miércoles, 27 de mayo de 2009

'Un héroe de nuestro tiempo' de Mijaíl Lérmontov


Mijaíl Lérmontov fue desde la muerte de Pushkin el mayor poeta ruso. Pero esto duró sólo cuatro años, porque cuatro años después de la muerte de Pushkin le tocó morir a él, también en un duelo. Aún no había cumplido los 27 años. Sin embargo, morir en un duelo a los 26 años aún es aceptable, mientras que a los 38, como le pasó a Pushkin, es ya algo ridículo. Pero en realidad Lérmontov fue (y ha sido) siempre no tan guapo ni tan popular com Pushkin, y se ve que tampoco tuvo el éxito de éste con las mujeres. Su novela 'Un héroe de nuestro tiempo' guarda ciertos paralelismos con el 'Eugene Oneguin' de Pushkin. Se podría decir que su protagonista es un Eugene Oneguin, que también bosteza, imita Byron y está aquejado de spleen, pero es más cruel y seco, y no busca la redención. Pero en realidad la obra se sustenta por sí sola.

'Un héroe de nuestro tiempo' está compuesta por cinco partes, cinco episodios de la vida de Gregori Pechorin sin relación entre sí, no ordenados de forma cronológica sino de forma que nos vamos acercando progresivamente a la figura de Pechorin: empezamos con un narrador que nos explica lo que le ha explicado un antiguo amigo de Pechorin sobre éste, luego por fin el narrador ve a Pechorin con sus propios ojos y finalmente podemos conocerlo en primera persona, porque estamos leyendo fragmentos de sus diarios. Es una novela que pasa en el Cáucaso y en el fondo es netamente romántica: hay raptos, disparos y persecuciones, spleen y donzellas de la alta sociedad que (literalmente) agonizan de amor, fatalismo y existencialismo, tártaros malvados y moscovitas mezquinos, y por supuesto un duelo. Da escalofríos enterarse de que las mismas condiciones del duelo que impone el protagonista en esta novela (celebrarlo al borde de un precipicio porque así si alguien salía herido caería por el barranco y moriría) fueron las mismas que impuso Lérmontov en el duelo que le costó la vida.

Si el fondo de 'Un héroe de nuestro tiempo' es romántico, la forma en que está escrito es más bien realista, con una fina ironía distanciadora que ya se deja ver en el título. Y a mí no hay nada que me guste más que una obra que está a camino entre el romanticismo y el realismo, que tiene lo mejor de los dos mundos. No es que sea perfecta: hay incongruencias entre las cinco historias, monstruos de humo y más de diez veces la trama avanza porque alguien oye a escondidas por accidente una conversación crucial entre otros dos personajes, que debe ser el truco más rastrero de la historia de la literatura. Pero nada de esto importa. Porque la obra funciona. Es endiabladamente entretenida, te engancha y no te suelta, te crea adicción hasta el punto que antes de terminar ya estás deseando que hubiera infinidad de capítulos y que ojalá las aventuras de Pechorin no se terminaran nunca. Está bien escrito, sí, pero lo más importante es el retrato del antihéroe, que no es que sea original, pero sí terriblemente carismático.

Pechorin es un oficial del ejército ruso destinado al Cáucaso, a veces cínico a veces romántico, a veces frío y a veces apasionado, a veces cruel y a veces melancólico, a veces arrogante y a veces apático. Pero nunca tiene ninguna calidad redentora. Pechorin es malo pero sin ser un villano de opereta, es más un capullo que seduce y deja plantadas a las mujeres y traiciona a los amigos. Él es perfectamente consciente que hace el mal y esto es lo que lo hace tan humano. Hace el mal porque se aburre, nada más. Todo pronto le cansa y cuando las mujeres ya son suyas ya no le interesan, pero cuando las pierde corre a perseguirlas. Se aburre y sabe que se aburre porque no hay nada que valga la pena; es casi existencialista. Lérmontov sólo tenía 24 añitos cuando escribió esta novela y es una pena pensar en todo lo que hubiera podido escribir si no hubiera muerto tan joven. 'Un héroe de nuestro tiempo' es pura diversión, una obra magnífica, sutil y compleja, una obra que encantará a todos los que en la adolescencia leyeron mucha literatura y adoptaron el papel de antihéroe. Es una obra que es pura literatura, literatura como la que ya no se escribe. Es una parte de historia, una parte de arte y una parte de todos nosotros. Todos nos hemos sentido aburridos, y apáticos, y cínicos, todos hemos sido un héroe de nuestro tiempo.


martes, 26 de mayo de 2009

'Las Troyanas' de Eurípides



'Las Troyanas' de Eurípides empieza cuando ya todo ha acabado, cuando la guerra de Troya se ha perdido y las mujeres de Troya esperan que se las repartan los griegos para servirles como esclavas. Me encanta que sean las mujeres las que hablen sobre el sufrimiento que repercute en ellas (y sobre todo un pueblo) por culpa de la guerra de los hombres. Me encanta que las protagonistas sean mujeres fuertes, que se quieren vengar o que aceptan su destino con resignación o que (eliminada ya toda esperanza) sólo desean morir.

