sábado, 30 de agosto de 2008

Día 13 de 'Los Maia'

Y llego en una escena en que Guimaraes le está dando la tabarra a Ega. Ega lo soporta con la mayor paciencia posible y cuando Guimaraes se va ya por despedir le dice que salude de parte suya a Carlos y a su hermana María. "¿Qué hermana María?!" exclama Ega y nosotros los lectores al unísono. Y luego lo entendemos todo. ¡Y dios santo, qué giro más grande! Y me pregunto cómo es que no se me había ocurrido antes, porque pistas las hay. María le dice a Carlos que le recuerda a su madre, por ejemplo. ¡Dios santo, qué libro más grande! Sabía que Eça no me defraudaría.

Spoiler alert: Life is hard. And sad.

Por lo general estoy muy poco puesta, pero no tanto como para no haber oído nunca hablar del Brotherhood 2.0 Project. Sin embargo nunca había visto ninguno de sus vídeos. Hasta ayer. Empezé y me pasé una cantidad ridícula de tiempo viendolos (incluso tiempo de mi sueño). Y es que son ingeniosos, divertidos y por supuesto muy nerds. Por lo tanto, adorables. Los primeros que vi fueron los de 'El guardián entre el centeno' de Salinger. Y ya desde el principio me enganché, porque es fantástico ver alguien que habla con tanta pasión de un libro que ahora está muy de moda criticar. Sobra decir que es uno de mis libros favoritos, un libro que cambió mi vida y todos esos tópicos que en este caso resultan ser verdad.


Totalmente de acuerdo. O casi. Y después de muchos videos más. Soy una conversa. Soy una nerdfighter.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Día 10 de 'Los Maia'

Me pasé prácticamente las 200 primeras páginas de 'Los Maia' esperando una historia de amor entre Carlos y alguna mujer casada. Al fin y al cabo es el siglo XIX. Luego asumí que las cosas no iban por ahí, me olvidé de esta pretensión y me enganché definitivamente al libro creyendo que hablaba de la vida en un país provinciano y (sobre todo) de amistad (la amistad entre Carlos y Ega). Ahora, cuando ya creía que no la iba a encontrar, me he encontrado con una historia de amor. Y ya estoy harta de ella. Es cursi y azucarada. Ha habido un giro genial que me ha hecho creer que todo se terminaría, pero al final no ha pasado nada, "el amor ha triunfado" que se podría decir. Aún así estoy convencida de que Eça de Queirós no me va a decepcionar y que el romanticismo y el idealismo terminarán "arrastrados por el barro". Jose María, no me falles.

Aún creo que la relación más importante de esta novela es la amistad entre Carlos y Ega. Al fin y al cabo, no he podido resistir la tentación y he leído las dos últimas páginas de la novela y he descubierto que la última escena la comparten ellos dos. Creo que las escenas entre Carlos y Ega son las mejores del libro. Están llenas de complicidad y entendimiento. Me encantan los libros que dedican grandes esfuerzos a narrar una historia de amistad, porque lo habitual es que todos los esfuerzos se destinen a narrar una historia de amor. Sin embargo, tampoco descarto que las escenas entre Carlos y Ega me parezcan las mejores del libro simplemente porque Ega es mi personaje favorito de la novela.

Ega es un exaltado, histriónico, y teatrero, que en seguida se sube por las paredes, pero también es una rata de biblioteca sarcástica, de lengua afilada y amante de las paradojas. Me parece adorable con su monóculo y los aires mefistofélicos que gasta sólo para provocar al personal. Creo que me gusta tanto porque es un personaje lleno de vida, mientras que Carlos es terriblemente apático. Los dos son unos diletantes, pero de formas muy distintas: Ega porque es puro nervio y quiere abarcar más de lo que puede, Carlos porque es pura inactividad y lasitud.

lunes, 25 de agosto de 2008

Día 8 de 'Los Maia'


Estoy leyendo 'Los Maia' de Eça de Queirós, escritor que tiene algunas obras que me parecen obras maestras de la lucidez, el humor, el anti-romanticismo y el desencanto, que sorprenden por lo modernas que son, y algunas otras obras totalmente aborrecibles por su moralismo, su conservadurismo y su ñoñería. Me costó 170 páginas engancharme. Al principio estaba tan desesperada que ya me imaginaba que tendría que abandonarla y encaberla en el cajón de obras aborrecibles, pero allá por la página 170 todo cambió. La mayoría de veces es prácticamente imposible establecer el momento justo en que oyes ese click en tu cabeza que significa que te has enganchado a un libro. En este caso puedo asegurar con total certeza cuál fue la escena que me enganchó de 'Los Maia'.

