecias cuando se presenta voluntario para luchar en la primera guerra mundial, pero a raíz de un malentendido las cosas se complican hasta el absurdo y el buen soldado acaba siendo acusado de desertor. Entonces empieza para él un periplo de desfilar ante tribunales militares, policías, médicos, jueces, que se supone que tienen que juzgar si está capacitado o no para luchar en el ejército. Él lo acepta todo con buen ánimo, porque tiene la firme convicción que la autoridad siempre tiene razón.

Algunos de los que se encuentran con Švejk creen que es un idiota (y si le preguntan, él responderá que sí que es un idiota, porque en el servicio militar efectivamente le declararon como tal). Por otra parte, otros piensan que es un caradura sarcástico que se está burlando de ellos en sus narices. Pero todos acaban, tarde o temprano, perdiendo los nervios con él, por sus meteduras de pata, por su verborrea parlanchina que nunca se agota, y/o por su incapacidad de entender lo que es una pregunta retórica y morderse la lengua. Así que continuamente le caen amenazas de tribunales de guerra y se pasa sus buenos ratos castigado en calabozos. Sin embargo, su buen ánimo no decae nunca, ni tampoco el respeto por sus superiores.

De esta forma, Jaroslav Hašek construye una obra con aires de novela picaresca, con un humor absurdo delicioso, un lenguaje fresquísimo y una crítica brutal a la guerra pero también, de paso, a todas las instituciones jerárquicas; no sólo el ejército, sino también la iglesia, la policía, la política, etc. Es como un gran fresco que parece que lo abarca todo, en parte gracias al montón de anécdotas irrelevantes que el soldado Švejk suelta a la mínima ocasión, unas historias dentro de la historia que por lo general ridiculizan con una ironía salvaje los defectos humanos. Sí, definitivamente se trata de una novela bastante salvaje, en el sentido que no deja títere con cabeza y que es desenfadada hasta el descaro. Es una obra maestra de lo más intensa, con un ritmo trepidante, un humor desternillante y una crítica mordaz. Es una obra total, valiente y viva, incomparable, única.  

miércoles, 1 de octubre de 2014

'Los Buddenbrook' de Thomas Mann



Hace tiempo vi una adaptación cinematográfica de 'Los Buddenbrook' y resultó ser esa típica adaptación de un novelón decimonónico que es demasiado encorsetada y que se apresura a contar todos los hechos de la trama para cumplir con su obligación, pero le falta algo, hasta el punto que acaba resultando fría e impersonal. Aún así, me interesó e intrigó lo bastante como para proponerme leer algún día la novela de Thomas Mann en que se basaba. Por fin lo he hecho y tengo que decir que la sensación que me ha producido la novela es bastante parecida a la que me proporcionó la película: reconozco que hay potencial, no se me hace aburrida, pero le falta algo. 

En todas las casi 900 páginas sólo ha habido dos escenas que me han parecido de una intensidad ejemplar. El resto es todo muy blando, muy previsible, muy insípido. La primera escena en cuestión es la de la revolución que quiere emprender el pueblo, que acaba siendo una farsa porque los obreros están desorganizados y no tienen nada claro qué es lo que quieren, pero esto no impide que todos los burgueses se parapeten en el consejo, acojonados de miedo. Y la segunda escena es la que se produce después de la muerte de la matriarca de la familia: los tres hijos se quejan que los sirvientes (como es tradición) se afanen a repartirse la ropa de la difunta, para luego disponerse a hacer lo mismo y repartirse la herencia, acabar discutiendo, sacar los trapos sucios y montar una escena de lo más esperpéntica. Prácticamente sólo en estas dos escenas Mann hace gala de unos tintes satírico-críticos y una fuerza dignas de elogio. El resto es todo muy descafeinado. 

Me ha interesado también el tema de la tensión que se establece entre lo que las convenciones esperan que sean los personajes y su verdadera personalidad, la relación entre introspección y enfermedad, y la enfermedad como manifestación de la auténtica personalidad. Si el heredero Thomas no puede ser tan buen negociante como sus antepasados es porque, a diferencia de estos, él se examina a si mismo, y es entonces cuando salen las dudas, la apatía, el trastorno obsesivo-compulsivo, los dolores de muelas. Por su parte, Toni, la hija, es una especialista en reinventarse, en sobreponerse a los fracasos de su vida aceptándolos como parte del papel que le ha tocado interpretar en una gran obra, de ahí sus arranques melodramáticos, pero también el dolor de estómago que la tortura. Y finalmente está Christian, que es el que me parece más interesante; Christian es el hermano pequeño, histriónico y exageradamente hipocondríaco, un exhibicionista de sus males y pesares, un profesional del solipsismo. Si Thomas lo odia tanto es porque Christian, al no ser el heredero, se puede permitir ser abiertamente hipocondríaco y rehuir las responsabilidades, algo que a Thomas le encantaría poder hacer. Y si esta generación ya caía en el vicio del auto análisis y, en consecuencia, era presa fácil de las inseguridades; luego viene el pequeño Hanno, un niño hipersensible hasta límites ridículos. 

Diría que 'Los Buddenbrook' toca temas interesantes, y de una forma relativamente novedosa, pero se hace repetitiva y, por lo tanto, previsible. Es de esos libros que tienen mucho potencial y que te gustaría que fueran mejores, pero que no lo acaban siendo nunca. Nunca se hace aburrido pero sí tópico. Y para rematarlo llega un final que, después de casi 100 páginas para relatarnos un día cualquiera en la vida del estudiante Hanno (con una detallada y repetitiva descripción de cómo el sistema educativo está corrompido y, por extensión, toda la sociedad), es abrupto y anticlimático. En general a toda la novela le falta garra, fuerza, personalidad. A veces me da la sensación que es como si Mann quisiera demasiado escribir una saga familiar que lo haga famoso, incluyendo todos los ingredientes que se supone que se tienen que incluir, y acabar con ello lo antes posible. 

sábado, 13 de septiembre de 2014

'Las chicas de campo' de Edna O'Brien



'Las chicas de campo' es una novelita de Edna O'Brien, que causó bastante revuelo en la Irlanda natal de la autora en el momento de su publicación, porque habla sin tapujos de cosas como el despertar de la sexualidad feminina o de relaciones de adolescentes con hombres mayores casados. Pero supongo que tampoco ayuda que haya padres borrachos y ausentes, madres presumidas y vanidosas, monjas estrictas y crueles, etc. Dicho así parece que el libro sea un melodrama bastante insufrible, pero es todo lo contrario: es cierto que todo tiene cierto tono dramático pero no es menos cierto que todo está contado con aire de comedia. 

Kate y Baba han sido amigas des de la infancia, por más que su amistad esté llena de envidia, egoismo, pullas y puñaladas traperas. A veces se me hacía difícil entender por qué Kate aguantaba a Baba, pero supongo que es porque no tienen a nadie más y se necesitan la una a la otra. Kate y Baba son las chicas de campo y vemos cómo se van haciendo mayores en tres escenarios distintos: primero en las granjas dónde han nacido, luego en un internado religioso sólo para chicas, y finalmente en Dublín. 

Confieso que tengo cierta debilidad por las novelas que se centran en chicas que crecen, que pasan de la infancia a la adolescencia, y de la adolescencia a la juventud. Pero ésta me ha parecido especialmente brillante: el estilo es fresco y vívido, los escenarios cobran vida con una facilidad 
asombrosa, y los personajes (tanto principales como secundarios) parecen tan reales que es como si los hubiéramos conocido en nuestra vida. Es realmente una novela llena de vida, y encima también es desenfadada y divertida. Es una novela sincera y auténtica, una verdadera delicia. Es cierto que el final es algo inconcluso, pero esto es porque es la primera parte de una trilogía, que por supuesto tengo muchas ganas de seguir leyendo. 


sábado, 6 de septiembre de 2014

'Vera' de Elizabeth von Arnim



Lucy es una joven que se ha criado rodeada de intelectuales por más que ella no sea una y el señor Wemyss es un hombre ya maduro al que le gustan las cosas claras y el chocolate espeso. Los dos se conocen cuando acaban de perder a un ser querido, se comprenden, se consuelan en su tristeza, y finalmente se enamoran. Sólo que esto es sólo el principio. Se dice que para escribir el personaje de Wemyss, Elizabeth von Arnim se inspiró en su segundo marido y, aunque sólo se inspirara un poquitín en él, me sabe mal por ella, porque el personaje tiene tela. La tía de Lucy, la señorita Entwhistle, ya intuye esto, pero es lo suficientemente perspicaz como para saber que oponiéndose a esta relación no conseguirá nada, así que decide apoyarla pero sin mucho entusiasmo.