Eurípides es modernísimo, por atreverse a hacer una obra sin argumento, por su combativo antibelicismo, pero también por la denúncia implícita que hay sobre el papel de las mujeres: se ven envueltas en guerras que no les van ni les vienen y, muertos sus maridos, ya no son nadie y los enemigos se las reparten como una parte más del botín, como meras propiedades.

La obra es un largo lamento. Pero esto tiene contrapartidas; no siempre se puede mantener la intensidad deseada, los personajes no evolucionan, y se hace algo repetitiva. Pero hay momentos auténticamente brillantes y estremecedores, como el loco y autodestructivo deseo de venganza de Casandra y el dolor sordo de Hécuba.


miércoles, 20 de mayo de 2009

Mario Benedetti (1920-2009)


No puedo decir que fuera lectora suya, pero estos días he estado leyendo poemas suyos por la red y el que más me ha gustado ha sido éste:



Pasatiempo


Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.



Luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque un océano
la muerte solamente
una palabra.



Ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.



Ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.



Más poemas suyos aquí y aquí.

lunes, 18 de mayo de 2009

'Angela'

Nuevo vídeo del nuevo disco de Jarvis Cocker.





Se ha hecho mayor, pero sigue haciendo canciones geniales.

lunes, 11 de mayo de 2009

'Adiós, hasta mañana' de William Maxwell


Sabía que el nuevo libro de William Maxwell que me decidiera a leer nunca me podía gustar tanto como 'Vinieron como golondrinas', porque pocos libros tienen una sensibilidad tan exquisita como tiene esta obra tan perfecta, pero aún así 'Adiós, hasta mañana' me ha decepcionado, o quizás debería decir que me ha decepcionado más de lo que me imaginaba. El narrador es un ex-niño hipersensible que toda su vida se ha sentido culpable por no haber saludado en el pasillo del instituto a un antiguo amigo que no había vuelto a ver desde que el padre de este amigo asesinó a otro hombre. Ahora el narrador mira atrás e intenta reconstruir o reimaginar cómo se llegó a esta tragedia. Me encanta la estructura del libro. El libro empieza con el descubrimiento de un cadáver en tercera persona, sigue con una presentación en primera persona de la vida íntima del narrador cuando sucedió, para luego volver a el mismo plano externo y contarnos la historia del amigo del narrador, para acabar con una reflexión en primera persona del narrador. Y Maxwell escribe muy pero que muy bien, con un estilo diáfano y evocador. El problema es que a la novela le falta algo. Le falta lo que yo llamo garra. Se devora y se disfruta en una exhalación. Y cuando se termina sientes la dosis justa de melancolía. Pero el problema quizás sea éste, que todo es demasiado justo y exacto y mesurado, y más que nada muy predecible. El problema en último término es que son mucho más interesantes los pocos capítulos que desde un punto de vista interno se narra la infancia del narrador que los que narran desde la distancia la infancia del amigo del narrador. Los primeros tienen la intensidad y la sensibilidad que tenía 'Vinieron como golondrinas', mientras que los segundos se quedan a medio camino.

sábado, 9 de mayo de 2009

'El joven audaz sobre el trapecio volante' de William Saroyan


Si bien al libro 'El joven audaz sobre el trapecio volante' (magnífico título) le pondría cuatro estrellas (sobre cinco), a William Saroyan como escritor le pondría cinco estrellas como cinco soles, a pesar de que éste es el primer libro que leo de él (aunque ya vendrán más). No sé si sabré explicar el por qué. No es sólo que William Saroyan sea uno de esos escritores que caen bien, a los que te hubiera encantado poder conocer en persona para poder charlar sobre libros y sobre la vida mientras de fondo sonaba jazz en un antiguo fonógrafo. En este libro hay una gran cantidad de cuentos maravillosos, algunos buenos y otros que no están tan conseguidos, pero incluso en estos cuentos que no te gustan tanto notas que los ha escrito una persona con la que conectas a un nivel muy profundo.

