lunes, 28 de marzo de 2011

Dos rusos que tenía (medio) pendientes



01. Alexander Pushkin



El ‘Eugene Oneguin’ es, desde ya hace años, probablemente mi libro favorito. Así en singular: libro favorito. Desde que lo leí por primera vez me ha dado tiempo a releerlo dos veces más, pero nunca me animé a leer nada más de Alexander Pushkin. Quizás por miedo a que me decepcionara terriblemente. Al final me regalaron un librillo suyo de segunda mano con tres cuentos y entonces sí que ya no me quedó más remedio que leerlo. El librito que me regalaron se llama "Azar en el juego" y contiene tres cuentos: "Azar en el juego", "La hidalga campesina" y "El desafío".

El primero, a pesar de que le han puesto este título, es el famoso "La dama de picas", en el que me encanta el personaje de la joven dama de compañía de la vieja condesa, que es pobre y se siente frustrada y atrapada en una vida gris y triste, pero el final es demasiado moralista y el elemento sobrenatural me parece metido con calzador, aún así tiene de vez en cuando una ironía deliciosa y un punto de amargura muy acertado. El segundo es la típica historia de enamorados de familias rivales, una de los cuales tiene que disfrazarse para poder conocer al otro, y al final todo queda resuelto de una manera feliz y forzada.

El último es el que más me ha gustado, porque pocas cosas hay en literatura que me gusten más que un duelo entre dos rusos egocéntricos, orgullosos y engreídos. Sé que sólo he leído tres, pero de momento los cuentos de Pushkin me han parecido algo anticuados (más historias cortas y resumidas, que no cuentos como un género a parte tal como los entendemos ahora, no sé si me explico), aunque probablemente éste sea parte de su encanto. Son majos, pero nada del otro jueves. Majos pero nada que ver con el 'Eugene Oneguin'.



02. Iván Turgueniev



Hacía mucho tiempo que quería leer algo de Iván Turgeniev. Al final he empezado con ‘Primer amor’ y me ha decepcionado un poquito, quizás sea porque he pasado mucho tiempo deseando leerlo pero sin llegar a leerlo y en todo este tiempo he ido engordando mis expectativas, que han acabado siendo demasiado altas. O quizás simplemente es que no he empezado con el libro adecuado para mí.

No me malinterpretéis: me ha gustado. Sólo que no tanto como esperaba. Narra muy bien el batiburrillo de sentimientos confusos relacionados con un primer amor o con un amor no correspondido (la exultación, la melancolía, la desesperación, etc.), pero he tenido algún problema con el protagonista, un chavalín de dieciséis años, que como personaje es demasiado neutro, demasiado superficial, ya que no hay nada que lo diferencié de ningún otro chavalín de dieciséis años. Quizás ésta ya fuera la intención de Turgeniev, porque esto posibilita que todo el mundo se pueda identificar con él muy fácilmente.

Pero con quién más problemas he tenido es con su objeto del deseo amoroso, porque es sólo eso, un objeto de deseo amoroso. Es la típica chica caprichosa, vanidosa, a la que le gusta tener un montón de pretendientes revoloteando a su alrededor, pero luego descubrimos que también está enamorada y también sufre y se supone que debemos sentir compasión por ella, pero es que a mí sólo me daba rabia. Además, se nota tanto que el autor (como le pasó a Tolstoi con su Natascha de ‘Guerra y paz’) también se ha acabado por enamorar del personaje que él mismo ha creado y, así, aún da más rabia la cosa. Y luego, encima, la novelita tiene un final raro y algo rocambolesco. Pero no me malinterpretéis: me ha gustado y me ha abierto las ganas de leer más de Turgueniev, entre otras cosas porque la forma delicada en que describe los sentimientos de un primer amor es una delicia.


6 comentarios:

Enrique dijo...

Alguien que dice que Eugene Oneguin es su libro favorito en singular tiene que ser alguien especial, sin duda.

Creo que empezaste con el libro equivocado. 'En vísperas' o 'Padres e hijos' son maravillosos.

Con los cuentos de Pushkin me pasa algo parecido, no he tenido paciencia con ellos.

Y no he leído Eugene Oneguin.

Núria dijo...

Las ganas de leer más a Turgueniev no se me han quitado. Así que gracias por tus recomendaciones. Veré si las puedo conseguir.

Ahora me veo en la obligación de recomendarte el Eugene Oneguin. Al ser una novela en verso, puede dar algo de pereza, pero a mí aún me sorprende lo actual que es, casi como si hubiera sido escrito ayer. Puede dar la impresión que es un tostón, pero en realidad es muy divertida, con un humor irónico y distanciado muy moderno. Además, habla de cosas universales como el amor, cómo los libros que leemos nos influencian, el tedio y la rutina, cómo somos producto de nuestras circunstancias, etc.

(Y ya que estoy puesta no puedo evitar mencionar otra novela rusa muy influenciada por el Eugene Oneguin: 'Un héroe de nuestro tiempo' de Mijail Lérmontov, que yo también adoro)

Los cuentos de Pushkin ya son otra cosa. No están mal, pero tampoco son nada del otro mundo.

Saludos,
Núria

Enrique dijo...

Gracias por las recomendaciones. El de Lermontov lo tengo desde hace tiempo en la estantería, esperando su turno. Después de encontrar esta aliada ya no puedo retrasar la lectura mucho más. Pero primero buscaré a Oneguin. Ya te contaré. Gracias por la recomendación.

Núria dijo...

Comparado con el Oneguin el Héroe de nuestro tiempo, a pesar de ser más reciente, puede parecer más arcaico, pero sólo en la forma y no en el fondo. El protagonista es tan fascinante y tan complejo como el Oneguin. Yo creo que si hubiera leído antes 'Un héroe de nuestro tiempo' que el Oneguin probablemente sería mi favorito.

La mujer Quijote dijo...

¿Y has probado la poesía de Pushkin?
Me reusulta curioso el dibujo que has puesto de él, parece negro. La poeta Marina Tsvetaieva en "Mi Pushkin" dice que "Pushkin era negro" cuando la realidad es que era rubio y de ojos claros, por eso me ha llamado la atención el retrato.

Núria dijo...

Bueno, ¿no decían que Pushkin era 1/8 negro? Creo recordar que una abuela suya era de Abissínia, ¿no? Lo de rubio y ojos azules sí que no lo había oído nunca. Yo siempre me había imaginado que era más bien de piel morena, pelo negro y ojos oscuros, como el retrato ese más famoso que hay.

Si puse ésta foto es porque siempre intento poner alguna que no esté demasiado vista, alguna curiosa o alguna que el escritor salga con gaticos.

No, no he leído nada de la poesía de Pushkin. Excepto los versos sueltos que tienen que aparecer en cualquier novela rusa que se precie ;-) Buscaré a ver si encuentro algo, pero confieso que tampoco soy muy dada a leer poesía.