miércoles, 28 de abril de 2010

'La mujer zurda' de Peter Handke


Leyendo ‘La mujer zurda’ de Peter Handke he tenido las mismas sensaciones que puedo tener viendo cierto cine alemán con subtítulos y muy mal rollo de fondo, como esas películas de Michael Haneke tan desconcertantes en las que aparentemente no pasa nada pero, no sabes bien por qué, te hacen sentir incómoda, quizás porque están preñadas de una violencia que parece que va a estallar en cualquier momento. Y es que si un adjetivo es el adecuado para definir ‘La mujer zurda’ sin duda éste es “desconcertante”. Narrada en un estilo muy cinematográfico (posteriormente el mismo Handke adaptó su obra a la gran pantalla), sólo nos enseña lo que se ve, nunca nos habla de las motivaciones y los sentimientos de los personajes. Lo único que se narra son las acciones totalmente cotidianas de una mujer que un buen día le pide a su marido que se vaya de casa, y así ella se queda sola con su hijo, en una casa bungalow apartada de la ciudad y con unos vecinos que son sólo espectros.

Se termina la novela (poco más de 100 páginas) y una realmente no sabe decir exactamente de qué trata. Es el lector quien tiene de poner de su parte para llegar a una respuesta mínimamente satisfactoria. Para mí habla de soledad. La mujer zurda del título (de la que nunca se nos dice el nombre, es simplemente “la mujer”, del mismo modo que su hijo es simplemente “el niño”), harta de depender siempre de un marido, de organizar su vida entorno a un hombre, decide vivir en soledad, porque sólo así podrá ser realmente libre, pero luego descubre que tan duro es vivir en compañía como en soledad, ninguna de las opciones parece realmente satisfactoria, pero aún así ella persiste en su empeño.

Y es que, en ‘La mujer zurda’, incluso cuando los personajes están en compañía están solos. Sus conversaciones no son más que monólogos. La incomunicación se palpa en todas y cada una de las líneas de esta pequeña obra. El padre de la mujer incluso confiesa que si mantiene una relación con una mujer es para que, cuando muera, no tarden demasiado en encontrar su cadáver. Todos los personajes secundarios están solos pero preferirían no estarlo, por eso no entienden que la mujer decida estar sola, incluso diría más, diría que tienen algo de miedo a que alguien se decida a hacer algo así, y es por eso que algunos (principalmente el marido) optan por reírse de ella con cierto aire paternalista, pero aún así ella persiste en su empeño.

Ha sido el primer libro que leo de Peter Handke, pero ya estoy deseando leer más.


2 comentarios:

Dario dijo...

"el miedo del arquero ante el tiro penal" es un gran libro de handke. recomendaría sin muchas dudas ese para que sigas con su obra aunque no sea un expero en ella.

Núria dijo...

¡Muchas gracias por la recomendación! Queda apuntada :D