Un buen número de cuentos están protagonizados por niños introspectivos que empiezan a tomar conciencia de ellos mismos y de la belleza y la tristeza que los rodea. Puede que haya muchas historias sobre niños introvertidos, pero hay pocas que realmente sepan transmitir lo que de verdad es ser una persona introvertida. Y esto Saroyan lo hace como nadie. Otro gran número de cuentos están protagonizados por personajes que durante la gran depresión no tienen un mendrugo de pan que llevarse a la boca, la mayoría de los cuales son escritores que viven en habitaciones alquiladas amuebladas sólo con libros que quieren por encima de todas las cosas y si tienen suerte también disponen de un viejo fonógrafo. Y finalmente hay los cuentos no tan conseguidos que se pierden en marasmos demasiado experimentalistas y abstractos.

Sin embargo, en todos los cuentos de Saroyan se desprende un immenso e incontenible amor por la vida y por la literatura. Son cuentos de una intensidad y un vitalismo extemos. Con una pizca de sentido del humor y una gran capacidad de transmitir los sentimientos y las sensaciones que tenemos todos nosotros. Son historias sobre soledad, incomunicación, tristeza, amistad, amor, monotonía, pobreza, literatura, cine, frío... historias sobre todo lo humano. Mi favorita es 'Risa' sobre la incomunicación entre una profe sustituta y un alumno suyo. Pero también la historia de amor que es '1,2,3,4,5,6,7,8' y la metaficcional 'Un día de frío' y en realidad hay tantas de magníficas... Todo un descubrimiento. Ya desde el tercer relato supe que Saroyan iba a ser uno de esos escritores de los que me querría leer todo lo que ha escrito. Así de magnífico es, así de cercano y de immenso es.

miércoles, 6 de mayo de 2009

'Camino de Los Ángeles' de John Fante


'Camino de Los Ángeles' es la primera novela de John Fante, la primera aparición de Arturo Bandini. Fue escrita entre 1933 y 1936, pero fue rechazada y no se publicó hasta después de la muerte de Fante. Se nota que es una novela escrita por un joven lleno de rabia que utilitza la literatura para escupir su rabia en todas y cada una de las páginas que escribe, y en todas y cada una de las páginas que escribe se nota también que quiere ser un "escritor polémico", pero a la vez se nota que quiere ser sincero antes que nada, se muestra tal como es sin ningún tipo de (auto)censura, con todo el patetismo que esto conlleva. Ciertamente se podría definir como 'El guardián entre el centeno' para los jóvenes de los años 30. Y por otra parte, es muy divertido en su grotesco patetismo. Aún así, si Fante sólo hubiera cultivado este tipo de libros no estaría entre mis escritores favoritos. He echado de menos esa ternura tan sutil típica de Fante. Aquí es imposible sentir simpatía por el protagonista. Y también he echado de menos alguna evolución del personaje y/o una reflexión final también marca de la casa (como las que hay implícitas en 'La hermandad de la uva' o 'Mi perro Idiota', que para mí siguen siendo lo mejor de Fante). No es que los libros con personajes con los que sea imposible empatizar y que encima no evolucionen tengan que ser malos, porque 'Camino de Los Ángeles' no lo es, sólo que no está entre mis obras favoritas de Fante.

En esta ocasión, Arturo Bandini tiene 18 años y va saltando de oficio a oficio, abandonándo su puesto de trabajo cuando se le cruzan los cables, porque en realidad él es escritor, un gran escritor, por más que lo que se dice escribir, escriba poco. Arturo vive con su madre y su hermana (¿soy sólo yo o la relación entre Arturo y su hermana estaba realmente llena de subtexto incestuoso?) Arturo es un misógino egomaníaco, un sociópata violento. Arturo utiliza adjetivos ridículamente grandilocuentes y mira con desdén a todo el que lo rodea. Y lo más importante: Arturo está tan lleno de sí mismo que es incapaz de ver que es ridículo. Com siempre en Fante, algo de lo que más me ha encantado es como el presunto ateísmo del protagonista choca con su sentido de culpabilidad cristiano. Y hay escenas muy divertidas: la masacre de los cangrejos, la vomitona en la fábrica de conservas, la destrucción de su colección de fotos de chicas, cuando sigue a una mujer que ni conoce por varias calles convencido de que se ha enamorado, el argumento de su primera novela (y también el de la segunda), etc. Y está escrito con una fuerza y un vigor que se contagian. Es un libro que es puro nervio. Pura energía. La lástima es que esta energía no esté canalizada de una forma más satisfactoria.

John Fante de jovencito trabajando de camarero, como Arturo Bandini