Inicialmente mi principal problema con el libro era que el planteamiento duraba demasiado y me daba la sensación que la novela de verdad no empezaría nunca. Yo iba buscando una trama que prometiera continuidad, un tema que me ayudara a emmarcar la historia, algun rasgo de algún personaje que me permitiera empezar a sentir empatía por ellos, pero no encontraba nada de esto. Estaba claro que el protagonista era Carlos de Maia, pero que tardaran 150 páginas en contarme sus orígenes, que no hiciera nada más que asistir a las reuniones sociales de la casa de su abuelo, que sólo fuera descrito como un jovencito normal y vital, totalmente plano, empezaba a hartarme.

Pero todo cambión en una escena muy concreta. Una escena en la que Carlos le confiesa a su mejor amigo, Ega, que él se puede enamorar locamente de una mujer, pero que tan pronto es suya todo se vuelve tedioso, incluso le confiesa que quizás sea incapaz de amar. Ega, para animarlo, le cuenta algo así como que a todos nos espera en algún lugar nuestra media naranja. Es sólo esto, pero significó mucho, porque, al ver que Carlos también tenía sus frustraciones, me empezó a caer bien, porque vi que probablemente el tema de la obra iba a ser el tedio, y porque me hice a la idea de que la trama no iba a ser una historia de amor.

Después de esto me acostumbré a que la novela fuera sólo una sucesión de escenas de la vida social en las que no pasa nada. Ahora me encantan estas escenas. Me encantan sus discusiones sobre lo que es chic, sobre lo atrasada, conservadora, provinciana y cobarde que es la sociedad portuguesa, sobre si lo que mola es el romanticismo o el realismo, etc. Me encantan también un montón de personajes secundarios: Ega que es un exaltado, histriónico y peliculero; Craft que es un inglés que está de vuelta de todo y lo mira todo desde la distancia; Cruges que es un músico con spleen; Damaso que es ridículo en su afán de imitar a Carlos, incluyendo vestirse como él y copiarle la barba. Ahora encuentro la obra divertidísima, llena de ironía y lucidez, como el mejor Eça de Queirós.

He encontrado un par de escenas más que demuestran lo maravilloso que es Eça de Queirós. En una Cruges se lamenta que Ega no haga nada, que esté perdiendo el tiempo adulando el marido de su amante en lugar de escribir una gran obra como podría estar haciendo. Carlos le contesta que nadie hace nada y seguidamente le pregunta qué es lo que ha compuesto él. Cruges sólo puede quedarse callado. Y en la otra, después que Ega tenga que huir medio arruinado de Lisboa y volver a su pueblo a casa de su madre, después que el marido de su amante lo haya descubierto y que toda la ciudad esté chismorreando sobre él, el abuelo de Carlos comenta: "Pésima entrada, la de Ega!" Carlos asiente, pero luego aunque no diga nada piensa que él también ha hecho una pésima entrada en sociedad después de terminar la carrera de medicina: él pretendía tener una consulta llena de enfermos, trabajar en un laboratorio y conseguir hacer auténticos progresos en el campo de la medicina, y terminar una gran obra sobre la historia de la medicina, pero ve que no ha hecho absolutamente nada.

Es imposible no verse reconocido en estas dos escenas. Oh, qué grande que puede llegar a ser Eça de Queirós. Tan grande que incluso la cantidad industrial de erratas que tiene mi edición de 'Los Maia' consigue empañar su grandiosidad. (Juro que no había visto nunca una edición con tantas erratas y tan garrafales. No puedo evitar imaginarme el pobre traductor tirándose de los pelos).

jueves, 21 de agosto de 2008

'Arcadia', 'La sala de los reptiles', 'Ciudad de cristal' y 'El zoo de cristal'

Estos són los libros que he leído esta última semana. Se trata en mayor o menos medida lo que yo llamo "literatura de descompresión", es decir, obras relativamente fáciles de leer por su extensión y/o tema y/o estilo y que me sirven para relajarme de la tensión que supone leer obras de más envergadura por su extensión y/o complejidad, como 'La Broma Infinita' que tardé 30 días en leer.