Llegados a este punto quizás os preguntéis quién es la Vera del título. Tanto si es así como no, yo os diré que es la primera mujer de Wemyss, que murió en circunstancias algo misteriosas. Vera está ausente y a la vez presente en casa de Wemyss; es una presencia inquietante pero también puede ser extrañamente reconfortante. Pero esta novela de Elizabeth von Arnim tampoco es un cuento gótico, aunque tiene elementos del género. En todo caso es más un thriller psicológico. Y no creo que esté diciendo nada de más si digo que el monstruo no es Vera sino Wemyss. Digo que no creo que esté diciendo nada de más, porque en el fondo el libro es muy previsible. Esta previsibilidad junto con una lentitud demasiado acusada a la hora de hacer avanzar la historia son los mayores defectos de la novela; al menos para mi gusto.

Los retratos psicológicos de von Arnim son complejos e interesantes. Ya durante el festejo, por los detalles que la autora va dejando caer, intuimos que Wemyss no es tan buena persona como aparenta. Y yo estaba impaciente para que por fin el tipo se quitara la máscara y se dejara ver tal cómo realmente es. Estaba realmente impaciente, porque ya he avanzado que la novela me ha parecido algo lenta. Pero el momento finalmente llega y vemos que Wemyss es un tipo controlador, caprichoso, prepotente, obsesivo, egoísta e infantil, hasta un punto tan grotesco que resulta cómico. Me resultó extraño que esta novela me hiciera reír, me pilló por sorpresa, pero realmente tiene un humor amargo y agresivo que me gustó mucho. Quizás Elizabeth von Arnim tenía que librarse de los malos recuerdos y la mejor forma era a través del humor, a través de ridiculizar a su marido. 

Pero aunque a veces resulte divertida, 'Vera' es en el fondo una novela triste: Wemyss es el típico marido abusivo y Lucy, como lo quiere, siempre busca excusas para justificarlo y cargar ella con las culpas. También tiene toques inquietantes y oscuros, y aunque me haya reído por el camino me dejó con cierto malestar en el cuerpo, porque no puedo evitar pensar que desgraciadamente es un libro aún válido, porque aún hay mujeres que se ven atrapadas en relaciones así y no pueden o no saben cómo escapar de ellas. 


martes, 19 de agosto de 2014

'En tiempos de luz menguante' de Eugen Ruge



'En tiempos de luz menguante' de Eugen Ruge es una novela que abarca 50 años de la historia de la Alemania del Este pero también 50 años de la historia de una familia, prácticamente cuatro generaciones. Hay múltiples puntos de vista, cada personaje tiene su voz (y estilo) particular, y la narración no es lineal sino que salta continuamente adelante y atrás en el tiempo. Es, por tanto, una obra ambiciosa, la primera novela de un escritor debutante, que sale airoso de los retos estilísticos y narrativos que se impone a sí mismo. 

Hay dos tramas que sobresalen, aunque sólo sea por su repetición en varios capítulos. Por una parte, los tumbos autodestructivos y posterior huida de Alexander, el nieto de la familia. Y por otra parte el noventa aniversario del gran patriarca, el abuelo Wilhelm, un hombre autoritario e intransigente que ha llegado a ser un héroe para el partido, como mínimo en apariencie. Éste aniversario se nos relata seis veces desde seis puntos de vista diferentes y nunca se hace repetitivo. Es todo un prodigio narrativo.

Los abuelos son comunistas que huyen de los nazis y se refugian en México, pero una vez allí tienen dificultades para volver a la patria, por culpa de los tejemanejes de otros miembros del partido. Ella es una mujer inteligente y brillante, una luchadora, pero todas sus expectativas quedan cortadas por la mediocridad de su marido. Su hijo se casa con una bella mujer rusa que saca de la miseria, pero igualmente se dedica a serle infiel mientras escribe obras históricas, es estricto e intolerante con su hijo, y se queja por lo bajo de la estrechez de miras del partido, pero no hace nada a propósito. Al hijo del hijo ya lo he mencionado, es el que va de error en error, de crisis existencial a crisis existencial, sin ser capaz de dar un rumbo fijo a su vida. Y luego está el biznieto que coquetea con la cultura capitalista de masas, el alcohol y las drogas. 

Pero el libro no sólo se limita a hacer una radiografía de la RDA a través de una saga familiar, también radiografía el alma humana, con todos sus negros y ponzoñosos defectos. Los padres son distantes, exigentes y fríos con los hijos, mientras que las madres son sobreprotectoras pero tampoco hacen ningún esfuerzo para entenderlos. Los hijos consideran tanto los padres como las madres unos carcamales de la prehistoria y por supuesto no intentan comprenderlos. Y luego están los odios y rencores que nacen cuando una pareja ya hace tiempo que convive y que no hacen nada más que agrandarse con el paso del tiempo. 

No hay ningún personaje que esté escrito para caer bien; todo lo contrario, son todos bastante detestables. Y lo que me ha gustado más de esta novela es cómo se odian los unos a los otros en esta familia. No de forma abierta, porque siempre guardan las apariencias, sino de una forma interiorizada, pero igualmente con un odio abrumadoramente intenso, que nace cuando el afecto ya se ha desgastado después de muchos años soportando pequeñas afrentas, que todas sumadas desembocan en un rencor, que se tiene que tragar y que envenena el propio cuerpo, y que sólo puede salir en contadas ocasiones en forma de pequeñas venganzas pasivo-agresivas, tan sutiles que uno no diría que estén hechas a propósito si no los conociera. 


lunes, 21 de julio de 2014

'El ensayo general' de Eleanor Catton



'El ensayo general' es una obra profundamente metaficcional, casi se podría decir metateatral, por más que no sea una obra de teatro sino una novela. Es imposible distinguir lo que es real y lo que es ficción, los hechos del teatro, pero tampoco importa, porque tanto si es realidad como invención, se trata de historias, y al fin y al cabo todos nosotros también nos dedicamos a construir ficciones e historias que expliquen nuestra vida o la hagan más sencilla o más válida, y al cabo de un tiempo también acabamos olvidando qué es verdad y qué es mentira. 

En este debut de Eleanor Catton hay dos partes claramente diferenciadas, que se van intercalando, pero que acabarán entrecruzándose. Por un lado hay las consecuencias que desencadena la relación de un profesor con una menor y también la muerte inesperada de una adolescente. Por otra parte hay los primeros pasos de un postadolescente confuso e inseguro en una academia de teatro tan exigente que a veces sus métodos rozan el sadismo. 

La primera parte está protagonizada en casi su totalidad por personajes femeninos, que giran alrededor de una profesora de saxofón, manipuladora y cruel, que se aprovecha de la influencia (y/o el poder) que tiene no sólo sobre sus alumnas sino también sobre las madres de las alumnas. Esta primera parte está narrada como si fuera la descripción del ensayo general de una obra teatral basada en hechos reales, por lo tanto hay una alta dosis de artificio, los personajes son conscientes que están interpretando un papel, y sin embargo este truco posmoderno, en vez de restar o resultar gratuito, le añade capas de profundidad y nuevas lecturas e interpretaciones. 

La segunda parte, la del estudiante de teatro, en comparación, no me pareció tan interesante, ya que no es tan radicalmente original y novedosa, pero también porque por regla general siempre me interesan más las vicisitudes de personajes femeninos que los devaneos de un chico perdido (con las chicas, con los otros chicos y con su padre), porque esto es algo que ya he leído docenas de veces. Tampoco es aborrecible (ni mucho menos), pero en comparación sale perdiendo. 

Mientras, en un principio, esta segunda parte habla sobre todo de la idea de que todos en nuestra vida interpretamos un papel (o más exactamente más de uno, dependiendo de las circunstancias); la primera parte habla del despertar sexual y del fin de la inocencia. Pero lo interesante es ver cómo estos dos temas van entrecruzándose a medida que las dos partes también van confluyendo, hasta que al final acaban por resultar indisociables. Y es que se trata de una novela sorprendentemente bien construida, a la manera de una muñeca rusa, de modo que también acaba siendo una novela escurridiza, que no podemos etiquetar ni dominar ni explicar en su totalidad; pero esto es siempre magnífico. 

