'Cuando Kafka vino hacia mí...' es un libro que recopila impresiones sobre Franz Kafka de aquellos que lo conocieron en vida. Así, parientes, amigos, compañeros de clase o de trabajo, vecinos y un pintoresco etcétera, narran los recuerdos y la impresión que les dejó Kafka. Aún así no creo que sea un simple anecdotario sólo apto para superfans de Franz Kafka. Al terminar el libro no creo que me haya hecho una idea mejor de la que ya tenía sobre cómo era realmente Kafka. Sí, todos los que le conocieron parecen coincidir en que era muy alto, siempre ben vestido, educado, siempre con una sonrisa en los labios, amable, algo tímido, que prefería escuchar a hablar y que realmente no le gustaba nada hablar de él mismo, una persona modesta y generosa. Pero luego no se pueden poner de acuerdo en algo tan simple como el color de sus ojos: unos dicen que eran grises, otros azules, otros marrones, otros oscuros. Lo que sí que queda claro al terminar este libro es que la verdad es subjetiva y que nadie conoce realmente a nadie.
Creo que los narradores contándonos algo sobre el Franz que conocieron nos acaban contando cosas sobre ellos mismos, y contándonos cosas sobre ellos mismos nos acaban contando algo sobre la condición humana. Lo primero es que todos los humanos mienten. Es una delicia jugar a pillar las mentiras de los narradores (¡el padre de Kafka llevando unas largas barbas! ¡pero qué dices!). Unas notas a pie de página ayudan mucho y así podemos descubrir que algunos que se jactan de haber conocido a Kafka no lo conocieron jamás, pero dicen haberlo hecho para darse importancia. Y es que el libro también habla de vanidad. Y de rencor. Me encanta el fragmento de ese intelectual que cuarenta años después de haberse sentado al lado de Kafka aún está resentido con otro porque éste le quitó el puesto y se sentó él al lado de Kafka: me encanta que se pase más rato describiendo lo imbécil que le parecía este tío que no cómo era Kafka. Y de literatura, porque muchos narradores se dejan llevar por la emoción y acaban haciendo literatura barata. Y literatura, además, es mentira. Y las mentiras son la realidad.
No es que todos los narradores caigan en la trampa de decir mentiras, pero puede que no digan toda la verdad o que digan una verdad subjetiva, que es lo mismo. Así, el dadaísta habla de dadaísmo, el psicólogo sexual de la sexualidad de Kafka según sus propias teorías, el sionista de sionismo, el escritor de sus propias obras literarias, etc. En el fondo todo el mundo quiere darse importancia. Por esto, en general, los relatos que más me gustan del libro son los de las mujeres, porque no tienen ninguna necesidad de fanfarronear y porque parece que son las únicas que entienden que Franz Kafka (en la vida y también en su obra) tenía un sentido del humor delicioso. Podemos encontrar el relato de una antigua sirvienta de casa de los padres de Franz, el de su primer amor cuando aún era un niño, el de su vecina, el de amigas, el de amigas que estaban algo enamoradas de él, etc.
También me encantó el relato del anarquista y el del chico que trabajaba en la tienda de su padre cuando Kafka era aún un niño. Y también he aprendido algo nuevo: que durante una lectura de 'A la colonia penitenciaria' un par de mujeres se desmayaron, un detalle que me ha encantado, como si esta narración fuera una película de esas superfuertes presentadas en el festival de Cannes. Y sí, esto puede demostrar que es para fans de Kafka, pero las virtudes de este libro van mucho más allá de ser simplemente un documento de la vida de Kafka. Es un trozo no sólo de historia de la literatura sino también una serie de historias que hablan de la vida. Sí, se puede leer simplemente como una antologia de relatos breves. Es un encanto.
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