'Arcadia' de Tom Stoppard

Si me pedís que puntue esta obra tendré que dar tres estrellas para la obra en sí y una estrellita entera sólo para el personaje de Septimus Hodge. Lo siento, pero es que ha sido imposible que no me enamorara de Septimus.

La obra sucede en dos épocas distintas (principios del siglo XIX y finales del siglo XX), pero un mismo espacio (la mansión que tienen los Coverly en el campo). Es una obra sobre sexo y literatura, sobre sentimiento y pensamiento intelectual. En las dos épocas el personaje central es una mujer que se refugia en el conocimiento y rehúye la vida, pero al final resulta que no podemos huir de los sentimientos. Es una obra divertidísima. La parte del pasado tiene un humor más vodevilesco y la parte del presente un humor que nace de la lucha de sexos (y la tensión sexual no resuelta). Yo prefiero el humor de la parte del pasado. En todo caso se trata de Tom Stoppard y en los dos casos los diálogos són rápidos y están llenos de inteligencia e ingenio.

Pero que nadie piense que la acción de las dos épocas está desconectada. Todo lo contrario. Los personajes del presente están investigando a los personajes del pasado. Y cada acción de los personajes del pasado tiene una consecuencia en los personajes del presente. Cada descubrimiento nuevo sobre los personajes del pasado tiene una consecuencia en los personajes del presente. Es una obra de personajes, de relaciones entre personajes, de como las relaciones entre hombres y mujeres no han cambiado en 200 años. Pero en realidad se trata de una comedia altamente compleja que también habla de orden y caos, determinismo y libre albedrío, azar y destino, racionalismo y romanticismo, matemáticas y literatura, etc.

Septimus Hodge es el tutor de la hija de los Coverly en el siglo XIX y si ha sido inevitalbe que me enamorara de él es porque es un seductor despistado, inteligente, ingenioso, divertido, con un humor irónico que hace que no se tome nada en serio y que le da un aire de estar de vuelta de todo. He dicho que toda una estrellita es para él sólo porque es un personaje genial. Pero si la obra no tuviera a Septimus Hodge igualmente le daría cuatro estrellitas porque es una obra ambiciosa y compleja, pero muy bien trabada, a la que no se le notan las costuras. Una obra que tiene un concepto de la vida como aventura sentimental y aventura intelectual.

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'La sala de los reptiles' de Lemony Snicket

Las desafortunadas aventuras de los hermanos Baudelaire siguen entreteniéndome. Me parecen libros muy dignos tanto para niños como para adultos. Argumentalmente no me ha parecido tan redondo como el primero (el primero tenía una trama más trabada y con más tensión y suspense) pero me ha dado la sensación que era más divertido. O quizás sólo sea que me estoy acostumbrando al sentido del humor de Lemony Snicket. Por ahora seguiré leyendo la saga. Con curiosidad pero sin urgencia. Son libros agradables que sirven bien para intercalar como literatura de descompresión después de terminar huesos más duros de roer.

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'Ciudad de cristal' de Paul Karasik, David Mazzucchelli y Paul Auster

'La ciudad de cristal' es mi favorita de todas las cosas que ha escrito Paul Auster. Es también lo primero que leí de este escritor. Es la primera parte de la 'Trilogía de Nueva York' que a día de hoy me sigue pareciendo la única obra de Auster realmente conseguida. Es por esto que me animé a leer esta adaptación en forma de cómic (o novela gráfica, lo que ustedes prefieran). Una parte de mí no era muy optimista. Una parte de mí sólo quería leerlo para ver como este noble intento fracasaba. Sin embargo, no ha sido así. A pesar de que es una historia muy poco visual y bastante abstracta, el cómic se sale airoso, encuentra una serie de soluciones visuales realmente originales y que plasman perfectamente el tono de la obra original de Auster sin dejar de dar un punto de vista personal, algo que no era nada pero nada fácil. La recomendaría para curiosos que disfrutaron de la 'Trilogía de Nueva York'.