Lo que más me ha sorprendido de esta novela es que a pesar de su tono posmoderno, metaficcional y artificioso, no me ha parecido ni fría ni tampoco una simple pirueta formal. Es cierto que es una novela en cierto modo intelectualizada, pero esto no la perjudica, todo lo contrario. Es una obra cruda, sin concesiones sentimentales, directa y áspera, para nada amable. Encima,no hay ningún personaje que despierte simpatías genuinas. Pero es todo esto lo que la hace tan recomendable. A pesar de las diferencias, me ha recordado un poco a 'Picnic en Hanging Rock', no sólo porque las dos autoras sean neozelandesas, sino sobre todo porque comparten un cierto aire de misterio y una peculiar atmósfera etérea, que me han despertado sensaciones parecidas. 


 - Enlace a la reseña que me animó a leer 'El ensayo general'. 


martes, 8 de julio de 2014

'La tragedia de la calle de las Flores' de Jose María Eça de Queirós



'La tragedia de la calle de las Flores' no fue publicada por primera vez hasta 1980, 80 años después de la muerte del autor, el bueno de Eça de Queirós (antiguo conocido y admirado mío). Probablemente porque era demasiado fuerte para la época. Ahora, sin ser escandalosa, no deja de ser sorprendente y valiente, además de crítica y sarcástica, pero sin dejar de ser un novelón realista decimonónico de los que a mí tanto me gustan y, encima, relata tan bien las angustias del amor, desde una distancia irónica pero sin dejar de sentir simpatía por sus personajes, que son ya de por sí personajes ridículos, pero es que el amor aún los vuelve más ridículos si cabe.

Los protagonistas son Víctor, un joven con vagas veleidades literarias que trabaja (poco, muy poco) en un despacho y que depende económicamente de su tío, y Genoveva, una mujer mayor que él pero que aún conserva su belleza y que ha ido viviendo siempre del dinero de los hombres que seduce. Los dos coinciden, se atraen y a los lectores no nos quedará más remedio que seguir leyendo para ver si se lían o no. Aunque pronto esta intriga queda en segundo plano porque lo que realmente interesa es saber si las insinuaciones respecto a un secreto del pasado que va dejando caer el autor serán ciertas y, si son ciertas, cómo y cuándo se enterarán los protagonistas.

Como toda buena novela decimonónica hay duelos, que a mí siempre me encantan. Bueno, en este libro en concreto, hay dos amenazas de duelo, que rozan lo ridículo y que hacen que un personaje le entre un ataque de miedo bestial no una vez, sino dos. Pero a mí, los duelos cuánto más absurdos y más histéricos, más me gustan. Eça de Queirós aprovecha para burlarse de esta costumbre anacrónica, así como de la hipocresía de la sociedad de la época, de sus costumbres pretenciosas y de los pequeños vicios y grandes miserias de personajes que pasan por honorables. Cuánto más crítico y sarcástico se pone Eça de Queirós, más me gusta. Y es que además, su humor nunca es amargo, sino que se trata más bien de una ironía fina pero demoledora.

'La tragedia de la calle de las Flores' tiene una estructura, en mi opinión, simétrica: hay dos duelos, dos fiestas clave detalladas con profusión, dos cortejos, etc. Otro fuerte de Eça de Queirós es el de saber construir muy bien sus novelas, que se sustentan por sí solas sin que les sobre o les falte nada. Además, te engancha. Sabes que el clímax tiene que llegar tarde o temprano y lo esperas con ansia. Un par de veces está a punto de saberse todo, pero por caprichos del destino la resolución trágica se pospone un poco más. Así que seguimos leyendo con fruición, con una sonrisa en los labios pero a la vez con el corazón encogido, con un placer que pocos escritores saben proporcionar.



lunes, 30 de junio de 2014

'Qué fue de Sophie Wilder' de Christopher R. Beha



El título de 'Qué fue de Sophie Wilder' es bastante inequívoco; tal como se puede adivinar, la novela trata de averiguar qué le pasó a Sophie Wilder, qué le llevó a pasar de ser una escritora prometedora llena de vida y entusiasmo, a convertirse en alguien desengañado y sin ninguna ilusión. Pero una transformación parecida le pasa también a Charlie, el personaje que intenta averiguar qué fue de Sophie Wilder; así, Charlie pasa de ser un idealista a ser un cínico que no se toma en serio en nada y que se escuda detrás de una ironía amarga, aunque en el fondo probablemente desearía poder volver a una época en que había cosas que sí que tenían importancia e ideas que se podían defender de forma ardiente. En el fondo se trata de la transformación universal del postadolescente idealista en el joven desengañado al que ya le toca entrar en la madurez. 

Sophie y Charlie se conocen en la universidad y les gusta regalarse principios de historias, ya que comparten una pasión indomable por crear y escribir historias, hasta el punto que acaban confundiendo realidad y ficción. Su relación es tan intensa que les conlleva aislarse del mundo y, al ser tan intensa, inevitablemente se acaba rompiendo, porque los límites empiezan a ser difusos y la dependencia limitadora. Diez años después, se reencuentran y las cosas han cambiado mucho. Charlie, una vez más, jugará a inventarse una historia sobre Sophie, a la vez que Sophie inventa una historia sobre el moribundo padre de su marido, un hombre solitario y con muchos secretos. A veces, inventar historias puede ser un acto liberador que nos acerque a la verdad, pero otras veces buscar la verdadera historia puede llegar a destruirnos. 

La novela es un juego de espejos entre realidad y ficción, una acumulación de relatos en forma de muñecas rusas, un laberinto narrativo muy interesante y veraz. 'Qué fue de Sophie Wilder' es rabiosamente contemporánea pero a la vez tiene un aroma de novela clásica, una novela sobre el fin de las ilusiones de la juventud, sobre amores perdidos irrecuperables, sobre una pasión desmedida por la literatura, sobre la fe religiosa como intento de dar sentido a la vida, sobre expectativas no cumplidas y fracasos amargos, sobre el vacío de la realidad frente al poder de la ficción. Se trata, pues, de una novela muy muy recomendable, escrita con agilidad y desenfado, pero también sinceridad y emoción. 

miércoles, 4 de junio de 2014

'La ladrona de libros' de Markus Zusak



La verdad es que pensaba que odiaría con toda mi alma 'La ladrona de libros'. No porque parece que todo el mundo lo ama, sino por dos otras razones. La primera es que los libros sobre la Alemania nazi y/o el holocausto generalmente me producen urticaria, a no ser que los haya escrito un testimonio de primera mano; que alguien que no pasó por esta situación la use para colarnos un libro sentimental me parece casi moralmente reprobable. Y la segunda es porque me enteré que la narradora de la novela era la Muerte y este es el típico truco que el autor usa para parecer original e interesante, pero que no aporta absolutamente nada. Ahora puedo decir que no estaba equivocada. 

A ver, es cierto que el libro es sentimentaloide y se nota que nos está manipulando con los trucos más sucios que al autor se le ocurren para que lloremos a moco tendido. Y no es menos cierto que un narrador omnisciente de toda la vida sería más lógico que tener a la Muerte haciéndose la interesante y soltando digresiones que sólo hacen que entorpecer la trama real. Pero afortunadamente la Muerte la mayoría del rato parece sólo un narrador omnisciente de toda la vida y antes de llegar al debacle lacrimógeno del final en la novela hay momentos interesantes y tiernos sin ser pastelosos. 

Lamentablemente también tengo que decir que los personajes resultan planos y meras excusas para tener una trama. Así, la ladrona de libros es una niñita adorable y valiente a la que le gustan los libros, pero poco más. Y ya que estamos puestos, otro problema es que los personajes están demasiado idealizados, visten demasiado a la perfección el encorsetado papel de resistentes valerosos ante la barbarie nazi. El personaje que me ha gustado más ha sido el de la madre adoptiva, que por fuera es una mujer brusca y aparentemente fría, pero en realidad tiene un corazón bondadoso. Otro tópico, cierto; pero está bien llevado. Quizás lo que haya hecho que no odie la novela es que, si bien está llena de tópicos, en general todos están bien llevados. 

A parte de tener la Muerte como narradora, hay otros tics estilísticos que son igual de insoportables porque no aportan absolutamente nada, como ciertas filigranas tipográficas y el uso sin ton ni son de palabras en alemán en medio de la narración. Además, el amor por los libros que quiere transmitir la novela es demasiado abstracto para mi gusto, muy funcional y desapasionado. 

