Se ha comparado 'El desierto de los tártaros' de Dino Buzzati a Kafka y a Beckett, pero la verdad es que no tiene ni el sentido del humor ni el ingenio verbal de Beckett ni la angustia y el aire a pesadilla hilarante de Kafka. También he visto que se comparaba con 'La montaña mágica' pero tampoco tiene la riqueza y el peso (literal y figurado) de esta novela de Thomas Mann. Me cuesta entender por qué parece tener tanta popularidad. El protagonista de 'El desierto de los tártaros' es Giovanni Drogo, un joven oficial que es destinado a la fortaleza Bastiani, perdida en medio de ninguna parte y que tiene la misión de salvaguardar la frontera con un desierto a través del cual nunca ha llegado ningún asomo de amenaza. Giovanni al principio se quiere quedar por sólo cuatro meses, pero las cosas se complican y se quedará allí esperando algo que nunca va a llegar.
Se nota que a Buzzati, al escribir esta novela, no le interesaba ni el estilo ni los personajes, sino los hechos que quieren transmitir cierto mensaje existencialista. El estilo es parco y árido, mientras que los personajes son meras fichas al servicio de una historia. Los personajes nos son descritos de una forma superficial, por eso prácticamente no pude empatizar con ninguno, a excepción de contadas ocasiones, como cuando describe la soledad que siente Drogo al llegar a la fortaleza y la sensación de desarraigo cuando está de permiso en su antiguo pueblo. Pero estos breves flashes de buen oficio son demasiado escasos. Lo que importa en esta novela es la trama, que no es nada más que una alegoría pesimista del vacío de la existencia. El problema es que es tan poco sutil, la metáfora es tan obvia y toda la historia tan previsible, que servidora no pudo evitar tener la sensación de que un profe muy aburrido le estaba explicando una lección que ya se sabía de memoria. Tuve que esforzarme y obligarme a terminarla. No dejo de tener la sensación que esta historia, contada de esta forma, sólo daba, como mucho, para un relato.
8 comentarios:
... yo tampoco la pude acabar. De hecho creo que casi no la empecé. A las 10 páginas uno ya lo ha pillado y para qué seguir leyendo semejante tostón.
Bueno, es un alivio ver que no soy la única persona en este mundo que no le ha gustado este libro, porque ya empezaba a creer que lo era...
.... me temo que hay muchos más pero no salen del armario...
También podría ser eso...
Pues a mi algunos de sus cuentos sí me han gustado. No he leído sus novelas. Creo que me quedaré en los cuentos.
Yo no he leído ninguno de sus cuentos, pero es probable que en el futuro me anime porque, ya lo he dicho, esta novela con la extensión de un cuento podría haber sido genial.
Anoche quería acostarme temprano, pero descubrí este blog... Enhorabuena.
La primera vez que me adentré en "el desierto...", me pareció un libro frío, oscuro, inhóspito, como un cuadro de de Chirico. Lo dejé a las 40 o 50 páginas. Un tiempo más tarde cayeron en mis manos los cuentos de Buzzati, que me fascinaron. Decidí volver al desierto, y no me arrepentí. Quizá tengas razón cuando dices que la historia sólo daba para un relato, pero, ¿no podría decirse que muchísimas novelas, incluso las "grandes", son, en el fondo, relatos alargados artificialmente? ¿No podría contarse la historia de la señora Bovary en 50 páginas, la de Raskolnikov en otras tantas...? Yo creo que sí, pero que afortunadamente para nosotros, los autores decidieron "enrollarse" un poquito...
Un saludo
No, claro, todas las novelas se podrían contar con menos palabras. Lo que quería decir es que no importa extenderse si esto significa ganar en profundidad, pero la sensación que tuve con El desierto de los tártaros es que se alargaba por el simple placer de alargarse, que la historia por más que se alargara no aportaba nada nuevo, que no se ganaba en profundidad. No sé, no es que me pareciera un libro malo, pero tampoco me pareció bueno. Pero eso, como ya he dicho, es posible que en el futuro me acerque a sus cuentos.
Saludos y gracias por pasarte por aquí y dejar un comentario :)
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