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'El zoo de cristal' de Tennessee Williams

Da toda la impresión que Tennessee Williams tenía que ser una persona muy pesada y muy cursi. Toda mi impresión proviene de las acotaciones de 'El zoo de cristal' que me han parecido las peores que he leído en mi vida, por plastas y por cursis. Yo estaba todo el rato en plan "¡Cállate ya y deja hablar a los personajes!" Si tantas ganas tienes de divagar, dedícate a la narrativa a tiempo completo (por cierto, después de esto no creo que nunca tenga ganas de acercarme a la narrativa del bueno de Tennessee Williams). Y si tantas ganas tienes de dejarlo todo explicado de una forma irritantemente detallada dedícate a ser director teatral y/o escenógrafo. Las acotaciones cuando más breves, mejor. Creo que cuánto más margen de libertad se deja a los que tienen que montar la representación mejor.

Servidora no deja de ser algo friki, así que siempre que leo una obra de teatro me imagino como la montaría yo y si tuviera que montar 'El zoo de cristal' me olvidaría de todas las cursiladas de usar una pantalla, y de las birguerías con la música y la luz, y del recurso de tener un narrador que hable directamente al público, porque son detalles que no sirven para nada al texto, sólo sirvieron en su época para darle un aire moderno e innovador a la obrita. (Por supuesto siempre se podrá decir que lo que me pasa es que soy una naturalista retrógada.) Cuando en realidad si la obra es moderna e innovadora es por el texto, por el retrato que hace de una familia disfuncional regida sutilmente con mano de hierro por una madre dominante de una forma pasivo-agresiva, por el ambiente cerrado y claustrofóbico que recrea, y por el pesimismo y sentimiento de culpa que desprende. Con esto quiero decir que me ha gustado. No tanto como me esperaba, pero me ha gustado.

Como en todas las buenas obras de teatro da la sensación que no ha pasado nada. Los personajes son Amanda (la madre), Tom (el hijo), Laura (la hija) y el pretendiente. A Amanda su marido la dejó, vive en el pasado (un pasado que probablemente se ha ido inventando y se lo ha creído: ¡17 pretendientes dice que tuvo, anda ya!) y quiere que su hijo sea un hombre de provecho y que su hija encuentre un marido que la mantenga, sin tener en cuenta lo que quieren sus hijos o cómo son realmente. Tom es un aspirante a escritor que trabaja en un almacén de zapatos que se refugia en el alcohol y la evasión que le proporciona el cine. Laura es una chica patológicamente tímida e insegura que sólo quiere quedarse en casa cuidando de su colección de figuritas del cristal y aún sueña con el chico popular que le gustaba cuando iba en el instituto.

Laura y el pretendiente me han parecido demasiado Mary-Sues, demasiado buenos y demasiado perfectos y que cuando tienen defectos incluso se trata de defectos hechos para que los queramos o compadezcamos más. Demasiado planos. (Menos mal que al menos no ha habido happy end para estos dos.) Amanda es un personaje mucho más interesante, a veces parece una bruja y a veces una pobre mujer ridícula. Pero quién me ha gustado más ha sido Tom. Creía que me iba a identificar irremisiblemente con Laura, pero es con Tom con quien me siento más identificada, con Tom y su deseo de huir y su sentido de la responsabilidad y sobre todo su sentimiento de culpabilidad. Oh, Tom.

Y si yo montara esta obra también cambiaría el final. No haría que Tom huyera finalmente, dejaría a los espectadores que creyeran que viviría toda la vida amargado sin atreverse a hacer el paso. Este cambio es sólo porque me siento tan identificada con Tom y supongo que querría usar la obra de una forma catártica y expiatoria. Tennessee Williams hizo lo mismo pero a su manera. Él se sentía culpable por haber abandonado a su hermana a la que acabaron practicando una lobotomía cuando él no estaba en casa (y luego dicen que los personajes de Tennessee Williams sólo existen en las obras de Tennessee Williams...) Así que dejó que Tom cargara también con la culpa de abandonar a su hermana y la obra se convirtió en un acto de contricción público.

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martes, 19 de agosto de 2008

Mixtape: "I just wanna go to the record shop"

He hecho una mixtape (más o menos) twee sobre cosas como ser un esnob de la música y algo friki, evitar relaciones, ser una persona antisocial y no querer salir de casa. Cosas que pueden ir juntas o por separado. Las canciones son las que siguen:

01. 'Staying in' de Helen Love
02. 'Welsh bands suck' de Supercute
03. 'Anorak girls' de Anorak Girl
04. 'Pretentious Girl' de Free Loan Investments
05. 'Popgirly' de The Electric Pop Group
06. 'Friend's Folk Festival' de The Hermit Crabs
07. 'Record Shop' de The Snow Fairies
08. 'Bedsitters of the World, Unite!' de Nixon
09. 'Never Found a woman to die for' de The Bartlebees
10. 'I don't love anyone' de Belle and Sebastian
11. 'Gin and Platonic' de The Smittens
12. 'Happy Being Lonely' de The Shermans