Y a pesar de todo, no he odiado el libro. Quizás es que yo también me he dejado manipular por él, pero lo cierto es que me han gustado sobre todo las partes más costumbristas, como el aprendizaje de la lectura por parte de la protagonista, los partidos de fútbol y los juegos con su mejor amigo, las tareas que le encomienda su madre y que al principio cumple de mala gana, el ambiente que se respira en ese barrio pobre del extraradio, etc. Hay momentos que realmente valen la pena y, como ya he apuntado, aunque la trama y el estilo sean muy manidos, funcionan bastante bien.  


martes, 27 de mayo de 2014

'El secreto' de Donna Tartt



'El secreto' de Donna Tartt es otra novela de culto que a mí no me ha impresionado nada. Creo que el planteamiento inicial es muy prometedor, pero luego es llevado a cabo de una forma decepcionante y superficial. Va de unos estudiantes universitarios de griego clásico, esnobs, amorales y (aparentemente) literarios, que deciden matar a un compañero que les estorba. No se puede negar que es un punto de partida muy atrayente, pero poco a poco me fui dando cuenta de que en realidad hay mucha apariencia y poca sustancia.  

Es cierto que se lee rápido (aunque quizás básicamente sea porque hay mucho diálogo) y no es menos cierto que la novela transmite cierta sensación de desasosiego y trajín que te engancha. Pero el estilo es plano, muy funcional, sin nada distintivo. Además, la intriga es bastante poca cosa. Todo el rato estuve esperando una revelación que dotara a la historia de algún elemento inesperado y/o profundo que redimiera esta supuesta intriga que no es nada intrigante. Pero nunca llega. Es todo tan terriblemente previsible que cuesta de creer. 

Luego están los personajes, que en un principio también parecen más interesantes de lo que en realidad resultan ser. Van de elitistas y especiales, pero son simples arquetipos, planos y aburridos. Son descritos de forma tan superficial que es imposible encontrar un rasgo de carácter que los distinga unos de otros. Así, entre el grupo estos estudiantes de griego sólo se distinguen porque uno es el narrador de origen humilde, el líder es el más pedante e insufrible, luego hay un homosexual declarado, dos gemelos (chico y chica), y el tipo al que matan. 

El único personaje que me ha despertado algo de curiosidad ha sido el de Bunny, el asesinado (tranquilo todo el mundo que no estoy diciendo nada de más, esto ya se nos revela prácticamente en la primera línea). Es el único que posee alguna contradicción que llega a parecer interesante: es el típico joven americano saludable y popular pero decide estudiar griego, no tiene ni un duro y va gorreando por ahí, es un malísimo estudiante pero se las va arreglando para parecer que es inteligente, y aún me estoy preguntando si es un buen tipo o un mal tipo, cosa que quiere decir que ( a diferencia de los otros) tiene cierto grado de ambigüedad que al menos lo hace algo real. Me hubiera gustado conocer el punto de vista de Bunny de toda la historia, sinceramente creo que la habría hecho más interesante. 

Y sintiéndolo mucho aún hay más. Me esperaba que fuera una novela que explorara de forma más interesante la cultura griega, pero cuando hace referencia al tema es sólo como un tipo de justificación argumental bastante patillera. También me esperaba más referencias literarias en general, pero si se menciona algún libro u autor es de forma totalmente incidental. Excepto en una sola ocasión. Es cuando un personaje comenta que parece que están viviendo una novela de Dostoievski. Tengo que reconocer que la comparación es acertada, por más que las distancias sean abismales, pero hay cierta urgencia y cierto ir de aquí para allá sin ningún respiro, que recuerdan a las de las novelas de Dostoievski. El patrón es el siguiente: el narrador se pone de los nervios pensando que les van a descubrir, bebe hasta casi perder el conocimiento, se va a la cama con la ropa puesta, duerme hasta las tantas, y vuelta a empezar.

Soy consciente que he soltado una buena diatriba y que debe parecer que he odiado la novela. Tampoco es así; me ha entretenido, pero nada más. Recopilo las cosas buenas: el personaje de Bunny, ese histerismo y esa desazón un poco a lo Dostoievski, la capacidad de crear una atmósfera cerrada casi claustrofóbica y un universo propio casi atemporal, y la habilidad para atrapar al lector. El gran defecto es que es una obra plana, en lo que se refiere a estilo, argumento y creación de personajes. Pero no deja de ser prometedora, y más si tenemos en cuenta que es una primera novela. Así que tengo que decir que siento cierta curiosidad para ver cómo son las posteriores novelas de Donna Tartt, para comprobar en primera persona si mejora o está igual. 

miércoles, 21 de mayo de 2014

'Un día es un día' de Margaret Atwood



Con Margaret Atwood no empecé con muy buen pie. Leí 'El asesino ciego' y me pareció una novela plana y previsible que me dejó completamente fría. Luego fui encontrándome con poemas sueltos de Atwood, alguna que otra cita aquí y allí, que me fueron gustando tanto como para animarme a volver a leer un libro suyo. Me decidí por 'Un día es un día', una recopilación de cuentos que no era larga y que tocaba temas que a priori me podían interesar. Lamento decir que esta lectura tampoco ha servido para acabar de reconciliarme del todo con Atwood. 

Puede que parte de la culpa sea mía, porque no he podido evitar comparar estos cuentos con los de Alice Munro, ya que las dos son canadienses, de la misma generación y amigas. Y yo adoro a Munro, y Atwood, en comparación, sale perdiendo. Lo que me atrajo de la contraportada de 'Un día es un día' fue que me vendía que se trataba de cuentos protagonizados por mujeres, muy distintas entre sí, que se encontraban en diferentes etapas de la vida. 

Cierto, los cuentos (en su mayoría) son protagonizados por mujeres. Pero en lugar centrarse en las mujeres se centran en la relación de las mujeres con los hombres (como si las mujeres sólo pudieran definirse a través de su relación con los hombres), pero es que encima la visión que tiene Atwood de estas relaciones me ha parecido algo desfasada (o quizás simplemente ocurra que yo no la comparto): básicamente sería que los hombres y las mujeres son seres opuestos y sólo quieren aprovecharse los unos de los otros. Y esto me pareció muy rancio y repetitivo. Además, en general me ha parecido todo muy cínico. Y si bien el cinismo me gusta en dosis justas, un exceso se me antoja cansino. En el fondo debe ser que si me gusta leer será porque me gusta encontrar en medio de la fealdad una pizca de belleza, bondad, idealismo, pureza. 

De estos cuentos en que los hombres son unos canallas con las mujeres supongo que el que más me ha gustado es 'Betty' porque es contado a través de los ojos de una niña, que tiene una hermano y que pasa mucho rato en casa de sus vecinos, un matrimonio que se acabará rompiendo. Supongo que me ha gustado porque habla de la infancia de una manera que me ha parecido veraz. Otro cuento parecido es 'Momentos significativos en la vida de mi madre', que es exactamente lo que su título da a entender, contado con cierta nostalgia y mucho amor. 

Sin embargo, el relato que más me ha gustado (con diferencia) es 'Isis en la oscuridad', que curiosamente es prácticamente el único que tiene como único protagonista y punto de vista un hombre. Encima, se trata de un cuento que relata la historia de amor platónico entre dos aficionados a la poesía, que se reencuentran por azar cada diez años. No es tanto la historia de amor entre estas dos personas, sino la historia de amor que estos dos personajes mantienen con la poesía, el arte, la belleza, el idealismo de la juventud. Creo que me ha gustado porque tiene esa chispa de algo transcendente y puro que se esconde en la literatura y que nos hace ver la vida con ojos más optimistas, esa chispa de belleza en medio de la fealdad de la que he hablado antes. 


jueves, 1 de mayo de 2014

'La casa de hojas' de Mark Z. Danielewski



Parece que lo más habitual entre los que han leído 'La casa de hojas' de Mark Z. Danielewski es convertirse en un fan obsesivo de la novela, o bien odiarla a muerte por pretenciosa. En cambio, yo estaría en un término medio. Me ha gustado, incluso diría que me ha gustado mucho, pero paradójicamente me es más fácil entender a los que la desprecian que a los que la idolatran. A ver, me parece un divertimento realmente ingenioso, un artefacto de lo más curioso e interesante, pero aquí se termina la cosa. No creo que sea revolucionaria, porque no va a cambiar la forma de escribir, se quedará en una anécdota simpática en la historia de la literatura en forma de nota a pie de página que muchos pasarán por alto. Y esto con una buena dosis de suerte. 

