miércoles, 13 de enero de 2010

'Pastoralia' de George Saunders


Me compré 'Pastoralia' en la vorágine de consumismo terapéutico que siguió la muerte de David Foster Wallace. Me sentía huérfana y tenía la necesidad de comprar cualquier cosa que estuviera mínimamente relacionada con él, ya fueran libros que se consideraran únanimamente como influencias suyas o libros que había mencionado en alguna entrevista como libros favoritos. Así pues, he tardado más de un año en leer este libro que DFW mencionó alguna vez como uno de los libros que más le habían gustado en los últimos años. Para mí, tampoco es tanto. Tengo la costumbre de apuntar con lápiz en la primera página de todos los libros el día y el lugar en el que lo he comprado, y también la de anotar en la última página el día en que lo he terminado. Y a veces pueden pasar tres o cuatro años entre las dos fechas.

'Pastoralia' son seis cuentos protagonizados por perdedores que no paran de pisar mierda, perdedores que fantasean con una vida mejor pero que no hacen nada para conseguirla, perdedores que detestan a otros perdedores y se intentan convencer que en realidad ellos no lo son. La moraleja del libro sería que nos matamos trabajando en trabajos de mierda que odiamos, trabajamos, trabajamos, trabajamos, somos infelices, trabajamos, trabajamos, trabajamos, somos desgraciados, trabajamos, trabajamos, trabajamos y al final morimos. Pero la cosa no se acaba aquí. Cuando estamos en la tumba, tenemos tiempo para pensar en la vida de mierda que hemos llevado. Y quizás podemos volver tal cual zombies para intentar hacer todas las cosas que durante nuestra vida no podimos hacer. Pero entonces ya es demasiado tarde porque estamos muertos y nos caemos a trozos.

Se trata de cuentos que encadenan desgracia tras desgracia, en los cuales la única forma que tienen los personajes de no comer tanta mierda es jodiendo a los demás. Parece que no hay salida: si tienes un mínimo de decencia, no fastidiarás mucho más a otro para fastidiarte un poco menos a ti mismo. Así que te tienes que acabar el plato de mierda tu solito, porque nadie te ayudará. La acumulación de desgracias es tan exagerada que casi cae en el ridículo. Como lectora no puedes evitar preguntarte si no te estará manipulando. Pero lo que salva el libro es el sentido del humor grotesco. Ante tanta acumulación de desgracias no puedes dejar de pensar que esto en parte es una comedia, que nada va en serio, que es todo coña. Pero a la vez sabes que va totalmente en serio, porque así es la vida. La mezcla de humor y drama dickensiano es única, funciona perfectamente bien. Es un libro tan hilarante como deprimente. Estamos ante una comedia terrorífica o una parodia deprimente, lo que gustéis.


- 'Robles de mar' (uno de los cuentos de 'Pastoralia', traducido y enterito).




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