Mientras conducía el viejo Ford de regreso a Westport, Tom se decía que él había vivido en cuatro mundos completamente separados. Uno era el mundo loco, poblado de fantasmas, de su abuela y de sus difuntos padres; otro, el mundo aislado en el que había actuado de paracaidista, del cual era mejor no acordarse; otro, el mundo pragmático de edificios con tabiques de cristal opaco como la United Broadcasting Corporation y la gundación Schanenhauser. Y por último un mundo completamente independiente, el de Betsy y Janey y Barbara y Pete, el único de los cuatro que valía la pena. Tom se dijo que había de existir alguna conexión entre aquellos cuatro mundos; pero era mucho más fácil pensar en ellos como si estuvieran enteramente separados.'El hombre del traje gris' (p. 33) de Sloan Wilson
(traducción: Baldomero Porta)
martes, 9 de marzo de 2010
Teaser Tuesday: 'El hombre del traje gris'
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