Johnny Truant es un jovencito que un día se topa con un manuscrito titulado 'El expediente Navidson', presuntamente escrito por un tipo ciego llamado Zampanò, manuscrito que es el análisis de una película documental sobre una casa encantada que supuestamente revolucionó el mundo académico, pero en realidad nadie ha oído hablar de ella. La novela tiene dos líneas argumentales (las desventuras de Johnny Truant y el análisis de la película) que más que entremezclarse corren paralelas. 

El problema es que Johnny Truant es un gilipollas que se cree más listo y profundo de lo que en realidad es y tenemos que tragarnos sus aburridos desvaríos etílico-lisérgicos y los relatos de sus sesiones de sexo con un montón de tías buenas, aunque desgraciadamente entre este montón no se encuentra a la chica de sus sueños, que se dedica a ignorarlo bastante por más que también le parece mono (ay, qué penita). La verdad es que esta parte es tan intrascendente e infumable que estuvo a punto de arruinar todo el libro. 

Infinitamente más interesante es la parte en la que un matrimonio en crisis se muda, con sus dos hijos, a una casa que es más grande por dentro que por fuera, una casa que esconde un inmenso vacío de frío y oscuridad, y que puede cambiar de forma instantáneamente según las presencias que detecte. Esta parte está repleta de notas a pie de página (en los que uno se puede perder fácilmente y) que en su mayor parte hacen referencia a artículos que no existen, aunque también hay otros que sí que existen. 

Por otra parte, también salen personajes famosos reales (escritores, intelectuales y expertos en los más diversos campos) que dan su interpretación de lo que significa la casa, una interpretación que siempre barre para su casa (perdonad la redundancia), es decir, imponen su pensamiento a la interpretación de la casa; básicamente hacen que signifique lo que ellos quieren que signifique. Esta parte, que se mofa de la literatura académica, es realmente divertida, muy conseguida. No se puede negar que Danielewski se lo ha currado mucho y que le ha salido bien. 

Así, me ha encantado cómo se analiza la crisis matrimonial y otros aspectos cotidianos como si fuera un tema académico, y cómo el manuscrito intenta otorgar un simbolismo trascendente a detalles sin importancia. Lo dicho, es realmente divertido, a la vez que interesante. En cambio, como novela de terror, el libro se queda cojo. Hay momentos inquietantes, sin duda; pero la intensidad de las primeras exploraciones de la casa se va diluyendo progresivamente, hasta el punto que la última ya resulta repetitiva y el final decepcionante. 

Volvamos por un momento al odioso Johnny Truant. Se supone que tenemos que creernos que la lectura del manuscrito lo afecta de tal modo que empieza a tener ataques de ansiedad y acaba por volverse medio loco. Pero, claro, es difícil de creer, porque el pavo está leyendo lo que estamos leyendo nosotros y definitivamente no hay para tanto. Luego los desvaríos de Johnny adoptan un aire de pesadilla y creo que se supone que tiene que dar miedo, pero la verdad es que la cosa más bien da risa. 

Definitivamente el personaje de Johnny Truant y su historia están a punto de arruinar todo el libro, que sería infinitamente mejor si le cortaran toda esta parte. Y ya que estamos puestos a pedir, yo pediría que en su lugar se nos explicara la historia de Zampanò, que parece un personaje más interesante. Aquí y allí se nos insinúa algo, pero poco. A la novela definitivamente le gusta insinuar aquí y allí, pero sus insinuaciones se quedan en nada. Yo esperaba un giro final, una revelación, pero no llega nada. Reconozco que esto me ha molestado un poquito y en ocasiones me ha dado por pensar que la novela también se cree más lista de lo que en realidad es. 

Vale, la novela es muy lista y hábil en lo que se refiere a temas formales pero no tanto en el fondo. Por eso me molesta bastante que la comparen con 'La broma infinita' de David Foster Wallace, porque allí sí que hay forma y fondo. No es que 'La casa de hojas' sea una novela vacía de contenido, pero este contenido es sólo bueno, para nada excepcional ni novedoso. Realmente no creo que sea necesario leerla dos veces para entenderla (como se dice por ahí). Realmente no es tan difícil de seguir y entender; sólo pide un poco de paciencia, pero más porque es un libro gordo y pesado que no argumentalmente complejo. 

'La casa de hojas' tiene unos cuantos trucos formales realmente ingeniosos y lo mejor es que estos trucos formales están ligados al contenido. En este libro la distribución del texto en la página en blanco es fundamental. Así, hay todo un capítulo que habla de personajes perdidos en un laberinto mientras que los lectores también nos perdemos en un laberinto de notas a pie de página. En otros capítulos, hay páginas con pocas palabras y el enorme espacio en blanco que queda nos transmite la sensación de vacío físico que sienten los personajes. A veces se tiene que girar el libro, ponerlo de través o boca abajo y, con un libro tan gordo y pesado, éstas pueden ser operaciones bastante engorrosas, pero ahí está la gracia. 

Ciertamente me ha gustado que los hallazgos formales no sean gratuitos, sino que estén ligados al fondo, que tengan su razón de ser. También me ha encantado toda la parodia de la literatura académica, y la mayor parte de la historia del matrimonio en crisis y la casa encantada y el simbolismo psicológico de la oscuridad que reina en ella. Es un libro curioso, interesante, divertido, muy currado. Me lo he pasado muy bien leyéndolo pero creo que le falta un gran trecho para ser la obra maestra que dicen por ahí. 


sábado, 26 de abril de 2014

'Cuando las palomas cayeron del cielo' de Sofi Oksanen




'Cuando las palomas cayeron del cielo' sigue la misma línea que Sofi Oksanen ya inició en 'Purga'. Por tanto, se trata también una novela que explora el pasado de Estonia, que habla de supervivencia, cuya trama se desarrolla en dos líneas temporales que acabarán divergiendo, que destaca por una intriga precisa que te atrapa y un giro final sorpresa, además de un estilo particular con ocasionales toques líricos y sensoriales deliciosos.

Pero en esta ocasión, claro, el efecto sorpresa se ha diluido y, a veces, 'Cuando las palomas cayeron del cielo' parece una especie de continuación, una nueva versión que poco de nuevo aporta. Sin embargo, lo que aporta lo hace con gran habilidad, porque probablemente la principal virtud de Sofi Oksanen es la de construir historias de suspense que te atrapan con su intriga bien dosificada, que funciona como un mecanismo de relojería, entregándote la información poquito a poquito para que tu puedas ir reconstruyendo lo que realmente pasó poquito a poquito.

Ésta vez, la historia pasa en la década de 1940, durante la ocupación nazi, y paralelamente en la década de 1960, durante la ocupación soviética. Los protagonistas son tres: un maestro en el arte de adaptarse al entorno, su mujer insatisfecha y depresiva, y su primo que se mantiene fiel a sus ideales. Otra vez se habla de supervivencia, lucha y adaptación, pero también de cómo los vencedores modifican la historia, de las mentiras de Estado, de las intrigas que se ponen en marcha por una migajas de poder, de las barbaridades que alguien puede cometer para salvar el pescuezo o por otros objetivos aún más egoístas.

El primo que se reinventa y que pasa de ser defensor de una Estonia libre, a ser un colaboracionista nazi, para acabar siendo un espía del KGB, nos cae mal porque es rastrero e incapaz de pensar en algo que no sea sí mismo, pero a la vez no deja de ser fascinante por su habilidad y su tenacidad. Es un personaje que tiene lo peor y lo mejor del ser humano, complejo e interesante. Los otros dos acaban difuminándose en comparación y me hubiera gustado saber como uno termina medio loco y otro alcohólico. Para mí es aquí donde Oksanen falla un poquito, porque antes de describirnos con más detalle la evolución de estos personajes prefiere darnos un final sorpresa que acaba resultando precipitado.

Sin embargo, 'Cuando las palomas cayeron del cielo' es una muy buena novela de intriga, con esa mezcla de revisión histórica del siglo XX y thriller de suspense, una mezcla original si se compara con otros escritores, pero que es marca de la casa de Sofi Oksanen. La novela está muy bien construida y nos presenta realidades y dilemas incómodos, deja que sea el lector quién vaya reconstruyendo la historia y sacando sus conclusiones, y tiene un tono triste y trágico bastante desgarrador. Realmente recomendable, tanto que yo quiero seguir leyendo más de Oksanen lo antes posible.


domingo, 6 de abril de 2014

'Tres hombres en una barca' de Jerome K. Jerome



'Tres hombres en una barca' de Jerome K. Jerome es un libro de humor sobre tres amigos que deciden hacer juntos un viaje en barca remontando el río Támesis, acompañados de un perro muy peleón. Y aunque fue publicado en 1889 me ha sorprendido lo vigente que es su humor. La comicidad se desprende no tanto de las anécdotas sino más bien de la forma en que reaccionan los personajes, no tanto de la acción en sí sino más bien de unas personalidades risibles, cosa que es lo que hace el humo indudablemente moderno. Los personajes son un cúmulo de defectos de lo más reconocibles. Así, los tres amigos son perezosos, hipocondríacos, egocéntricos, muy pagados de sí mismos, exagerados, egoístas, y les encanta escaquearse y hacerse la puñeta unos a otros. 

