A pesar de mi poca experiencia con Henry James, me atrevo a decir que no es un autor precisamente fácil: sus descripciones son exhaustivas hasta el paroxismo, el ritmo de la narración es concientemente lento, es pulcro y detallista hasta la exasperación… A veces se pasa de la raya, como en ‘La copa dorada’ (libro que confieso que no tuve fuerzas para terminar), pero a veces se queda justo al límite como por un milagro de equilibrista consumado, como es el caso de ‘Retrato de una dama’ y también ‘Las bostonianas’. Ésta última es una novela que te pide cierto esfuerzo y cierta paciencia, pero al final, una vez has superado los primeros escollos y te has acostumbrado a su forma, la recompensa es muy grande.
Si me preguntan de qué va ‘Las bostonianas’ diría que va de una lesbiana feminista de la segunda mitad del siglo XIX que se enamora de una chica y que en la primera cita ya le pide que se vayan a vivir juntas. Esta descripción del argumento reconozco que es la más llamativa, la que pretende pillar a los lectores por el supuesto morbo, pero no deja de ser cierta. Más exactamente se podría decir que va de una prima y un primo, que se conocen y no se soportan, y luego se enamoran de la misma mujer. La prima es una solterona que ha consagrado su vida a la lucha para la emancipación y la igualdad de la mujer; es una persona seria, apasionada, sufridora y determinada. El primo es un hombre del sur que pasa por dificultades económicas; es el típico caballero del sur, galante con las mujeres pero con un ideario conservador.
¿Y cómo es el objeto de deseo de estos dos primos? Para unos es una furcia que sólo busca atención y elogios, para otros es un ser puro consagrado a la causa feminista. Probablemente ninguno de los dos tenga razón, probablemente sea un poco de las dos cosas; es una oradora comprometida con un talento extraordinario pero también una persona social y alegre. Tiene su punto frívolo y superficial, pero también su punto de luchadora por la igualdad. Y creo que en parte su tragedia es ésta, que está entre dos mundos opuestos y que nadie puede entenderla tal como es. Los dos primos se enamoran de ella pero para cambiarla; parecen ser incapaces de aceptarla tal como es. Aunque también se podría argumentar que la tragedia de esta chica es que es débil de carácter, excesivamente dócil, que se deja llevar demasiado fácilmente por los que la presionan.
No pasa mucho en la novela. Henry James se puede tirar casi 100 páginas para describir una velada, es decir, para narrar no más de unas tres horas. Aunque más que narrar lo que hace James es describir. No narra una historia sino más bien describe la psicología de unos personajes. Describe la oposición de caracteres entre Boston, Nueva York y el Sur. También describe la manipulación, egoísmo, celos y sentimiento de culpa que puede haber en cualquier relación amorosa. En lo que se refiere a la trama, uno pronto adivina qué va a pasar y cómo va a terminar todo, pero esto poco importa, lo que importa es cómo va a pasar lo que sabemos que va a pasar. James es un maestro a la hora de describir la psicología de sus personajes y, encima, es capaz de ser despiadado con ellos al presentarlos como unos seres vanidosos y egoístas, pero tan humanos y reconocibles, y además lo hace todo con una pizca de sutil sentido del humor. De verdad que hacía tiempo que un libro no me maravillaba tanto.
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