jueves, 9 de julio de 2009

'La maravillosa vida breve de Oscar Wao' de Junot Díaz



Cuando en una novela te interesan más las notas a pie de página sobre historia dominicana que no la novela en sí es que está fallando algo. Hay una escena en la magnífica serie 'Freaks and geeks' en la que Bill (el mayor geek del reino) le dice a su amigo Neal (otro geek) que no quiere jugar al juego de la botella porque no quiere ver la cara de decepción que pondrá la chica cuando vea que le ha tocado besarlo a él. Está claro que quién escribió esta escena sabía exactamente lo que era sentirse un nerd, un bicho raro, un marginado. No esperaba que 'La maravillosa vida breve de Oscar Wao' fuera la bomba, pero esperaba que hubiera unas cuantas escenas así, que describieran con humor y melancolía lo que es no encajar en el instituto, que hicieran del libro un libro simpático. No esperaba que Oscar Wao fuera la bomba, pero tampoco esperaba que fuera una novela sosa, previsible, torpe e intranscendente. Sí, Oscar Wao es un nerd, pero es un nerd tan tópico, descrito de una forma tan superficial, que más que escrito por otro nerd, parece escrito por un bully. Nunca sentí ni la más mínima empatía por Oscar. Me pareció un pozo de autocompasión y estupidez inaguantable. Me cayó tan mal que incluso yo tenía ganas de zurrarlo.

El libro se puede titular 'La maravillosa vida de Oscar Wao', pero en realidad Oscar no es el único protagonista, en realidad se trata de la narración de la historia tres generaciones de una misma familia. (¿Por qué todos los escritores de hoy en día creen que para escribir una gran novela tienen que escribir una saga familiar?) La intención es que la novela sea una tragedia y nos quiere hacer creer que la familia de Oscar Wao sufre una maldición. No cuela. Muchos muertos (y muchas palizas) no equivalen a una tragedia. Además, para tener una tragedia deberíamos sentir que los personajes a través de su sufrimiento se ennoblecen y ganan en profundidad, algo que en esta ocasión no pasa ni de coña. Lo de la maldición tampoco cuela, porque todas las desgracias que les pueden pasar a los personajes son más por culpa de su estupidez y de su exceso de confianza que de otra cosa. En los tres casos pensé: "Sí, la vida es muy dura y se tiene que comer mucha verdura, pero os está bien empleado". Puede parecer que soy una bruja sin compasión, pero es que, lo repito, los personajes eran tan planos que me fue imposible creérmelos. Sí, Trujillo fue muy malo, pero esta novela es ridículamente ambiciosa, nada divertida y torpemente estructurada y escrita. Es una novela que desde casi al principio adivinas todo lo que va a pasar, pero nunca te engancha de la forma suficiente como para llegar a querer saber cómo pasará lo que adivinas que va a pasar. Es de esas novelas que me hacen perder la fe en la literatura contemporánea.

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