No había leído nunca ‘Oleanna’, pero hace años había visto
la adaptación cinematográfica que dirigió el mismo David Mamet. Supongo que
puedo decir que, durante este tiempo que ha pasado, habré cambiado un poco
porque las impresiones y la opinión que me ha dejado esta obra han variado
ligeramente. La primera vez me irritó bastante. Me irritó básicamente porque el
personaje femenino acusa de violación al personaje masculino, algo que es
totalmente inventado. En aquel momento me irritó que una mujer se inventara
semejante acusación y se me hizo muy difícil poder comprender su punto de
vista, ponerme de su parte.
Esta vez me he irritado no contra el personaje sino contra
el autor que ha creado un personaje así. La verdad es que la violación es un
tema demasiado serio como para ir escribiendo alegremente mujeres que la usan
para arruinar la vida de hombres que les caen mal. Alguien podrá decirme que se
trata de ficción y que me lo estoy tomando demasiado en serio, pero es que hoy
en día aún está muy extendida la tendencia de desconfiar de las mujeres que
denuncian abusos sexuales y de intentar buscar excusas para defender a los que
han cometido estos abusos. Y semejantes representaciones, aunque sean en el
mundo de la ficción, no ayudan para nada.
‘Oleanna’ es una obra de teatro que empieza cuando una
estudiante va a reclamar la revisión de un suspenso al despacho de un profesor,
cosa que significará el inicio de una lucha de poder entre estos dos personajes.
Estos dos personajes hablan pero no se escuchan, se interrumpen continuamente,
y así la comunicación es imposible. Ya he dicho que la primera vez me costó
mucho entender el personaje femenino y ponerme de su parte; esta vez me ha
pasado lo mismo, pero con el personaje masculino. Es un hombre que está sentado
en su trono de privilegio y que, desde allí, se atreve a ningunear
hipócritamente este privilegio y a los que reclaman su derecho de conseguir lo
mismo, después de haber luchado y haberse esforzado mucho más que él. He dicho
que desdeña hipócritamente el privilegio del que él ha gozado toda su vida,
porque cuando se presenta una remota posibilidad de perder un poco de lo que
tiene le entra el pánico.
Supongo que esta vez la obra me ha gustado más por esta
lectura que he extraído sobre el privilegio. Para mí (aunque quizás no para
David Mamet) es una crítica al privilegio y a la hipocresía y la avaricia que
rodea este privilegio del que gozan cierta raza, cierta clase social y cierto
sexo, que intentan imponer su visión del mundo a los otros fingiendo que lo
único que están haciendo es dar una visión objetiva de los hechos. Aún así,
creo que a la obra le falta algo y le sobran otras cosas. Entre las cosas que
le sobran evidentemente está esta acusación de violación que la chica se saca
de la manga. Al principio lo acusa sólo de acoso sexual y la cosa ya funciona y
no sé porque David Mamet se saca este as de la manga y, al hacerlo, para mí,
manda toda la sutilidad que podía tener la obra a hacer puñetas.
Además de poco sutil, ‘Oleanna’ también acaba siendo algo
superficial, quiero decir que insinúa reflexiones interesantes pero de una
forma basta y demasiado espumosa. Creo que es una obra más interesante por las
reflexiones que puede generar después de leerla o verla, que no por el placer
que se pueda extraer de ella al leerla o verla. Y no creo que esto sea
precisamente bueno, porque en el fondo lo que quiero decir es que es una obra
bastante regular pero que puede dar pie a reflexiones interesantes, aunque es
el lector quien tiene que poner estas reflexiones.
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