Tengo que decir que en algunos fragmentos Jerome se olvida del humor y se pone a describir en serio no sólo los parajes que cruzan los tres protagonistas sino también episodios de la historia de Inglaterra relacionados con esos parajes. Sí, en ocasiones incluso se pone lírico y sentimental, lo cual es una lata y no cuaja nada con el tono humorístico. Afortunadamente esto tampoco sucede tan a menudo. La mayor parte del rato Jerome se propone ridiculizar la vanidad y el egocentrismo que, en mayor o menor grado, se encuentra dentro de todos nosotros. Jerome lleva hasta la exageración estos defectos, de modo que a veces se alcanzan cuotas de humor absurdo, otro ejemplo más de la modernidad de la comicidad de esta novela. 

Pero, como ya he dejado caer, si bien el humor de 'Tres hombres en una barca' sí que es moderno, la estructura no lo es tanto. No me refiero a que sea un libro sobre “nada”, sin argumento reconocible y basado más en los personajes que no en la acción. Porque por estas señas probablemente también debería ser considerado moderno. Sino que me refiero a esta extraña mezcla de géneros, entre humor y seriedad, que no pegan ni con un milagro. Y encima, cuando Jerome se pone serio suena realmente pasado de moda, terriblemente anacrónico, digresivo, sentimentalista, aburrido, cursi, etc. Pero lo dicho: la mayor parte del tiempo 'Tres hombres en una barca' es un libro realmente divertido. 

sábado, 22 de marzo de 2014

'No Soy Sidney Poitier' de Percival Everett



'No soy Sidney Poitier' es un título de aquellos que me llaman la atención. Saber el por qué del título no hizo más que augmentar mi curiosidad; el protagonista es un chico sin padre conocido,   nacido después de 24 meses de gestación y que se llama No Soy Sidney de nombre y Poitier de apellido, algo que evidentemente le reporta no pocas confusiones y miradas perplejas a lo largo de su vida. Y para complicarlo todo un poco más, a medida que se hace mayor se va pareciendo cada vez más a Sidney Poitier. 

Con estos datos no es difícil adivinar que estamos ante un libro humorístico. Y, a pesar de ser un libro de humor, es divertido, y también tiene reflexiones interesantes sobre cuestiones como el racismo y el poder del dinero. Cada capítulo narra las desventuras de No soy Sidney en los más diversos ámbitos, en las hermandades universitarias, como invitado de una familia conservadora, como fugitivo de una prisión, como falso culpable, etc. Intuyo que cada capítulo es el equivalente de una película de Sidney Poitier, pero yo sólo he podido identificar dos, aunque igualmente se puede disfrutar de la aceptación o la subversión de los tópicos de la narrativa hollywoodiense. 

Lo mejor del libro son, sin duda, los diálogos de Ted Turner (sí, el Ted Turner magnate de la televisión), totalmente impredecibles y delirantes. Divertidísimos. Y, aunque me lo he pasado bien leyendo este libro, no he dejado de tener esa sensación vagamente irritante que siempre me produce cierta literatura cómica pos-moderna que se cree más lista que el lector y que presume de originalidad a toda costa. Servidora siempre prefiere la profundidad a la originalidad y a las piruetas pos-modernas.

No es que sea un libro totalmente vacío, pero sí lo son los personajes. Claro que siempre se puede argumentar que la gracia es que el personaje de No Soy Sidney es que no tiene identidad y son los otros los que la intentan reconstruir a partir de cómo creen ellos que tiene que ser un chico negro que ha nacido en un entorno en principio no acomodado. Vamos, que está todo hecho a posta. Pero a mí este argumento no acaba de convencerme, por más que no deje de aportar una serie de reflexiones interesantes. Y es que si tuviera que definir este libro con adjetivo sería interesante. Y luego optaría por divertido. En el fondo es un libro curioso, con todo lo bueno y lo malo que esta palabra implica. 

viernes, 7 de marzo de 2014

'Las almas juzgadas' de Miklós Bánffy



'Las almas juzgadas' de Miklós Bánffy es la segunda novela de la llamada Trilogía Transilvana (después de 'Los días contados', que fue la primera). En esta continuación volvemos a tener un gran fresco de la sociedad y la política húngaras de principios de siglo, justo antes de la primera guerra mundial. Sigue habiendo adulterios, un amago de duelo, amores condenados al fracaso, chismosas y chismosos, corrupción, intereses partidistas y/o personales que pasan por encima de los intereses del país, hipocresía política, etc. Pero ya no es como en la primera novela, en la que descubríamos un mundo nuevo y nos sorprendía por su riqueza. Para bien y para mal esto es una continuación, que por supuesto proporciona mucho placer leer, pero ya no es como la primera vez.

Los protagonistas siguen siendo dos primos: un idealista enamorado de una mujer casada y un noble arruinado que en el pasado había sido un prometedor músico pero que ahora se ha lanzado en una caída libre hacia la autodestrucción. Por supuesto, a mí me interesa muchísimo más el segundo, pero Bánffy opina lo contrario. A mí me gustaría que se nos describiera mucho más al detalle este proceso de envilecimiento que ya no tiene vuelta a atrás y que se intuye que va a acabar fatal, pero Bánffy no es un Dostoievski; es más bien un Tolstoi.

Así, al ser un Tolstoi (como el de 'Guerra y paz') opta por retratar con todo detalle los entresijos de la política húngara. Podemos ver como los diferentes partidos se pelean por nimiedades y lo único que les interesa es conservar el poder y no cumplir con su deber político, mientras que en Europa se van agudizando los malos rollos que llevarán a la guerra, cosa que en el parlamento húngaro se ignora olípicamente. Y las peleas de patio de colegio que protagonizan los políticos acaban desinteresando del todo a la sociedad, que está completamente decepcionada y ya pasa de ellos. Pero el primo idealista, que tiene su escaño de diputado, también acaba decepcionado, porque ve que todos sus intentos de introducir mejoras para el pueblo acaban en nada.

Algo de lo que más me ha gustado (y por segunda vez) de Miklós Bánffy es la colección de secundarios que nos presenta. Esta vez, a parte del primo autodestructivo, me ha gustado mucho el marido que está al borde de la locura: en la primera novela me pareció un villano de opereta, pero en esta ocasión es descrito con más profundidad y, aunque sea mala gente, he acabado entendiéndolo y empatizando con él. También hay muchas mujeres de carácter fuerte, como la viuda que se encarga sola de su granja, o la gran heredera que tiene las ideas claras, o la señora que va saltando de amante en amante pero que no puede olvidar el único que realmente amó y aún sufre por él, etc. Y me gustaría que tuvieran más protagonismo. Pero bueno, esto es algo que suele pasar en las novelas escritas por hombres.


Bánffy es un narrador nato; tiene una habilidad magnífica para envolverte en su historia y sus frases fluyen de manera rítmica y envidiable. Creo que mi escena favorita de la obra es una en que unos galanes trasnochados contratan a unos músicos, se suben a un carro y van a dar serenatas a las mujeres de las que creen estar enamorados. No pasa nada esencial, nada que aporte información nueva y relevante a la trama de la novela, pero está descrito de una manera preciosa y delicada que hace que se te quede grabado en la retina como si lo hubieras vivido en primera persona. Y esto es magnífico.  


jueves, 27 de febrero de 2014

'Escapada' de Alice Munro



Alice Munro es un valor seguro; nunca me decepciona. Yo creo que ya puedo decir que se ha ganado un puesto de honor en mi lista de escritores favoritos. El último libro suyo que he leído es 'Escapada' y se me hace algo difícil hablar de él sin repetir lo que ya he dicho de ella en anteriores ocasiones. Pero supongo que tampoco tiene tanta importancia porque una buena escritora como ella bien se merece que se canten sus alabanzas una y otra vez.