Helen Love son amor y cada día que pasa 'Gin and Platonic' y 'Bedsitters of the World, Unite!' son más canciones favoritas mías.

domingo, 17 de agosto de 2008

'Newsradio' (1995-1999)


El verano es un buen momento para ver series que siempre hemos querido ver pero que durante el año no hemos tenido tiempo de ver. Estas condiciones ambientales, sumados a otros factores, han hecho que con 13 años de retraso me haya enganchado a 'Newsradio'. No sólo me he enganchado, también me atrevería a decir que me he enamorado. No sé bien por qué me gusta tanto. Pero razones las tiene que haber. Tiene que haberlas, porque un día, cuando ya había visto unos cuantos capítulos, estaba yo intentando recordar si la serie tenía risas enlatadas y no podía decirlo con seguridad. Resulta que las tiene. Al fin y al cabo eran los noventa. Pero si a mí no sólo no me molestan sino que incluso ni las oigo tiene que querer decir que la serie es buena. Lo que me gusta de la serie es que fue hecha en los 90, pero parece de los 80, porque en los 80 aún no éramos cínicos y lo que me gusta de 'Newsradio' es que es una zona libre de ironía, de cinismo y de meta-referencias. Es una serie sencilla y eficaz. Me gusta porque es divertida pero sin intentarlo demasiado. Parece que le importa más contar una historia que ser divertida porque sí. Es un humor muy clásico, que nace de las relaciones entre los diferentes personajes y de sus personalidades opuestas. A veces me hace pensar en las películas clásicas de Hollywood. No intenta ser divertida como tantas series de hoy intentan ser divertidas con parodias, chistes políticamente incorrectos y cinismo. Es mucho más fácil ser cínico que no serlo. Y el personaje del señor James como millonario excéntrico (y propietario de la radio donde transcurre toda la acción) es para la posteridad.


Pero no os voy a engañar, la principal razón por la que me gusta tanto 'Newsradio' es Bill McNeal (Phil Hartman). Oh, qué hombre. Es su voz. Oh, qué voz, puede hacer lo que quiera con su voz. Por supuesto, que el personaje sea un egocéntrico, arrogante, paranoico, pedante y tan seguro y pagado de sí mismo siempre ayuda, aunque me encanta cuando demuestran que además de esto también tiene sus inseguridades y su corazoncito. Y sus escenas con Dave (Dave Foley), el director de la cadena de noticias de radio donde pasa toda la acción, son geniales, porque los personajes son tan diferentes. Me siento fatal por no haber descubierto antes este actor. Era de aquellos actores cómicos en lo que importa no es lo que dice sino como lo dice. Era de aquellos actores cómicos que son más divertidos cuánto menos hacen. Era de aquellos actores cómicos que incluso en la vida real están perpetuamente interpretando su personaje y que no hablan nunca en serio. Oh, qué hombre. Ya no quedan hombres así. (Por cierto, estaba yo preocupada porque en los primeros capítulos de la segunda temporada las gafas de Bill McNeal habían desaparecido. Afortunadamente parece que ya han vuelto a aparecer).

viernes, 15 de agosto de 2008

"La Broma Infinita" de David Foster Wallace

Me he pasado un mes de mi vida leyendo 'La Broma Infinita' (y blogeando casi diariamente toda la experiencia en otro blog), un mes en el que prácticamente no he leído nada más, un mes en el que prácticamente no he hecho nada más que leer. No engañaré a nadie, no es un libro fácil, pide mucho de tu parte, pero al final la recompensa es infinita. Es un libro que me va a acompañar siempre. Es uno de aquellos libros que te hacen estar orgullosa de ser lectora. Es uno de aquellos libros que te hacen recordar que no hay nada más grande que la literatura.

He tardado 30 días en leerla, a un ritmo de unas 40 páginas por día. Es una empresa asequible dentro de las medidas humanas. Ciertamente si no hubiera estado de vacaciones completas hubiera tardado mucho más en leerla. También es cierto que se necesita una dosis muy elevada de paciencia. Y también es verdad que ha supuesto uno de mis mayores retos como lectora. Pero se puede conseguir perfectamente, aunque tienes que mentalizarte para leer un parrafón sobre un personaje que tardará 500 páginas en volver a aparecer y para encontrarte hechos que no tendrán significado hasta 300 páginas después, y también tienes que armarte de paciencia porque no hay ninguna línea argumental visible y porque hay párrafos que duran páginas y páginas y oraciones que duran párrafos.

