Siempre he sido fan de los ‘Peanuts’ de Charles Schulz (a los que siempre he llamado ‘Peanuts’, por más que al propio Schulz no le gustaba nada el nombre). Me introduje a ellos de niña a través de las tiras que salían en el periódico que compraba mi padre o de los especiales que a veces daban en la televisión. Más tarde me hice con algún recopilatorio de tiras y aún más tarde los leí a través de Internet. Aún así, de tiras de los primeros años había leído pocas, porque no suelen ser las más difundidas precisamente. Por eso al empezar a leerlas todas desde el principio y de forma ordenada me he llevado alguna que otra sorpresa (agradable, sin duda).
Lo que más sorprende es que los Peanuts al principio realmente son niños, y no adultos con cuerpo de niño. Y que Snoopy es un perro que va a cuatro patas y no piensa, y no un niño atrapado en el cuerpo de un perro. Reconozco que si en parte me gustan tanto las criaturitas de Schulz es porque piensan y sienten como adultos pero sin dejar de ser niños. Pero aún así ha sido de lo más refrescante verlos ahora comportarse como auténticos niños. Las primeras tiras de Charlie Brown son mucho más inocentes y suaves. Por más que no dejan de tener de vez en cuando un punto de acidez y amargura.
Me ha sorprendido que Charlie Brown sea capaz de gastar bromas y hacer la puñeta a las niñas, que no esté todo el día deprimido y lamentándose de que nadie le quiere, porque aquí vemos que sus amigos a veces le gastan malas pasadas pero también que le aprecian. Hay una tira en que Carlitos se queja de que nadie le quiere. Luego Patty y Violet le dicen que ellas sí que le quieren. Así que Carlitos apunta que nadie importante le quiere y Patty y Violet (con razón) se mosquean. Yo diría que en estas primeras tiras Charlie Brown es moderadamente feliz. A veces le dejan de lado y tiene tendencia a perder siempre, pero es un niño que juega y se divierte.
Sin embargo, ya desde el principio no deja de haber algo de melancolía, la sensación de que en el fondo hay algo que no marcha bien, más cuanto más avanza el tiempo. Así es de lo más interesante ver el primer día en que Charlie Brown confiesa que está deprimido, pero también el primer día en que Snoopy empieza a pensar y nosotros podemos leer sus pensamientos, el primer día en que entra en escena Schroeder (que antes de hablar ya toca el piano a la perfección y que un buen día se queja de que pedirá el traslado a otra tira cómica porque allí nadie le comprende), el primer día que aparece Lucy (que es presentada como una simple niña pequeña pero poco a poco va ganando el carácter de cascarrabias que la distinguirá en el futuro), el primer día que sale Linus (que al principio simplemente es el hermano pequeño de Lucy), etc.
Las primeras tiras son muy diferentes a las que hoy en día son más famosas, pero son igual de buenas. Tienen por lo general un humor más ingenuo y blanco, pero son igual de ingeniosas y ya empiezan a apuntar lo que serán en el futuro y es una delicia poder ver cómo van evolucionando. Y volvemos al primer día en que Charlie Brown confiesa que está deprimido: va andando y se queja de que está siempre deprimido. Luego se cruza con Schroeder, que también va andando cabizbajo y Charlie dice que no es el único que está deprimido y que esto es posiblemente lo único que puede levantarle el ánimo. Clásico y perfecto.
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