Dicho esto, creo que la mayor virtud de Munro es saber contar historias cotidianas de personajes cotidianos, historias que nos podrían haber pasado (o quizás, de hecho, ya nos han pasado) a ti y a mí, con una sensibilidad y una profundidad sin igual. Munro sabe ver y transmitir la gran importancia que hay en pequeños gestos y esperanzas que para la gente del alrededor pueden parecer intrascendentes pero que no lo son para los que los experimentan. Munro tiene una delicadeza incomparable a la hora de profundizar en los secretos y sentimientos que nosotros muchas veces no nos atrevemos a poner en palabras. Munro es sutil y melancólica; única.

El cuento que da título a esta recopilación es sobre una mujer cuya relación con su marido se ha ido deteriorando hasta el punto que le parece que la única solución posible es huir. Luego hay tres cuentos protagonizados por la misma mujer en diferentes momentos de su vida: cuando acepta su primer trabajo de profesora de lenguas clásicas, en la última visita a casa de sus padres con su hija acabada de nacer, y cuando su hija ya mayor desaparece sin ninguna explicación. Éste último es uno de mis preferidos; la protagonista, mientras intenta ir haciendo su vida, no hace nada más que esperar noticias de su hija y Munro describe a la perfección el proceso por el que el dolor de una espera llena de desesperación se va convirtiendo en un sufrimiento igual de constante pero menos punzante, algo más tranquilo.

El último relato, 'Poderes', es el más largo y abarca toda una vida, aunque sólo describa unos pocos episodios concretos y esté lleno de elipsis que los lectores tenemos que rellenar, pero quizás, como le pasa a la protagonista, habrá cosas de las que nunca podremos saber la verdad, lo que realmente pasó. Es interesante porque mezcla el diario personal de la protagonista, cartas y una narración en tercera persona más tradicional. Pero acaba siendo magnífico porque es una reflexión de las historias (o mentiras) que nos contamos a nosotros mismos, de las vidas ajenas que nunca podremos entender del todo por más que amemos a esa otra persona.


Todos estos relatos de Munro tienen un punto inquietante, pero el que más es 'Deudas', en que una niña solitaria que se hace la típica pregunta “¿Seré adoptada?” acaba encontrando una respuesta nada típica. Pero quizás, ahora mismo, mi más favorito de todos haya sido 'Desencuentro', que también habla de una espera. La protagonista es una enfermera que lleva una vida rutinaria dedicada a cuidar de su hermana enferma (y bastante tiránica), pero aún así se las arregla para ir una vez al año a ver una obra de Shakespeare. En una de estas excursiones, un cúmulo de casualidades le llevan a conocer un hombre con el que se prometen que se esperarán. Pero las cosas no salen como estaba planeado y al final hay un giro rocambolesco que parece propio de un culebrón, pero Munro consigue hacerlo creíble y dejarnos con una desesperanza de lo más amarga.   


miércoles, 19 de febrero de 2014

'La mujer de púrpura' de Jeanette Winterson



No es que yo sea una experta en Jeanette Winterson. Hasta ahora sólo había leído dos de sus libros. Pero dos libros sobran y bastan para darse cuenta que tiene un estilo muy particular, que se caracteriza por un romanticismo exacerbado y un lenguaje poético llevado casi  hasta la exasperación. Es un estilo que te puede gustar más o menos, pero no se puede negar que es propio. Sin embargo, en 'La mujer de púrpura' prácticamente no hay nada de esto. Es un libro que podría haberlo escrito cualquiera, de tan impersonal que es. No consigo explicármelo. 

'La mujer de púrpura' parte de un hecho real, un juicio a unas mujeres acusadas de brujería, y, aunque haya algunas características formales típicas de Jeanette Winterson, como cierta lectura feminista, personajes bisexuales, un par de historias de amor fou, y una estructura que recuerda los cuentos tradicionales, es sólo fachada. Es como un libro sin alma. De hecho, a veces incluso me da la sensación que está escrito con desgana, como si Winterson quisiera terminarlo lo antes posible y pasar a otra cosa. 

A parte de la ya algo típica idea de relacionar acusaciones de brujería con sexismo, tengo que reconocer que me ha sorprendido gratamente la forma en que la novela interelaciona brujería y pobreza y miseria. Es realmente interesante, lástima que Winterson opte por contar una historia de terror gótico en la que se enfrentan una bruja buena y unas brujas malas, de modo que todas estas lecturas críticas se diluyen en una historia impersonal con personajes unidimensionales y una forma de narrar la acción bastante torpe y atolondrada.  


jueves, 13 de febrero de 2014

'La impaciencia del corazón" de Stefan Zweig



Hasta ahora Stefan Zweig no habíamos conseguido conectar, pero me dije que le debía otra oportunidad, que quizás no acabábamos de congeniar bien porque siempre leía novelitas cortas suyas y que quizás con una novela larga, donde él pudiera explayarse, la cosa iría mejor. Pero lo cierto es que ha ido igual. ¿Verdad que todos hemos encontrado escritores que no nos parecen malos, pero que sin embargo no nos llegan? Pues a mí me pasa esto con Zweig. Soy consciente que es un escritor bastante popular, o como mínimo con una legión más que notable de fieles seguidores, pero yo no le encuentro la gracia, no consigue emocionarme ni una pizca: me parece demasiado frío y académico.

Me dije que estaría bien probar con 'La impaciencia del corazón', porque el título me parecía bonito y porque, en una novela larga, Zweig tendría páginas para explayarse. Pero lo que ha ocurrido es que me ha parecido que uno de los mayores problemas de la novela en cuestión era precisamente que Zweig se explayaba demasiado. Quiero decir que tiene la manía de describir hasta el detalle más insignificante, cada sensación, cada pensamiento, cada reacción, cada gesto de los personajes, como si no pudiéramos imaginarlo, como si no supiéramos qué son cosas tan corrientes como la vergüenza, la vanidad o el orgullo, con lo cual me acaba resultando bastante cansino, no hasta el punto de hacerme perder la paciencia, pero sí hasta el punto de poner los ojos en blanco cada vez que empieza una de sus descripciones kilométricas (algo que pasa cada dos por tres).

Con esta afición por la hiperdescripción súper exhaustiva, Zweig no deja absolutamente nada a la imaginación. Es como si me lo pusiera todo demasiado fácil como lectora. Y a la vez tanto detallismo acaba entorpeciendo hasta anularla la verdadera emoción que podría desprender una historia como la de la novela. Claro, con tanta descripción minuciosa, por fuerza Zweig hace un buen retrato de la psicología de los protagonistas. Pero lo malo es que estos personajes no evolucionan, no pueden, no tienen espacio para hacerlo. De modo que, cuando terminan las más de 400 páginas, estos son iguales que al principio, lo que a mí me parece un poco un timo.

Además, no hay absolutamente ninguna sorpresa en 'La impaciencia del corazón'. La historia podría haberse contado perfectamente en la mitad de páginas, pero se estira y se estira, es repetitiva y no avanza ni a trompicones. Además, Zweig es un tipo tan serio. No hay ni pizca de humor. Y (aunque el narrador sea en primera persona) lo escribe todo desde una distancia desafectada, desde un objetivismo funcional, que hace imposible que me emocione ni una pizca. Y lo que yo busco cuando leo es principalmente emocionarme.


Y a pesar de todo lo que he dicho, la novela no es mala. Es sólo que no es mi tipo.  


jueves, 6 de febrero de 2014

'Purga' de Sofi Oksanen



Aliide y Zara son las dos protagonistas de 'Purga' de Sofi Oksanen, una novela escrita en finés y ambientada principalmente en Estonia. Es la historia de supervivencia de dos mujeres y también la historia de la miseria en dos países, Estonia y la Unión Soviética: el primero asolado por la segunda guerra mundial y las consiguientes ocupaciones militares y el segundo que no ofrece ninguna  oportunidad de mejora (económica) a las personas de origen humilde. Es una novela dura, muy dura, que habla de la barbarie que implica las ocupaciones militares y también la explotación sexual, y las relaciona de una forma incómoda pero veraz. 

Aliide es una mujer ya anciana que vive en una zona rural y lleva una vida más o menos tranquila y monótona ocupándose de las tareas de la casa. Y Zara es la joven que una mañana se encuentra en su patio, muerta de frío y de miedo. La novela de buen principio insinúa que el encuentro no es casual, que estas dos mujeres están ligadas por un pasado común, pero la gran habilidad de Sofi Oksanen es la de estirar y mantener el suspense, ir dosificando la información en cuentagotas, atraparnos en esta historia angustiosa con el deseo de saber más, dominando con maestría la intriga. 

