sábado, 5 de septiembre de 2009

'A la caza del amor' de Nancy Mitford



Esperaba mucho más de 'A la caza del amor'. En realidad esperaba que fuera como Jane Austen ambientada en la época de entreguerras. Y esperar esto es esperar demasiado. Esperaba sarcasmo hiriente y un ojo clínico capaz de retratar la hipocresía de una época y una clase social. Y lo único que encontré fue una ironía espumosa e inofensiva. Este libro es como una Coca-Cola que abriste ayer y hoy descubres que ha perdido todo el gas y todo el sabor. Es un libro superficial, intranscendente e inofensivo. Se divide en cuatro partes, en la primera se nos narra la infancia y primera adolescencia de Linda, y las otras tres partes son tres historias de amor que tuvo de adulta.

La primera parte quizás sea la mejor, porque es la única que tiene algo que puedo rescatar de la novela: la nostalgia por la infancia perdida y la descripción de la melancolía y el deseo de hacerse mayor. Pero, aún así, Nancy Mitford centra todos sus esfuerzos en presentarnos una familia de lo más excéntrica y tantas excentricidades acaban por cansar y resultar totalmente inverosímiles. La narración de las otras tres partes me ha parecido epidérmica hasta extremos insoportables. Simplista y tan insufrible como la protagonista. Y es que uno de mis mayores problemas es que la protagonista no me ha caído nada bien por más que la autora lo ha intentado: es una niñata malcriada, consentida e immadura, a la que le hubiera venido bien un par de bofetadas para que espavilase un poco. Se nos quiere hacer creer que la tenemos que admirar porque es un espíritu libre y rebelde, pero en realidad es una egoísta narcisista. Y otra cosa que me ha mosqueado hasta decir basta es que nos quieran hacer colar una historia entre un vivales y su mantenida como una gran historia de amor.

Por lo que parece soy la única persona en este mundo que no ha soportado este libro, pero es que no podido. Aún hay más razones por las que no lo he soportado. Es muy fácil reírse de los comunistas y los nuevos ricos, pero en cambio se idealiza de una forma propagandística la aristocracia inglesa. ¿Qué más? Todos los personajes son esquemáticos y tópicos. Y de toda la galería sólo hay uno que ha conseguido parecerme mínimamente interesante (el intelectual e hipocondríaco Davey); el resto los hubiera mandado todos a la hoguera. Pretende ser un libro humorístico pero no ha conseguido hacerme sonreír ni en una sola ocasión. Y encima al final tiene un giro de "los ricos también lloran" que me ha parecido insultante. Creo que podría seguir, pero bueno, después de soltar toda esta bilis, ya me he quedado descansada.

3 comentarios:

La prima de Audrey dijo...

Hola Nuria! Por lo q leo , esta vez no rescatas nada.
Tengo uno en bolsillo de esta autora sin leer y parece que leyéndote da un poco de miedillo. Ya veremos. Saludos

Núria dijo...

Pues sí, esta vez se me haría muy difícil rescatar algo. Pero, no sé, tengo que reconocer que a mí me cuesta mucho que me gusten las historias de "los ricos también lloran" (prejuicios de clase baja, supongo) y ten en cuenta que lo que me desagrada a mí no tiene que desagradarte a ti.

Saludos.

La prima de Audrey dijo...

Yo también tengo esos prejuicios.
No, no quiero decir tampoco q porque no te haya gustado, a mí me ocurra lo mismo pero me fío bastante de según qué blogs.