En mi caso me ha enganchado porque pronto me he encariñado por muchos personajes y porque es divertidísima, con un humor negro y grotesco delicioso. Pero también es muy triste. Porque todos sus personajes están solos y frustrados y alienados. Y esto es lo que la hace tan grande. Me han quedado un montón de preguntas sin resolver y tendré que volver a releerla algún día. Tan pronto como pueda. Es una novela sobre la adicción de lo más adictiva. Es una novela que te implica y todo el rato que la estás leyendo te sientes acompañada, aunque la estés leyendo sola. Es una novela sobre personajes pasivos que te invita a hacer una lectura activa. De hecho no estoy segura que sea una novela. Porque no tiene ni principio ni fin. Realmente podría ser infinita. No es una historia, es todo un mundo. Es uno de los mejores libros que he leído. Es una de las mejores experiencias en mi vida como lectora. Probablemente nadie la encontrara perfecta como novela pero es perfecta como experiencia. Casi como experiencia alucinógena.

¿Pero, a parte de largo y difícil, cómo es el libro? Es un libro infinito, porque contiene infinidad de personajes y de episodios, de temas y de ideas. Es una novela que contiene muchas novelas. Y a pesar de esto hay una gran unidad, porque las vidas de los personajes se entrecruzan constantemente. El tema principal es la adicción. No sólo la adicción a las drogas, sino también a cosas como el sexo, la violencia ritualizada, y sobretodo diferentes formas de entretenimiento. Pero los comportamientos obsesivos-compulsivos también son tratados como una adicción más. Detrás de todo hay la idea que son nuestras adicciones son lo que nos definen. Otros temas del libro son alienación y depresión. También las relaciones entre padres e hijos y el abuso infantil, incluyendo también la negligencia de ciertos padres como forma de abuso.

¿Pero, y de qué va? La familia protagonista son los Incandenza, incapaces de comunicarse entre ellos porque cuando hablan entre ellos no dialogan sino que hacen monólogos. El padre, James Incandenza (apodado Él Mismo), era un tenista juvenil, reciclado en óptico, reciclado en cineasta après-garde, idolatrado por cierta parte de la crítica. También era alcohólico y se suicidó hace cinco años metiendo la cabeza en el microondas. La madre es Avril, promíscua y fanática de la gramática y la limpieza. Los dos fundaron la Academia Enfield de Tenis. Su hijo mayor es Orin, tenisa juvenil mediocre, reciclado en pateador de un equipo de futbol, que tiene fobia a las cucarachas y que se dedica a seducir madres jóvenes (¿alguien ha mencionado a Edipo?) El hijo mediano es Mario, enano, con un largo catálogo de deformidades, y quiere ser cineasta. Y el hijo menor es Hal, brillante académicamente y tenísticamente, que de pequeño memorizó el diccionario sólo para impresionar a su Mami.

La Academia Enfield de Tenis es uno de los escenarios principales de la novela. El otro es la Ennet House, un centro de desintoxicación que está al lado de la Academia. Mientras los residentes de la Ennet House intentan superar su adicciones, los niños de la Academia se colocan. Hal es el gran protagonista de la novela. Y el otro es Don Gatelly, residente de la Ennet House. Los dos no se conocen, pero son parecidos y/o complementareos. Don decide dejar las drogas justo en la época en que Hal empieza a fumar marihuana de forma obsesivo-compulsiva.

Estamos en el Año de la Ropa Interior Para Adultos Depend. Porque los años ya no se cuentan con números sino con el nombre de un patrocinador. Es el tiempo subsidiado. Las naciones de la America del Norte se han reconfigurado y se han unido en una sola nación conocida como ONAN (y los partidarios de esta reconfiguración son conocidos como ONAN-istas), aunque hay un gran número de organizaciones terroristas canadienses que quieren la independencia, la más violenta de las cuales probablemente sean los Asesinos en Silla de Ruedas. Y la trama principal del libro se articula alrededor de un cartucho de entretenimiento que proporciona un placer tan grande que uno acaba muriendo de placer.