La gran crítica que le hago a 'Purga' es que en un par de ocasiones se dedica a retratar con detalle escabroso abusos sexuales. Es una cuestión muy personal, pero siempre encuentro estas descripciones problemáticas, por la posibilidad de que puedan provocar el efecto contrario al que se proponen, porque es algo demasiado íntimo y doloroso como para contarse alegremente en forma de ficción. Prefiero los momentos en que Sofi Oksanen nos cuenta estos abusos de forma simbólica, sin detalles físicos, sólo centrándose en las sensaciones, porque me parece que así es mucho más eficaz, por no mencionar literario.   

'Purga' no deja de ser una intriga psicológica y, como buena intriga psicológica, los personajes son complejos y ambiguos (sobre todo Aliide, evidentemente) y la autora no se dedica a perder ni un segundo en juzgarlos. Y encima despliega toda una serie de imágenes recurrentes de lo más evocadoras; y es que es una obra con una fuerza simbólica notable. ¿Y ya he mencionado lo bien que dosifica el suspense, no? Y sí, es una obra dura, muy dura, pero que vale mucho la pena leer. 

martes, 28 de enero de 2014

'Las grandes familias' de Maurice Druon



'Las grandes familias' de Maurice Druon se centra en dos grandes familias unidas por un matrimonio: una es de origen aristocrático (con diplomáticos, militares, poetas, etc.) y la otra es de origen burgués (que se enriqueció gracias a sus fábricas, su banco y su periódico). Y en medio hay dos personajes de origen humilde que consiguen colarse en estas familias y prácticamente pasar a formar parte de ellas: uno es una sirvienta que consigue hacerse imprescindible porque sabe aparecer en el momento justo (cuando las cosas empiezan a torcerse) y ella puede ser útil e incluso llegar a mandar y tener su momento de gloria; y el otro es un aspirante a literato pusilánime que pronto olvida sus ínfulas literarias y nos damos cuenta de que lo que le interesa en realidad es ganar dinero, poder, influencia y admiración. 

Las dos grandes familias, a pesar de tener orígenes distintos, comparten un mismo destino: el de una lenta desintegración. La novela no deja de ser otra muestra de la típica obra que retrata la decadencia de los que en antaño lo fueron y pudieron todo. Pero lo retrata muy bien, y de una forma especialmente misántropa y amarga. No hay ningún personaje que merezca la más mínima simpatía y ni siquiera compasión. Son todos seres egoístas y ensimismados en sí mismos. Del primero al último realmente mezquinos. Memorables son las escenas de entierros en que los personajes asisten para dejarse ver pero no sienten ni la más mínima pena por el pobre que le ha tocado estar en el ataúd. 

Novela río que retrata la sociedad francesa de entre guerras, 'Las grandes familias' es quizás, más que nada, una novela sobre la ambición (la ambición de los hombres ricos que quieren ser aún más ricos y no quieren verse destronados, pero también la ambición de una actriz de segunda que es capaz de cualquier cosa por tener una vida regalada). Y cómo esta ambición ciega puede provocar tragedias. Pero, bueno, para el causante de la tragedia tampoco hay para tanto, porque la tristeza pronto es devorada por una nueva y aún más insaciable ambición. 

lunes, 6 de enero de 2014

Libros en el 2013



Creo que voy dejando atrás mi obsesión por el número de libros que leo. Este año no he llegado ni a 50 (ha sido un año raro) y tampoco es que me lo tome a mal. Estoy contenta porque los libros gordos, de muchas páginas, ya no me dan tanto miedo como antes. De hecho, uno de mis propósitos del 2013 era leer más libros largos y, al final, he leído once de más de 350 páginas (que para mí es la línea que diferencia un libro largo, algo aleatorio lo sé). Y además, entre estos hay muchos que tenía pendientes de hacía tiempo, así que: misión cumplida. Más o menos.

El descubrimiento del año ha sido Edgar Keret, que es muy grande, y la alegría del año ha sido Alice Munro: por las alegrías que me ha aportado como lectora pero también porque le dieron (más que merecidamente) el Nobel. A continuación, la lista completa de libros leídos en 2013 y marcados en negrita los que más me han gustado, porque si bien es cierto que dejo atrás mi obsesión por los números, no abandono la obsesión por las listas, porque me gusta tenerlo todo bien ordenadito y clasificado.


01. ‘Libertad’ de Jonathan Franzen
02. ‘Du rêve pour les oufs’ de Faïza Guène
03. ‘La librería ambulante’ de Christopher Morley
04. ‘La muerte de Danton’ de Georg Büchner
05. ‘Jernigan’ de David Gates
06. ‘Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio’ de Alice Munro
07. ‘El sentido de un final’ de Julian Barnes
08. ‘Le fils de l’homme invisible’ de François Berléand
09. ‘Cuatro hermanas’ de Jetta Carleton
10. ‘El ángel Esmeralda’ de Don DeLillo

11. ‘Píldoras azules’ de Frederik Peeters
12. ‘El mar, el mar’ de Iris Murdoch
13. ‘Al pie de la escalera’ de Lorrie Moore
14. ‘El malentendido’ de Irène Némirovsky
15. ‘La rebelión’ de Joseph Roth
16. ‘Besarabia’ de Iliá Mitrofanov
17. ‘De repente llaman a la puerta’ de Edgar Keret
18. ‘Morfina. Relatos de un joven médico’ de Mikhail Bulgakov
19. ‘A propósito de Abbott’ de Chris Bachelder
20. ‘La mala gente’ de Étienne Davodeau

21. ‘Los once’ de Pierre Michon
22. ‘Trampa 22’ de Joseph Heller
23. ‘Mi vida querida’ de Alice Munro
24. ‘Looking for Alaska’ de John Green
25. ‘Tú y yo’ de Niccolò Ammaniti
26. ‘Pastoral Americana’ de Philip Roth
27. ‘Corre, conejo’ de John Updike
28. ‘Los días contados’ de Miklós Bánffy
29. ‘La ignorancia’ de Milan Kundera
30. ‘La chica sobre la nevera’ de Edgar Keret

31. ‘El mercader de alfombras’ de Phillip Lopate
32. ‘Cançons d’amor i de pluja’ de Sergi Pàmies
33. ‘Las peste negra’ de Nina Berberova
34. ‘Peyton Place’ de Grace Metalious
35. ‘Mao II’ de Don DeLillo
36. ‘Purga’ de Sofi Oksanen
37. ‘Las damas de San Petersburgo’ de Nina Berberova
38. ‘Los solteros’ de Muriel Spark
39. ‘El vino de la juventud’ de John Fante
40. ‘Pizzeria Kamikaze’ de Edgar Keret

41. ‘La pianista’ de Elfriede Jelinek
42. ‘La prueba’ de Agota Kristof
43. ‘Catedral’ de Raymond Carver (relectura)


De cara al 2014, me vuelvo a proponer leer más libros gordos, algunos de los cuales ya hace ya tiempo que tengo pendientes (y algunos que ya estaban en mi lista de propósitos del 2013):


01. ‘Las grandes familias’ de Maurice Druon
02. ‘Del diario de un cazador’ de Ivan Turgéniev
03. ‘La escoba del sistema’ de David Foster Wallace
04. ‘La tragedia de la calle de las Flores’ de Eça de Queirós
05. ‘La impaciencia del corazón’ de Stefan Zweig
06. ‘Memorias de la casa muerta’ de Fiódor Dostoievski
07. ‘Me casé con un comunista’ de Philip Roth
08. ‘Herzog’ de Saul Bellow
09. ‘Los Buddenbrook’ de Thomas Mann
10. ‘Las aventuras del buen soldado Svejk’ de Jaroslav Hasek
11. ‘Una mujer difícil’ de John Irving


Y de propina, cuatro de muy chungos (al menos para mí), por su rollo posmoderno.


12. ‘El arcoiris de la gravedad’ de Thomas Pynchon
13. ‘El plantador de tabaco’ de John Barth
14. ‘Europa Central’ de William T. Vollmann
15. ‘Los detectives salvajes’ de Roberto Bolaño


A parte de estos gordos, seguro que caerá alguno de Alice Munro, otro de Sofi Oksanen, alguno más de Nina Berberova y el último de la trilogía de Agota Kristof. Y es que algo que siempre me da vergüenza es las pocas mujeres que leo, comparadas con los hombres.

Y mi otro (gran) propósito (como lectora) es leerme todos los cuentos de John Cheever. He contado que si me leo uno a la semana, cuando llegue a fin de año sólo me quedarán 10 por leer. Lo intentaré sin amargarme, pero a día de hoy ya voy con retraso.